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El tango de Mascherano

El argentino vuelve a jugar de mediocentro para ordenar al equipo y firma un partido de lo más completo

Jordi Quixano
Mascherano, en pugna con Milik
Mascherano, en pugna con MilikFERNANDO ZUERAS (DIARIO AS)

Como Cristóbal Colón o los muñecos inflables que durante los partidos sitúa el Barça tras las porterías, Mascherano levantó el brazo y el índice para dar órdenes sin parar, todo un capataz en la medular que dirigía con acierto el momento de lanzar la presión, ordenar la unión de las líneas, corregir a los volantes, incluso actuar de palanca del equipo para oxigenar el juego con el primer toque o el desplazamiento largo… Nada se escapó a su lectura del encuentro, al recorrido de sus piernas. El Jefecito al cubo. “Se le ve que está muy cómodo en el campo y nos da mucho en ese puesto”, resolvió Bartra. “Tiene un buen control del juego y eso lo sabemos todos. Además sabe organizar al equipo”, le elogió Ter Stegen.

Cuando se fichó a Mascherano, en 2010, la idea era que ocupara el vacío que dejaba Touré para dar relevo a un Busquets siempre castigado por los minutos acumulados. Pero Guardiola le convenció de que tendría protagonismo atrás, de central, porque entendía el fútbol como pocos. Y ahí se quedó. Circunstancia que hace dos años le hizo plantearse su futuro y que en el curso anterior decidió; se iría al Nápoles, donde Benítez le daba la batuta del equipo.

Ocurre que su estupendo Mundial y Luis Enrique expresaron lo contrario, por lo que el 14, que siempre quiso estar en el Barça —“no importa el dinero, sino que salga en mi currículo el haber jugado en el Barça”, dijo en su día al área deportiva—, se dejó querer y convencer. “Sobre todo porque el técnico tenía claro que era central, pero que también aportaría de mediocentro y que jugaría en las dos posiciones”, explican desde las oficinas del club. Algo que chirrió ante el Apoel, cuando decidió apostar por Samper. No así en la jornada pasada de la Liga, ante el Eibar, cuando completó un partido tan notable como sencillo, nada exigido ante un rival replegado que optó por el 5-3-2.

Siempre le he visto más como defensa, pero lo ha hecho muy bien en este rol” Luis Enrique

“Siempre le he visto más como defensa, pero lo ha hecho muy bien en este rol”, concedió el técnico. Y contra el Ajax, en un duelo mucho más complicado para la posición, amplió su idilio con el eje. Y con Luis Enrique. “A lo largo de la temporada las opciones van cambiando. Masche puede jugar en las dos posiciones a un nivel alto. Lo está haciendo muy bien”, concedió el técnico. Le secundó Bartra: “Ha estado genial, desde luego”. Y Ter Stegen: “Es que se le ve muy cómodo”.

No presionó el Ajax tan alto como anunció De Boer, y Mascherano pudo actuar de tercer central para ayudar en la salida. Y, como Bartra y Piqué, probó de vez en cuando el desplazamiento en largo a Alba, que recuperó la motocicleta. Pero también dio la pausa y repartió juego en corto, más jefecito que nunca. “¡Tranquilo!”, le gritó a Alves con autoridad, cuando éste le reclamó con persistencia un pase.

Del mismo modo, tan concentrado como estaba en su trabajo, en una ocasión atropelló a Rakitic para recuperar un balón y al tiempo que el equipo festejaba el primer gol, cogió a Piqué y Alves para recriminarles un movimiento. Debía cortar las contras rivales y lo hizo de maravilla, con 13 robos, cuatro más que Piqué, el segundo en la estadística. En el segundo tanto, sin embargo, se dejó ir, quizá porque fue él quien robó el esférico en una anticipación y le sirvió el cuero a Iniesta, que conectó con Messi y la red. Y es que el Barça bailó la sardana de siempre con un tango de fondo, el que puso Mascherano.

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