Rabat suma y sigue

Fue el día de Thomas Luthi, pero poco le importaba eso a Tito Rabat, líder de la categoría, favorito al título de Moto2, concentrado en sumar una carrera tras otra sin errores y con buenos resultados, siempre, a ser posible, por delante de su compañero de equipo, el perfeccionista Mika Kallio. Así lo había hecho en las últimas cuatro carreras, en las que sumó tres victorias consecutivas y un segundo puesto. Y así lo hizo también este domingo en Motegi, donde dio por bueno un tercer puesto más que suficiente, pues le ayuda a ampliar su ventaja al frente de la general. Ahora tiene cinco puntos más de ventaja con Kallio (quinto, a la postre), 38 en total. Y ya puede empezar a pensar en la carrera de Australia, donde será campeón si gana la carrera y el finlandés es, como mucho, cuarto.

Así es como se ganan los títulos, pasito a pasito. Y el de este fin de semana en Japón fue comedido. Pero pisa sobre seguro Rabat, que tiene claro que no puede despistarse lo más mínimo en una categoría con tantas motos y tanta competencia.Se siente fuerte y no duda. No lo hizo cuando sintió la mirada de Kallio en el cogote. Por mucho que la presión atenazara sus músculos en las primeras vueltas –“He sido un poco conservador. Es muy difícil sacarte de la cabeza que te estás jugando el título”, se sinceró–. Aún así, se enganchó a Zarco, primero, y a Viñales después para poder romper el grupo y dejar tirado al finlandés. Era mejor su ritmo, y con esas dos o tres décimas de diferencia (medio segundo, incluso, en algún giro) fue trabajando su podio vuelta a vuelta. A falta de seis giros se dio cuenta de que nunca cogería a Viñales (que firmó la vuelta rápida en busca de una victoria que se le resistió), perseguidor insaciable de Luthi, que se paseó en solitario por la pista japonesa. Pero Rabat ya había conseguido su objetivo: alejarse de Kallio. Además, Zarco le echó una mano. Un error le hizo perder algunas posiciones cuando rodaba segundo después de nueve giros. Y buscando su ritmo acabó pasando finalmente a Kallio, que terminaría quinto.

El que no logró su objetivo (ganar, como hizo en Aragón) fue Viñales. Nunca rompió la barrera del medio segundo con respecto a Luthi. El suizo mantuvo su ventaja merced a una constancia que parecía haberle abandonando en los últimos años. Y no hubo quien le diera caza. No ganaba desde que lo hizo en Le Mans el 2012. Un accidente tremendo el año pasado le dejó fracturas en el brazo, el codo y el hombro. Y temió, a sus 27 años, no poder nunca volver a competir como antes. Lo hizo en Japón. Logró una victoria perfecta. Y balsámica.