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Barcelona, 3-Atlético, 1

Todopoderoso Messi

Ayudado por el desequilibrio de Neymar, el argentino lidera al Barcelona ante un desbordado Atlético

Suárez, Neymar y Messi celebra un gol al Atlético.
Suárez, Neymar y Messi celebra un gol al Atlético.Vicens Gimenez

No se sabe todavía si el Barça conquistará algún título con Luis Enrique. No hay duda, en cambio, de que ganará partidos importantes, protagonizará jornadas estupendas, vivirá noches épicas con Messi. Ayer doblegó al Atlético, el mismo equipo que la temporada pasada le venció en la Supercopa, le eliminó de la Champions y le quitó la Liga el último día en el Camp Nou. La victoria azulgrana fue tan incontestable como determinante resultó la actuación de Messi, asistente como 7, único en calidad de 10, por fin goleador ante Simeone. Vive el Barça de Messi, de Luis Suárez, de Neymar, y los tres encendieron al Camp Nou.

Barcelona, 3-Atlético, 1

Barcelona: Bravo; Alves, Piqué, Mascherano, Jordi Alba; Rakitic (Rafinha, m. 88), Busquets, Iniesta; Messi, Luis Suárez (Pedro, m. 91) y Neymar. No utilizados: Ter Stegen; Bartra, Sergi Roberto, Adriano y Munir.

Atlético: Moyá; Juanfran, Giménez, Godín, Gámez (Siqueira, m. 83); Koke, Gabi (Torres, m. 68), Tiago, Arda; Griezmann (Raúl García, m. 74) y Mandzukic. No utilizados: Oblak, Miranda, Mario Suárez y Saúl.

Goles: 1-0. M. 12. Neymar. 2-0. M. 35. Luis Suárez. 2-1. M. 57. Mandzukic, de penalti. 3-1. M. 87. Messi.

Árbitro: Undiano Mallenco amonestó a Gámez, Mandzukic, Juanfran, Luis Suárez, Tiago, Griezmann, Mascherano, Messi y Godín.

Camp Nou. 81.658 espectadores.

No hubo referéndums en el estadio porque en juego no solo estaba el liderazgo de Messi y la credibilidad de Luis Enrique sino la competitividad del Barça. No hay club en el mundo más volcánico que el azulgrana, extremista por naturaleza, socialmente único por la emotividad de su hinchada, ayer unida ante la importancia de la cita y la grandeza del contrario, el campeón Atlético. Regresó de alguna manera el viejo Barça, en la grada y en la cancha, más rabioso que dulce, muy pendiente de los goles y no tanto del juego, menos académico y estético y más comprometido, siempre pendiente en cualquier caso de Messi.

Aunque no se dejaba de hablar de Messi, homenajeado como máximo goleador de la historia de la Liga, el partido empezó sin el 10, tan abierto a la derecha que parecía estar fuera del campo, vigilado a distancia por Jesús Gámez, improvisado como lateral zurdo, prácticamente la única y decisiva novedad en las alineaciones, muy previsibles, también la del Barça, inédita (27 sobre 27) y cantada desde la lesión de Xavi y la no convocatoria de Mathieu. Messi fue un espectador más del encuentro hasta que entró en juego para marcar las diferencias de manera superlativa, adulado como rey del Camp Nou.

Messi no atinó en el tiro nada más agarrar la pelota (m. 8) para después poner un centro que embocó Neymar (m. 11). El tanto fue casual, o al menos pareció que el balón puesto por el 10 rebotó en Suárez antes de quedar a merced de Neymar. La jugada, sin embargo, expresó la superioridad del Barça. Sus tres delanteros desvencijaron al sistema defensivo de Simeone. Neymar desbordaba a Juanfran, Luis Suárez maniobraba estupendamente a espaldas de los centrales y Messi resultaba imparable como extremo, reencarnado en Jimmy Johnstone, una pesadilla para el Atlético.

Envueltos en un uniforme que parecía un pijama, nadie reconoció en el Atlético al campeón de Liga. Agujereado por las bandas, no supo defender ni atacar ni controlar al Barcelona, excelente en la intensidad colectiva e inteligente en la elección de los distintos ritmos que le convenían al choque, centrado con el 0-0, vertical y directo en sus transiciones después del 1-0. Las ocasiones se sucedieron en la portería de Moyá desde el carril del recuperado Alves. Neymar marró el 2-0 en un cabezazo sencillo a centro de Luis Suárez, y el uruguayo remató una contra prodigiosa del 10.

El argentino se ayudó con el brazo derecho para armar el contragolpe, circunstancia que provocó la ira de Simeone. El técnico no sabía cómo corregirse después de equivocarse con la alineación, incapaz de parar a Messi, terrible en cada arrancada, punto culminante de un equipo muy puesto, seguramente el mejor que se había visto desde que comenzó el curso en el Camp Nou. Los puntas eran tan disuasorios como los defensas: no habían concedido ni un córner, ni una ocasión, solo una falta cuando pitó el descanso Undiano Mallenco. El Atlético solo trampeó con faltas reiterativas el ritmo impuesto por el Barça.

Los azulgrana dominaban la pelota y los espacios ante la sorpresa del Atlético. El partido se reanudó de la misma manera que había comenzado por el intervencionismo de Messi. El 10 apareció en el área del Barça ante Gámez y de forma sorprendente el árbitro pitó penalti por un contacto que no pareció sancionable, salvo para Undiano Mallenco. Nadie recordaba que Messi hubiera cometido un penalti desde que llegó a los 13 años al Camp Nou. Mandzukic transformó el castigo y metió al Atlético en el partido en una jugada y explotó de rabia el Camp Nou. El equipo azulgrana perdió continuidad y salida y se apretó bien el Atlético.

La carga ambiental aumentó cuando salió a escena Fernando Torres, autor de cinco goles en seis visitas al Camp Nou. Simeone fue cargando a su equipo con los cambios mientras Luis Enrique se quedó paralizado, como si no le preocupara el cansancio de sus muchachos, la falta de aire y combustible, ni la presión alta del Atlético. A pesar de la omnipresencia de Iniesta, a los barcelonistas les costaba tener el balón y el campo se les hizo demasiado largo, faltos de pausa y control, erráticos en la cesión de córneres, muy pendientes de las apariciones y sobre todo de las aceleraciones de Messi.

El partido estuvo en el limbo durante un buen rato, expuestos los dos porteros, sobre todo Bravo, a la espera de la última palabra del 10. A juego con la noche, el encuentro parecía aguardar que Messi dijera la última palabra, culminara su obra con un gol, después de intervenir en los tres anteriores, dos en el marco de Moyá y uno en la del Barça. Y Messi apareció para recoger un rechazo de Raúl García, después de un centro de Luis Súarez y una intervención de Rakitic, y poner el definitivo 3-1. Ya son 21 tantos contra el Atlético.

El 10 escapó de la jaula en que le había metido durante un año Simeone para reivindicar a tiempo el liderazgo del Barça. Nadie se jugaba más en el partido que Messi. Y Messi fue más Messi que nunca porque ejerció de 7, de 10, de 9 y además por vez primera le pitaron un penalti en contra, el que significó el gol del Atlético.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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