La solidaridad anota triples

Nieves Cuenca toma la palabra y su charla ya es como una victoria. Su testimonio deja impactados a los jóvenes baloncestistas del Real Madrid y del Alcobendas, todos de 14 años de edad, que se sentaron juntos en una sala de la cafetería edificada en medio del complejo deportivo del Canal Isabel II, en Madrid. “Si mi hermana no hubiera estado, me habría muerto”, afirma la protagonista del acto, señalando a su pariente, también en la sala. Nieves es una superviviente de la leucemia. Sufrió hace 18 años este tipo de cáncer de la sangre, que afecta cada año a 5.000 personas en España, y desde entonces dedica una gran parte de su vida a sensibilizar a los que quieran escuchar su historia. “Donar es vital, donar es necesario”, dice al rematar su intervención, arropada por José Luis Vicario, uno de los mayores hematólogos de la comunidad de Madrid.

La organización de un torneo caritativo de baloncesto para cadetes masculinos de primer año es un poco su trofeo personal cada año. Nieves ejerció el pasado fin de semana de coordinadora de la competición para la Fundación Leucemia y Linfoma, co-organizadora del torneo junto con la Federación de Baloncesto de Madrid, al igual que lo hizo en las cuatro ediciones anteriores. Pero esta vez, el reto fue mayor puesto que el campeonato reunió a ocho equipos y que por primera vez, acogió a una formación foránea, en este caso rusa.

“Es un gran torneo, el nivel es muy alto y nos viene bien para mejorar la competitividad de nuestros jugadores”, señaló un miembro de la delegación del SCB Gloria Moscú. “Sin tener en cuenta la participación del equipo moscovita, podemos decir que se trata del mayor torneo para esta categoría de edad de toda España”, afirmó Borja Castejón Contreras, director técnico de la federación madrileña.

En este concepto reside el éxito de la competición con raíces solidarias: ofrecer anualmente un torneo de buen nivel a una generación de baloncestistas españoles que hasta entonces no disponían de una competición exclusivamente suya a nivel nacional y, a cambio, dar a conocer a una causa noble y justa. “Los cadetes masculinos compiten en una primera fase a nivel autonómico, primer y segundo año confundidos. Luego en la eliminatoria nacional quedan apartados los del primer año. Este torneo es una bendición”, valoran fuentes federativas. Durante tres días, doce chavales de cada uno de los ocho equipos se enfrentaron en la cancha del pabellón polideportivo del Canal Isabel II ante la mirada de un centenar de asistentes; la mayoría de ellos familiares. Del torneo, repartido en una fase de grupos y una eliminatoria, salió campeón el Real Madrid, que se impuso en la final al FC Barcelona por 73-53, logrando así su tercer trofeo en cinco ediciones, su segundo consecutivo.

“Esta competición genera cada vez más interés entre mis chavales porque es la única que nos está reservada. De hecho, comenzamos a prepararla específicamente hace dos semanas”, confesó Jorge Vaquerizo, el delegado del equipo blanco. “Pero el torneo es una oportunidad también para educarles, para enseñarles valores educativas. Con 14 años, quedan todavía muy jóvenes”, rectifica Vaquerizo. “Para nosotros supone un premio poder disputar este torneo, abunda Javier González de Ibarra, el técnico del Alcobendas, que perdió sus tres encuentros. Así competimos al máximo y disfrutamos. Está muy bien que lo relacionen con una buena causa. Esto contribuye a despertar la atención de los chicos”. El torneo solidario, cuyos beneficios acaban recaudados por la Fundación Leucemia y Linfoma (un ingreso que cobra cada vez más importancia en tiempo de crisis, indican fuentes de la Fundación), cumple así una doble vocación: los baloncestistas, que podrán si les apetece hacerse donante a partir de los 18 años, salen más concienciados y más competitivos. ‘Les hace mejor persona”, se atreve Nieves.