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Paso de gigante de Murray

El escocés derrota a Ferrer en semifinales y roza la clasificación para la Copa de Maestros

J. J. M.
Murray celebra su victoria ante Ferrer.
Murray celebra su victoria ante Ferrer. JOSE JORDAN (AFP)

Andy Murray ya roza la clasificación para la Copa de Maestros: con un solo torneo por disputar (Masters 1.000 de París-Bercy), el escocés ganó 6-4 y 7-5 a David Ferrer en semifinales del torneo de Valencia, se citó en la lucha por el título con Tommy Robredo (7-6 y 7-6 a Chardy), y se consolidó en el octavo puesto de la clasificación del año, último que da acceso a la cita (el español es noveno). Por tercer torneo seguido, los dos rivales se cruzaron (Murray, 2-Ferrer, 1) y de nuevo saltaron chispas por su estilo de alto ritmo y lo mucho que había en juego. Sin embargo, no todo está perdido para Ferrer: la baja de Rafael Nadal, que se operará del apéndice y la espalda, y las dudas que provoca el estado físico de Kei Nishikori, desaparecido del circuito, le sitúan de momento dentro de la Copa, aunque perseguido de cerca por Milos Raonic (décimo) y Grigor Dimitrov (undécimo).

Ferrer, durante su partido con Murray.
Ferrer, durante su partido con Murray.Manuel Queimadelos Alonso (Getty Images)

Antes, lo que pasó en Valencia. En los momentos decisivos, al español le abandonó el saque. Puesto frente a un restador de la categoría del británico, Ferrer cometió seis dobles faltas, incluidas dos en el juego inaugural. Ahí concedió el break, lo que dejó una marca indeleble en un encuentro discutido a cara de perro. Aunque el número cinco mundial tuvo su primera bola de break cuando Murray sacaba por el parcial, pronto se vio 4-6, 0-3 y saque de su rival abajo.

El instante perfecto para dimitir. ¿Para qué seguir si Murray tiene un saque supersónico con el que defender cualquier ventaja? ¿Para qué continuar si se compite bajo techo, uno de los escenarios preferidos del británico? ¿Dónde encontrar fuerzas, si Murray ya se impuso la semana pasada a Ferrer, en la final de Viena y pese a que el español sirvió por el título? ¿Por qué creer en pelear, luchar, sudar, cuando enfrente hay un Himalaya y se intenta la escalada sin la mísera compañía del peor abrigo?

Pues porque Ferrer, de 33 años, ha hecho carrera poniéndole buena cara a la adversidad y riéndose de las preguntas derrotistas. Poniéndole carne a su leyenda de perro de presa, el español recuperó la desventaja (de 0-3 a 4-3) y tuvo una bola de break para endosarle a Murray un 5-0. Casi nada. El escocés, en cualquier caso, no ha ganado dos medallas olímpicas y dos torneos del Grand Slam porque se deje asustar por la reacción de sus rivales. Con convencimiento, puede ser un peso pesado. A Ferrer, siempre corajudo, siempre ejemplar y conmovedor en el esfuerzo, le falta un milímetro para entrar en esa categoría, incluso cuando se enciende su drive llameante. Con más armas y casi las mismas piernas, Murray detuvo sus acometidas. Para los dos, Londres queda hoy un poquito más cerca.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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