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Toni se adueña del clásico

El centrocampista alemán permite al Madrid desmoralizar al Barça elevando la posesión del 32% al 42% respecto al curso pasado Ancelotti advirtió a sus jugadores que la prioridad era cuidar la pelota

Diego Torres
Kroos conduce el balón ante Busquets.
Kroos conduce el balón ante Busquets.EFE

El año pasado le preguntaron qué le gustaba hacer en sus ratos libres y Toni Kroos dijo que su actividad preferida era caminar por los bosques, esos bosques que salpican el paisaje alemán y que están al alcance de cualquier vecino, en casi cualquier región del país. Esos bosques de hayas y robles centenarios que hacen que las personas parezcan insignificantes. Lugares solitarios, extraños para los futbolistas pero no tan raros para Kroos, nacido hace 24 años en la localidad pomerana de Greifswald, junto al Báltico.

El sábado, este muchacho de tranquilo aire bucólico hizo algo aparentemente sencillo: tocar. Tocar el balón en corto asegurando la posesión. Tocar para que se lo devolvieran. Tocar y moverse. Tuya-mía, que decían los antiguos. Tiqui-taca, que dicen los modernos. Un une-deux, en la versión de Benzema. Esta operación, repetida con insistencia cada vez que el Madrid tuvo la pelota en el clásico, fue suficiente para erosionar poco a poco la moral de un rival que durante años mostró una convicción férrea.

Kroos dio 57 pases buenos: más que cualquiera de sus compañeros

El entrenador, Carlo Ancelotti, alteró el plan hace semanas. Contra el Barça redobló la orden. Pidió a sus jugadores que cuidaran la pelota. Que no buscaran inmediatamente el cambio de orientación, que no se limitaran a saltar líneas con pases a Cristiano o Benzema, como en otra época. Que tocaran, que se ofrecieran, que apoyaran al compañero, y que lograsen que el rival permaneciera corriendo detrás de la pelota durante el mayor tiempo posible porque a Messi, Xavi, Neymar, Iniesta y Busquets no había nada que les doliera más que tener que ir y volver campo arriba y abajo detrás de oponentes que esconden la pelota. Dicho y hecho. Incluso en desventaja. Cuando el Barcelona hizo el 0-1, en lugar de buscar rápidamente la portería de Bravo, los compañeros le daban la pelota a Kroos. Y Kroos controlaba y tocaba. Se la pasaba atrás a Ramos, o se la entregaba a Modric, o a Marcelo, o a Isco. Y ellos se la devolvían, y así, hasta que aquello se convertía en una especie de guerra psicológica.

“Sería el mejor del mundo con alas que lo ayuden, no con CR y Bale”, dicen los analistas

Usaron las armas del propio Barcelona para desquiciar al Barcelona. No fue casual que el Madrid lograra remontar un resultado parcial adverso en un clásico por primera vez en 26 años. Y no fue casual que aquellos predecesores madridistas, abanderados por la Quinta, también fueran maestros del toque. Kroos dio 57 pases buenos: más que cualquiera de sus compañeros.

Ancelotti felicitó a sus jugadores tras el definitivo 3-1 por haber sido pacientes y evitar los pelotazos: "La clave del partido fue que después del gol de Neymar supimos mantener la idea de atacar no solo con contragolpes sino con una posesión eficaz del balón".

Kroos, durante el partido.
Kroos, durante el partido.

Ancelotti comprendió que con futbolistas de la sensibilidad de Kroos su equipo no podría jugar como el año pasado, esperando atrás y contragolpeando. Por más que se esforzaran, el alemán y sus colegas no tenían mentalidad de marcadores. Puesto que sin el balón les costaba ser agresivos, el entrenador concluyó que lo mejor es que lo tuvieran todo lo que puedan. Las estadísticas de tiempo de posesión del Madrid en los últimos tres clásicos resumen el intento: 32% en la Liga 2013-14; 32% en la final de Copa; y 42% el sábado. Ese 10% hizo la diferencia. Lo que dista entre un Barça competitivo y un Barça rendido.

El plan habría sido imposible si Kroos no hubiese gozado de la complicidad de sus compañeros. Todos los jugadores del Madrid que ocuparon la franja central del campo de la defensa hacia adelante, salvo Cristiano, han sido mediapuntas en algún momento de sus carreras. Kroos jugó por detrás del delantero centro cuando militó en el Bayer Leverkusen, la temporada 2009/2010. Lo mismo que hace Benzema desde juvenil. La misma posición que convirtió a Modric en un profesional. La misma que infundió a Isco la pasión necesaria para llegar a Primera. La labor que hizo de James una de las figuras del Mundial de Brasil.

Su familia pertenecía a la aristocracia de la Alemania Oriental: los deportistas

Lo advirtieron los peritos que siguieron a Kroos antes de su fichaje por el Madrid: "Tiene las condiciones de Illarra elevadas a la máxima potencia: alto poder combinativo, correcto defensivamente pero poco agresivo, con carencias físicas, buen pelotero, pero sin demasiado carácter... Que nadie espere que venga a morder. Si no, recuerden lo que hizo en el Allianz Arena en la vuelta de las semifinales de la última Champions... Magnífico en el 4-2-3-1 para acompañar al pivote con dos alas que trabajen para atrás, como hacen Di María, Robben o Reus. Así podría ser el mejor del mundo pero no con Cristiano y Bale... ".

Kroos encajó perfectamente en el perfil elaborado por los expertos. Su familia pertenecía a la clase aristocrática de la Alemania Oriental: los deportistas. La madre, Brigit, jugó en la selección de bádminton de la RDA, el padre, Roland, fue futbolista profesional de la Primera División del país, y actualmente entrena a los juveniles del Hansa Rostock. Cuando iba a la escuela primaria, su maestra le obligaba a jugar sin zapatillas para equiparar su enorme habilidad a la de sus compañeros y así permitir que todos tuvieran la oportunidad de ganar partidos. Ahora que ha ganado la Copa del Mundo es imposible cambiarle la disposición encopetada. Sus colegas madridistas dicen que se ve a sí mismo como un virtuoso y no le da la gana arremangarse. Mucho menos quitarse las zapatillas. Hará lo que pueda. Pero siempre disfrutando.

Kroos se despistó en la cobertura a Messi antes del gol de Neymar

Los peritos acertaron en otro punto: rinde mejor rodeado de centrocampistas que de atacantes puros. Con Bale y Cristiano en el mismo once, el alemán sufre más que con uno solo de los goleadores. La prueba es que incluso acompañado de cuatro mediapuntas —y por más que Modric lo relevara en el mediocentro cada vez que él basculaba— los movimientos defensivos de Kroos en el clásico nunca resultaron muy solventes. El gol de Neymar llegó tras un descuido suyo en la cobertura de Messi.

Los desajustes son previsibles. La superpoblación de especialistas del último pase ha descompensado tácticamente la plantilla. Hoy por hoy, los veteranos del Madrid creen que es imposible conseguir que el equipo sea sólido en defensa.

Ancelotti adopta una postura de impenetrable lógica: ya que no saben defender bien, deben atacar más. Para eso sirve la flema bucólica de Toni Kroos.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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