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“No sé dónde está mi límite”

El delantero del Celta de Vigo se enfrenta al Barcelona, su equipo de la niñez

Nolito, en las instalaciones del RC Celta en A Madroa (Vigo)
Nolito, en las instalaciones del RC Celta en A Madroa (Vigo)Lalo R. Villar

Sale el sol en los campos donde entrena el Celta, Vigo hace honor a su fama de ser la California gallega y a un hombre del sur como Manuel Agudo Durán “Nolito” (Sanlúcar de Barrameda, 1986) le brilla la sonrisa. “Lo que quiero es ser feliz”, repetirá a lo largo de la charla. Lo parece y no ha tenido sencillo llegar a ese punto. Recién nacido, sus abuelos recibieron su tutela. Se crió con ellos y una prole de tíos a los que considera sus hermanos, con 13 años comenzó a trabajar en una carnicería, con 16 se fue a Valencia a intentar ser futbolista. Dos años después estaba de vuelta. “No todo es bonito en el fútbol”, dice el máximo goleador nacional de la Liga, el segundo español que más asistencias da, dicen que el próximo refuerzo de La Roja. Hoy se muestra en el Camp Nou contra el equipo que le hizo debutar en Primera con 24 años.

Pregunta. Los dos próximos partidos de la selección son en Huelva, cerca de su casa, y en Vigo. ¿Sería un motivo para convocarle?

Respuesta. No creo que la selección necesite eso. Y yo tampoco. Seguro que no tiene que ver que se juegue aquí o en Bulgaria. Hago mi trabajo en el Celta muy orgulloso y seguro que Del Bosque nos ve a todos. Siempre pienso que lo mejor está por llegar.

P. Hoy le espera el Barcelona, su equipo de niño y en el que llegó a jugar. ¿Cómo vive un profesional enfrentarse al equipo de su corazón?

R. De manera especial porque además me ayudaron mucho, pero con el deseo de dar el pelotazo y después, si Dios quiere, que ganen ellos la Liga.

P. ¿Qué le dio el Barça?

R. Allí convertí mi sueño en realidad. Nunca pensé en jugar en Primera y lo logré en mi equipo. Después está el trato al profesional, como entienden nuestro trabajo y tratan al futbolista.

P. ¿Y Luis Enrique?

R. Me dio mucho también. Profesionalmente aprendí a cuidarme con la alimentación, a ver el fútbol de otra manera, a colocarme en el campo. En lo personal me aportó una serie de valores. Hablábamos mucho y hay cosas que nadie sabrá y que ha hecho por mí. Es un tipo legal de pies a cabeza.

P. ¿Y en el fútbol abundan los otros?

R. Sí. El fútbol es la vida

P. ¿El Celta actual es una continuación de lo que armó Luis Enrique?

R. Es parecido. Este año tuvimos la suerte de empezar bien y eso nos da confianza, pero seguro que vendrán circunstancias más difíciles. Cada entrenador tiene su método, pero yo ahí no me meto porque de eso no tengo ni idea. Me adapto a lo que me piden.

P. ¿Dónde aprendió a jugar al fútbol?

R. Me gustaba la pelota y debajo de mi casa había una pista de fútbol sala. Allí echaba el día. Si en algún momento no juntábamos diez chavales hacíamos partidillos de dos contra dos o tres contra tres. Me apuntaron a un club de Sanlúcar, al Unión Deportiva Algaida, pero donde más jugaba era en la calle. Se fue perdiendo eso. Mi hermano pequeño ya jugaba al fútbol de diez días uno, con la consola, los móviles, el ordenador… El recuerdo de mi infancia es aquella pista llena y que me vinieran a buscar a las diez de la noche. Y allí aprendí de todo. Ahora vuelvo a casa, la veo vacía y me da pena.

P. ¿Cómo es Sanlúcar?

R. Un sitio para vivir muy bien. Quien no lo conozca que vaya. Muchos viven del mar, también de la ferralla… gente humilde. ¡También hay abogados y de ! Un pueblo espectacular.

P. ¿Un niño de la calle se divierte ahora con el fútbol?

R. Tienes que hacerlo. Y es la clave. Está claro que vas a tener problemas, que la gente te exige, pero si te gusta y entrenas con alegría teniendo cualidades es posible llegar a tus objetivos, sea con 20 o con 28 años. Voy a ver partidos de niños y veo a los padres gritándoles… ¡Deja a tu hijo jugar tranquilo, te crees que que es Maradona! Están para disfrutar y les piden 20 goles y 4 chilenas.

P. ¿Usted sintió la exigencia?

R. Con 16 años cuando me fui al Valencia, sí. Seguro. Nunca había salido de casa, estaba solo, los compañeros igual tampoco eran como me gustaría… Lo pasé mal el primer año y aún estuve otro más. Me decía a mí mismo que tenía que triunfar, que estaba allí para eso. Pero aprendí, me vino bien, me hice adulto.. y volví al Sanluqueño.

P. ¿Recomendaría esa experiencia?

R. A un chico le diría que decidiese él. Para mí era una situación difícil y había que coger el toro por los cuernos. Mucha gente me ha ayudado en la vida, pero sé que lo tengo es gracias a mi trabajo. Lo he pasado mal, subí, bajé, pero he sido constante y traté de que los malos momentos fuesen cortos. Cuando volví a Sanlúcar no sabía si iba a llegar. Muchos compañeros están ahora en Tercera ganando 500 euros y se dejaron su infancia intentando llegar más arriba, pero hay que intentar aprovechar este don que nos ha dado Dios, ganar dinero, disfrutar del juego y vivir este privilegio. Siempre tuve claro lo que quería ser y no sé dónde está mi límite.

P. Tras el Sanluqueño se fue al Ecija y una eliminatoria contra el Madrid galáctico le puso en el escaparate.

R. Fue mi primer año allí y no jugaba mucho. Estuve mejor la temporada siguiente, cuando me llamó el Barça para su filial.

P. Entonces no jugaba por la banda.

R. Empecé en Barcelona. Me pedían mucha movilidad. Hubo momentos en los que no jugaba en el B, pero acabé debutando en el primer equipo con Guardiola. Me vestía con Messi, Iniesta o Ibrahimovic y no me lo creía. Respetaba, admiraba e intentaba hacer lo que me pedía Pep.

P. ¿Le dolió salir?

R. No. Ahora estoy feliz en Vigo, firmé cinco años más, llueve menos… he hecho amigos, la niña también en el cole, mi mujer está encantada. Tengo trabajo y las cosas están bien, así que para qué salir si al club no le interesa. El Celta apostó por mí.

P. ¿Volverá a Sanlúcar?

R. Seguro. Ya lo hago ahora y no vea como desconecto comiendo pescaíto frito, langostinos y jamón.

P. ¿Para quién será su primera camiseta de la selección?

R. Esa ya la tengo comprometida…

P. Ya cuenta con ir.

R. Bueno, si tengo la suerte de que me llamen pediré a mis compañeros que me la firmen y la colgaré en una pequeña bodega que tengo en mi casa de Sanlúcar con recuerdos como si fuera un pequeño museo. Por lo menos para que mis nietos vean que al menos estuve en un entrenamiento con la selección. Pero si me llaman pelearé por tener continuidad.

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