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El Madrid sobrevuela al Barça

El buen juego madridista contrasta con la improvisación blaugrana

Ramon Besa
Luis Enrique, durante el partido ante el Celta.
Luis Enrique, durante el partido ante el Celta.Manu Fernandez (AP)

El Madrid juega liberado desde que en mayo alcanzó la Décima después de 12 años de frustración que se acabaron con Ancelotti aclamado por sus futbolistas en Da Luz. Aspira Florentino a que Lisboa se convierta en el mismo punto de partida que fue Wembley para Núñez después que el Dream Team de Cruyff levantara la primera Champions en 1992.

Asumió el Madrid la salida de Xabi Alonso y Di María con la misma flema que antes vio partir a Özil y digirió las derrotas con la Real y el Atlético como accidentes del fútbol que se podían corregir si las individualidades se plegaban al colectivo. Aunque no ha saciado su apetito, Cristiano Ronaldo se ha dado cuenta de que puede marcar tantos goles y ganar los mismos premios que Messi si se asocia con Benzema y atiende al juego de Isco, James, Kroos y Modric, como cuando el argentino ponía la firma a los pases de Xavi, Iniesta, Busquets y Alves.

Nadie mejor que Benzema, futbolista de equipo por excelencia, el ariete más artista y generoso del torneo, para combatir el egoísmo de CR. El portugués ya no necesita anotar tripletes para ser feliz mientras Messi vuelve a poner cara de depresivo, harto de perder, sin saber qué debe hacer para volver a ganar, si arrimarse al área o descolgarse, incapaz de decir si será verdad que cuanto más cerca está de la portería, más cercana tiene la victoria el equipo por la misma razón que cuanto más lejos está del arco, más se aleja el Barcelona del éxito. La melancolía de Messi es contagiosa.

Ancelotti ha logrado que su equipo huela a nuevo; Luis Enrique lucha contra la regresión del suyo

Hasta Luis Suárez pareció más empeñado en complacer a Messi que en marcar en su debut en el Camp Nou. El uruguayo, sin embargo, tiene tanta hambre como Neymar. Ambos necesitan reivindicarse para justificar sus fichajes por la misma razón que Messi precisa reinventarse a sus 27 años para recuperar el número 1. El buen dúo Neymar-Messi ha quedado cuestionado cuando se ha convertido en trío con Suárez.

Messi-Neymar-Suárez no son equivalentes de momento a Bale-Benzema-Cristiano. No está acostumbrado el Barça a ganar con sus delanteros sino a partir de sus centrocampistas, como se vio en el Mundial de clubes de 2011. Los blaugrana formaron con cinco medios (Xavi-Busquets-Iniesta-Thiago-Cesc), más Alves y Messi, un 3-7-0, como afirmó Muricy Ramalho, técnico del Santos, para encumbrar la obra de Guardiola.

La regresión futbolística ha sido manifiesta en el Camp Nou. Vive el equipo en una permanente transición desde la salida de Guardiola. No pudo continuar la obra Vilanova, que dejó como legado la Liga de 100 puntos, ni tampoco pudo evolucionarla Martino, contratado a la desesperada por Rosell. Ahora ya no hay condicionantes que valgan con Luis Enrique. Los blaugrana han recuperado la billetera y también la cultura del esfuerzo, corren que se las pelan, incluso cuando pierden. El problema es que juegan poco al fútbol y no se sabe muy bien cuál es su plan de juego, apreciación que se agrava si se atiende a los comentarios del choque del sábado. El entrenador se mostró conforme con el partido mientras Mascherano enfatizaba: “Fue un mal partido. No hemos estado cómodos, no hemos desarrollado nuestro juego. Es preocupante”.

El liderato de los barcelonistas, que llegaron a tener siete puntos de ventaja con el gol de Neymar en Chamartín, fue tan efímero como la imbatibilidad perdida en Madrid. Más que a los rivales, el Barça se sorprende a sí mismo con tanta rotación, recula su fútbol, más pendiente de sus figuras que del estilo, falto de organización, estructura y control de partido. El equipo envejece como sus jugadores e improvisa igual que la directiva: nunca se sabe que va a pasar. Hay temor en el Camp Nou a que vuelva el viejo Barça desde que reaparecieron los conflictos institucionales y se han encadenado dos derrotas en vigilias de un calendario exigente (Almería, Sevilla y Valencia). El Madrid en cambio huele a nuevo, estable en el juego y las alineaciones, tan sobrado que puede reservar a Bale, Hoy se divierte y se gusta mientras se atormenta el Barça.

Aunque es pronto para saber hasta dónde llegará la felicidad de uno y la tristeza del otro, el Madrid sobrevuela al Barça. La duda es si le dejará tirado o funcionará el toque de pito de Luis Enrique.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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