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España pierde su estrella

Las selecciones de fútbol y baloncesto fracasaron en sus Mundiales y pusieron punto y final a una generación gloriosa

A. N.
Pau Gasol, tras caer ante Francia en el Mundial.
Pau Gasol, tras caer ante Francia en el Mundial.ALEJANDRO RUESGA

Muchas ilusiones había depositadas en 2014 en fútbol y baloncesto. Las dos selecciones que tantos triunfos cosecharon en un pasado nada lejano se estrellaron en sus respectivos Mundiales y pusieron fin a una generación gloriosa.

Batacazo en la meca del fútbol

Xavi, Alonso y Villa, puntales en los años victoriosos, cerraron su ciclo con La Roja

El momento. España ganaba a Holanda en su estreno en el Mundial de Brasil. Un penalti permitió a Xabi Alonso poner por delante al equipo de Del Bosque. A partir de ahí, cinco instantes, cinco mazazos que retrataron la imagen que dio el equipo español en el Mundial cuyo título defendían. La estirada de Van Persie cabeceando un balón que pasó por encima de Casillas fue solo el principio. Luego llegaron los tantos de Robben (2), De Vrij y otra vez Van Persie.

La hecatombe brasileña

El 8 de julio de 2014 pasará a la historia del fútbol. Se jugaba la semifinal del Mundial de Brasil con la selección anfitriona y Alemania en el cartel. El 1-7 final encajado por la canarinha es equiparable al Maracanazo de 1950, una sacudida para un país que adoptó el fútbol como una de sus señas de identidad y salió trasquilado de su campeonato.

La lesión de Neymar días antes contra Colombia no auguraba nada bueno. Brasil había demostrado muy poco durante el torneo. Con un fútbol cicatero, su llegada a semifinales fue producto de los destellos de su estrella y de la solidez defensiva. Sin el jugador del Barça y sin el central Thiago Silva, sancionado, todo se vino abajo. El mazo alemán derribó unos muros carentes de cimientos. Con suma facilidad. Para los anales quedarán esos seis minutos en los que cayó un gol tras otro en la portería carioca. Hasta cuatro seguidos, sin respiro para una torcida incrédula.

Fue una muerte rápida para un equipo moribundo que Scolari, enemigo acérrimo del buen gusto, nunca supo poner en marcha. En el país del jogo bonito se había perdido de la peor manera y renunciando a lo que tan grande hizo a su fútbol.

Brasil se convirtió en el escenario del calvario del equipo de Del Bosque. La generación que consiguió encadenar Eurocopa-Mundial-Eurocopa escribió un punto y aparte en su capítulo de éxitos. No hubo respiro para la selección, que también cayó con justicia ante Chile, y entró en el grupo de selecciones campeonas eliminadas en la primera fase del torneo, junto a Brasil, en 1966, Francia, en 2002, e Italia en 2010. Fue una despedida cruel para varios de los pilares fundamentales que tocaron la cima con La Roja. Villa puso fin a su trayectoria como internacional después de 97 partidos, tras el triunfo inservible contra Australia. Ese también sería el último encuentro con España para Xavi, el cerebro, (133 partidos como internacional); y Xabi Alonso (114), otro pilar del centro del campo, que anunció su decisión justo antes de fichar por el Bayern de Múnich de Guardiola. Desde ese momento, y sin un diagnóstico extendido sobre el fracaso de España en Brasil, Del Bosque comenzó la gestión de la transición y la búsqueda de nuevas figuras como Isco, Callejón o Nolito.

Iniesta, al final del partido ante Chile.
Iniesta, al final del partido ante Chile.r. moraes (reuters)

El baloncesto fracasa en su Mundial

El momento. Cuartos de final ante Francia. España, la anfitriona, se reencontraba con un rival al que ya había doblegado con contundencia en la fase de grupos. Se hablaba de un paseo hasta una hipotética final con Estados Unidos. Pero la selección de Orenga, con Pau Gasol, Navarro e Ibaka, se estrelló y se sometió al dominio francés de principio a fin.

La futura presencia de Pau Gasol con el combinado nacional es una incógnita

Si el del Mundial de fútbol fue un fracaso gestado desde el primer día, el de baloncesto lo fue por repentino, en el momento más inesperado, tras un inicio fulgurante, y en el sitio más inoportuno. Pero en esta ocasión el naufragio tuvo consecuencias. Navarro deslizó tras la derrota que el equipo no se había preparado bien para el encuentro. Los focos se dirigieron al seleccionador Orenga, al que se le pedía la cabeza —”¡Orenga dimisión!”, se oyó en la entrega de trofeos— tras el descalabro de un torneo que acabó llevándose Estados Unidos sin prácticamente oposición. No pasó una semana y el técnico abandonó su cargo. Y emergió la incógnita de cuánto carrete les queda a las figuras de la mejor generación del baloncesto español. “Los años que nos quedan son limitados. Es un privilegio estar en este grupo, nos los pasamos muy bien, pero se van consumiendo kilómetros y a veces se tienen que tomar decisiones complicadas”, aventuró Pau Gasol tras digerir el tropiezo mundialista.

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Sobre la firma

A. N.
Desde 2018 es redactor de Vídeo de EL PAÍS. Antes, pasó sus primeros cinco años en la sección de Deportes del diario. Es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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