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Los regalos de Nico

Los errores de Rosberg en esta segunda mitad del Mundial han facilitado la escapada de Hamilton

Oriol Puigdemont
Hamilton celebra el triunfo en Austin con Rosberg detrás.
Hamilton celebra el triunfo en Austin con Rosberg detrás. Eric Gay (AP)

Si hay algo que Lewis Hamilton no necesita para ganar carreras y títulos son regalos de sus rivales como los que Nico Rosberg le ha hecho últimamente. El último de estos caramelitos se lo ofreció en bandeja este domingo en Austin. Corría la vuelta 24 de la carrera y el alemán lideraba el pelotón con un margen de menos de un segundo sobre el británico. A su paso por la larguísima recta de atrás, Hamilton se pegó tanto como pudo a su vecino, abrió el alerón trasero de su Mercedes (DRS) y le tiró el coche apuntando al vértice de la siguiente curva, a la izquierda, de donde ya salió como líder. Y de allí, hasta el final, hasta cruzar bajo la bandera de cuadros el primero en el que fue su quinto triunfo consecutivo. Una maniobra teóricamente sencilla que esta vez tan bien lo fue a la práctica, gracias una vez más a la indolencia de Rosberg, que no fue capaz de protegerse y cerrarle el hueco.

“Cometí un error, me equivoqué en la forma de buscar la potencia extra del ERS (el motor eléctrico). Pensé que lo hacía bien, pero luego me di cuenta de que no. De este modo, [él] pudo tirarse encima de mí”, justificó Rosberg al bajarse del monoplaza.

En las últimas cinco carreras, el británico ha sumado 53 puntos más que el alemán

Con el de Austin, son ya demasiados los fallos que el chico de Wiesbaden ha concedido en esta segunda mitad de la temporada. Al margen del toque de Spa que dejó a Hamilton fuera de combate y que propició un buen tirón de orejas por parte de la cúpula de su escudería, en Monza se comió dos veces la variante de final de recta, y de este modo facilitó que su colega le terminara superando. Ya más adelante, en Sochi, el germano clavó los frenos inexplicablemente en la primera curva, circunstancia que le obligó a enfilar los garajes inmediatamente para cambiar de gomas y a reincorporarse a la pista a la cola de la caravana. Y si entonces terminó el segundo fue gracias a la tremenda superioridad del prototipo que maneja. En las últimas cinco paradas del calendario, el de Tewin ha sumado 53 puntos más que él, una barbaridad si tenemos en cuenta que conducen el mismo bólido.

Llegados a este punto, Rosberg deberá replantear su estrategia para quemar las últimas naves que quedan en su intento de darle la vuelta al calcetín. Solo tiene dos balas: Brasil y Abu Dabi. “La forma de encarar las cosas no variará. Comprometido al máximo y en modo ataque, tratando de conseguir la ‘pole’ en Interlagos para después ganar. Eso es todo. Aún hay mucho puntos para repartirse y todo puede pasar”, zanja Rosberg, aparentemente tranquilo. Si él lo está todavía lo está más quien ocupa el otro lado del taller de las flechas de plata, a quien le basta con terminar por detrás de él en los dos últimos asaltos para coronarse bicampeón.

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