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El Tourmalet de Nadal

El sorteo depara un complicado cuadro para el español, que debutará con Youzhny

Juan José Mateo
Nadal, durante una exhibición en Melbourne.
Nadal, durante una exhibición en Melbourne. Michael Dodge (Getty Images)

En Melbourne, pruebas para fuertes. Antes incluso de que comience el Abierto de Australia (desde el lunes) se suceden las noticias que avanzan la dureza del primer grande de 2015 para todos los tenistas, sean conocidos o anónimos. Oriol Roca se gastó sus ahorros en viajar a la otra punta del mundo para luego descubrir que se quedaba a un punto del ránking de entrar en el torneo clasificatorio, según relató en la web planetatenis. Daniel Muñoz de la Nava perdió en esa cita cuando iba ganando 4-2 en la manga decisiva. Y Rafael Nadal supo que le aguardan jornadas de trabajos forzados antes de empezar su andadura: el sorteo le citó con el peligroso Mikhail Youzhny en primera ronda y le avisó de que si se impone la lógica del ránking deberá medirse sucesivamente a los checos Lukas Rosol y Tomas Berdych, al suizo Roger Federer y al serbio Novak Djokovic para ganar el título. Un examen tremendo para un tenista que ha jugado ocho partidos desde julio de 2014.

En Doha me recordó al Rafa de hace dos veranos, ese que con la derecha te fundía, fino al revés y al resto Francis Roig, técnico de Rafael Nadal

“Jugar con Youzhny en primera ronda es duro”, explicó por teléfono Francis Roig, el entrenador que acompañó a Nadal en el torneo de Doha, donde el español perdió a la primera en su debut de 2015. “Le va a obligar a salir activado, con un nivel de atención muy alto. Youzhny juega muy rápido, anticipándose, cogiendo la bola cuando sube, no por potencia. Es peligroso, pero tampoco es nuevo. No le sorprenderá”, añadió Roig sobre el ruso, de 32 años, al que su pupilo domina 11-4 en el cara a cara. “En Doha me recordó al Rafa de hace dos veranos, ese que con la derecha te fundía, fino al revés y al resto”, describió Roig pese a que Nadal se inclinó frente al alemán Berrer tras seis meses de altibajos marcados por una lesión en la muñeca y una apendicitis. “Luego se puso nervioso por la presión de saber que se lo jugaba todo a una carta en el tercer set, de necesitar jugar partidos para recuperar el ritmo y por no llevar tiempo compitiendo”.

A los 28 años, Nadal es un caso único en la historia de cualquier disciplina. Nunca hubo un campeón que volviera de tantas lesiones para seguir luchando por los grandes. Melbourne es la primera estación de un nuevo intento. El sorteo obliga a que las paradas sean de altura. Con un partido individual y un título de dobles (con Juan Mónaco) como toda preparación, Nadal llega a Melbourne rodeado de mil preguntas, probablemente con nervios, y con una única certeza: ya superó eso antes.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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