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El Málaga empuja a la Real y a Arrasate al precipicio

Amrabat da una lección de pundonor y precisión en Anoeta y propicia la victoria del conjunto andaluz (0-1)

Zurutuza y Camacho luchan por un balón.
Zurutuza y Camacho luchan por un balón.Juan Herrero (EFE)

La tensión es buena para competir; la hipertensión atrofia la circulación del fútbol y pude provocar el colapso del juego. La Real padece hipertensión en el campo y en la zona técnica, atacada por los malos resultados y por un estado de nervios que esta semana ha afectado a la gobernanza del club, con actitudes públicas erráticas que han engordado aún más las arterias de la entidad. Con ese diagnóstico, la Real optó por un tratamiento conservador de la enfermedad: se puso la coraza en el centro del campo, frenó a sus laterales, ató a los centrales y se olvidó de Carlos Vela, abandonado a su suerte, jugando tan de falso nueve que era un nueve tan falso que parecía un doce.

Con la Real acorazada, el Málaga descubrió la tranquilidad, ese estado de placidez que te proporciona un rival acobardado y que le llevó, sin embargo, a disfrutar del medioambiente y aceptar el pequeño combate en el centro del campo. Así, ambos convinieron un tonteo del balón sin demasiado sentido convirtiendo esa parcela en una pista de autos de choque que salía a falta por minuto. Las cuatro esquinas de Anoeta eran desiertos inexplorados; el círculo central, una pista de baile atiborrada de danzarines poco avezados, más bien torpes. Entre pisotones, apenas se produjeron dos apretones en el área: una faltita de Antunes, un cabezazo de Zurutuza.

No era música de baile, precisamente, la que sonaba en Anoeta. A la Real le frenaba la precaución, o sea, el miedo, es decir, la hipertensión. Le frenaba tanto como para olvidarse de su mejor futbolista, Carlos Vela, sometido a un papel secundario, casi de meritorio. Y le frenaba al Málaga una cierta autocomplacencia, no exenta de trabajo. Mucho sudor, poca colonia.

Real Sociedad 0 - Málaga 1

Real Sociedad: Zubikarai; Zaldua, Ansotegi, Iñigo Martínez, Yuri (Granero, m. 76); Markel Bergara, Rubén Pardo (Agirretxe, m. 67); Hervías, Zurutuza, Canales (Finnbogason, m. 84); Carlos Vela. No utilizados: Bardají, Mikel González, Chory Castro y Gaztañaga.

Málaga: Kameni; Rosales, Sergio Sánchez (Miguel Torres, m. 52), Weligton, Antunes (Duda, m. 64); Camacho, Darder; Samuel (Recio, m. 68), Juanmi, Castillejo; Amrabat. No utilizados: Ochoa; Juanpi, Santa Cruz y Ricardo Horta.

Gol: 0-1 M. 72. Juanmi.

Árbitro: Jaime Latre. Mostró tarjeta amarilla a Yuri, Zurutuza, Weligton, Darder, Samuel y Amrabat.

Unos 26.000 espectadores en Anoeta.

La Real no cambió de estilo en la segunda mitad, pero sí de actitud, como si le hubieran soltado alguna soga del cuerpo. No había creatividad en un centro del campo en el que Zurutuza era solo entrega, Canales energía sin control y Rubén Pardo una nube oscura. Al Málaga le tembló el puso cuando se lesionó primero, Sergio Sánchez, y luego Antunes, ambos por problemas musculares. Javi Gracia tuvo que reordenar la defensa de forma apresurada con Torres y con Duda. Y la necesidad fue virtud. Amrabat es un delantero tan poderoso como engañoso. Aparenta al típico fortachón que intimida a la chavalería del barrio, delantero que gusta de acomodarse en los centrales para oponer el cuerpo a cuerpo, pero sin embargo atesora en su pierna derecha un compás escondido. Su pase a Juanmi para que batiera a placer a Zubikarai fue un prodigio de sutileza, un arco perfecto para alejar lo suficiente el balón de la carrera del defensa y de la salida del portero, antes de que le llegara al segundo dedo del pie de su compañero. Fue una contra fulgurante, subsiguiente a un libre indirecto que había botado la Real.

Por si había alguna duda sobre si fue una sutileza técnica o un golpe de fortuna, el delantero holandés de origen marroquí lo repitió minutos después, exactamente igual, pero su compañero Darder remató al poste a portería vacía. La Real estaba muerta y las incorporaciones de Agirretxe y Finnbogason fueron anécdotas en su mar de lágrimas. Anoeta clamó al final contra todo y contra todos. La etapa de Arrasate toca a su fin. El Málaga sigue en su nube sólida con su cuarta victoria consecutiva.

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