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Seguridad como en un Madrid-Barça

El perímetro de Chamartín quedó tomado por la policía y la noche transcurrió con normalidad

Faustino Sáez
Vista exterior del Bernabéu.
Vista exterior del Bernabéu.Getty

Atendiendo a la escenografía dispuesta junto al estadio Santiago Bernabéu, parecía que en el coliseo blanco se iba a disputar una batalla civil más que una deportiva. Seis días después de que Francisco Javier Romero Taboada, ultra del Deportivo de la Coruña, muriera tras ser apaleado en el transcurso de una reyerta entre radicales del Frente Atlético y los Riazor Blues, se disputaba la 14ª jornada de Liga y cuatro de sus 10 partidos fueron declarados de "alto riesgo" por la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenobofia y la Intolerancia en el Deporte. Uno de ellos el Real Madrid-Celta. El perímetro del campo de Chamartín quedó tomado desde primera hora de la tarde por un ostensible despliegue de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado: 14 lecheras de la Policía Nacional aparcadas en la calle Padre Damián, dos más en Rafael Salgado, cinco patrullas de la Policía Municipal en Concha Espina, media docena de unidades caninas y otras tantas a caballo dando vueltas al estadio, cerca de medio centenar de servicios auxiliares de seguridad accediendo al interior del recinto por todos sus puntos cardinales, tres ambulancias del Sammur, otras tres de la Cruz Roja, un numeroso despliegue de antidisturbios, y un estricto protocolo de control y seguimiento de aficionados, que incluyó el cierre total de Padre Damián con el desalojo de la tienda oficial del club incluido dos horas antes del partido para limpiar la llegada de los autobuses de ambos equipos. "Un dispositivo similar al del último Madrid-Barça", según uno de los agentes, que atribuía parte del incremento de la seguridad a la mayor presencia de seguidores por el puente festivo en la capital.

“Somos aficionados de los de toda la vida. Los otros sobran”, decía una seguidora celeste

En la víspera había quedado descartado el viaje a Madrid de los Celtarras, radicales del conjunto vigués, pero se temía la asociación violenta de los hinchas del Rayo Vallecano y el Sevilla, en la víspera del partido que les reúne en Vallecas. Pero no hubo ni rastro de Bukaneros ni de Biris junto al Bernabéu. Hermanados desde hace tiempo, la Policía temía una posible "quedada" para buscar enfrentamiento con radicales de extrema derecha. Pero tampoco hubo noticias de los grupúsculos de los Ultras Sur, vigilados por otras cinco furgonetas de antidisturbios en su sede de la calle Marcelino Santa María. Ninguna escaramuza.

Junto al Bernabéu se había decretado el estado de sitio, pero la realidad se reveló festiva y cordial. Multitud de peñas blancas llegadas a Madrid desde todas las provincias de España aprovechando el puente convivieron con tranquilidad con los 600 seguidores del Celta que viajaron para animar a su equipo.

"Afición+Respeto: vive el fútbol", rezaba la pancarta patrocinada por Aficiones Unidas y la LFP

En la expedición viguesa, numerosas familias, poco asociacionismo y numerosa muchachada. "Aficionados tranquilos, de los buenos, de los de toda la vida. Los otros sobran", como presumía un grupo de señoras ataviadas con la elástica celeste. Ganó la normalidad, la formalidad, el fútbol como acontecimiento lúdico. Ganó el deporte.

"Afición+Respeto: vive el fútbol", rezaba la pancarta patrocinada por Aficiones Unidas y la Liga de Fútbol Profesional, que presidió la salida de los jugadores al césped. El mensaje fue reforzado con un texto difundido por la megafonía. Ganó el deporte.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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