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La sombra de Schumacher

Un año después del accidente, el Kaiser sigue acompañado por su fisioterapeuta en Mercedes

Oriol Puigdemont
Schumacher, en 2005, esquiando en Madona di Campiglio.
Schumacher, en 2005, esquiando en Madona di Campiglio. PATRICK HERTZOG (AFP)

Cada piloto tiene una sombra al margen de la suya: ese individuo que le acompaña a todas partes, paddock arriba y abajo, que está con él en los actos promocionales y que, en definitiva, se encarga de satisfacer sus deseos en la medida de lo posible. En la mayoría de los casos, estos escuderos ejercen de fisioterapeuta, recuperador y preparador físico, circunstancia que, con el paso de los días, las carreras y el contacto, normalmente, acaba forjando un vínculo muy fuerte entre ambos. A veces, esta relación va mucho más allá de los circuitos y trasciende al ámbito puramente competitivo.

Uno de los ejemplos más claros lo encontramos en Kai Schnapka, el entrenador personal de Michael Schumacher en su etapa en Mercedes (2010-2012), y que ahora, tras el accidente de esquí que el heptacampeón alemán sufrió hace ahora un año en los Alpes franceses, no se separa de él. Schumacher, que ayer cumplió 46 años, lleva en su granja de Gland (Suiza), desde hace cuatro meses, después de haberse pasado los tres anteriores en el Hospital Universitario de Vaud, en Lausana. El recelo de la familia ha hecho que apenas hayan trascendido detalles acerca del estado de salud en el que se encuentra el Kaiser, afectado por una severa lesión cerebral. Algunas voces del entorno del germano apuntan a que pasa parte del tiempo sentado en una silla de ruedas adaptada a su limitación —no puede hablar ni moverse y no parece que vaya a poder hacerlo pronto—. “Están mucho más tranquilos ahora que el interés y la expectación por el estado Michael ha bajado un poco. Su progresión es lenta”, aseguran estas mismas fuentes. Hace unos días, el expiloto Philipp Streiff aseguró que Schumacher se comunicaba con los suyos a través de leves movimientos oculares, algo que Sabine Kehm, la portavoz del corredor, se apresuró a desmentir: “Me sorprenden las declaraciones de Streiff. Entre él y Michael nunca ha habido amistad alguna”.

Kai Schnapka se encarga de la fisioterapia y de la activación de los músculos de Schumi

Dejando a un lado a Corinna, su mujer, y de Mick y Gina Maria, los hijos de ambos, son pocos los que tienen acceso a la casa, que ya era un fortín antes de la desgracia y que ahora ha reconvertido una de sus alas en una clínica de rehabilitación, con toda la maquinaria que había en el centro de Lausana. Schumi está permanentemente monitorizado y atendido por un grupo de enfermeros y médicos. Entre ellos encontramos a Schnapka, que se encarga de la fisioterapia y de la activación de los músculos, un trabajo en el que regularmente también interviene Corinna. Como no podía ser de otra forma, la vida de esta empresaria en el ámbito de la equitación dio un vuelco aquel fatídico 29 de diciembre de 2013, y como el resto del clan Schumacher también ha tenido que dar un volantazo para adaptarse a la nueva coyuntura. Además de todas las obras realizadas en Gland, Corinna puso en venta el avión privado de su marido por unos 20 millones de euros —pagaron 25 por él—, mientras que Mick, a sus 15 años, trata de seguir los pasos de su padre. Hace unos días, se proclamó subcampeón del mundo de karting en la categoría KF Junior, la menor de todas, y realizó unos entrenamientos en Montmeló subido a un monoplaza de Fórmula 4. Según Willi Weber, el que fue agente del Emperador durante muchos años, Mick Júnior —ese es el nombre que el chico ha utilizado hasta ahora para evitar presionarse todavía más— “ha heredado el gen de la velocidad de su padre”.

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