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El Bayern, criticado por jugar un amistoso en Arabia Saudí

La izquierda alemana reprocha que el club bávaro no haya tenido en cuenta la situación de los derechos humanos en el país del Golfo Pérsico

Xabi Alonso pugna con Neves en el duelo amistoso contral Al-Hilal, en Riad.
Xabi Alonso pugna con Neves en el duelo amistoso contral Al-Hilal, en Riad.F. AL NASSER (Reuters)

El calor de las inversiones y la globalización del fútbol europeo pone en ocasiones en conflicto las decisiones de los clubes y la denuncia de las violaciones de los derechos humanos. Esta semana, el debate ha saltado al espacio político alemán, donde se ha puesto en duda la pertinencia del viaje patrocinado que el Bayern de Múnich hizo el pasado sábado a Arabia Saudí para jugar un amistoso contra Al-Hilal, después de haberse entrenado una semana en Qatar durante el parón invernal en la Bundesliga.

El viaje coincidió con la grave crisis de derechos humanos en el país del Golfo Pérsico. En diciembre, el bloguero Raef Badawi, premiado recientemente por Reporteros Sin Fronteras por su defensa de la libertad de expresión, fue condenado a 1.000 latigazos por "faltar el respeto al Islam". Su "delito" fue fundar un portal de Internet donde se podía debatir libremente sobre religión.

"Los jugadores de fútbol no tienen que ser políticos pero sí tienen que tener consciencia de la situación de Derechos Humanos y de cuando en cuando dar una señal al respecto", dijo la  socialdemócrata Dagmar Freitag, en declaraciones al diario Süddeutsche Zeitung. Una crítica a la que se unieron la del partido Los Verdes, en boca de su portavoz Óscan Mutlu, de origen turco, e incluso la de Chistoph Strässer, comisionado para los Derechos Humanos del Gobierno de Merkel.

No es la primera vez que el fútbol choca con la conciencia política en Alemania. Antes de la Eurocopa de 2012, los jugadores de la selección alemana recibieron una carta de la federación en la que se explicaba la situación política que atravesaba Ucrania, sede del torneo junto a Polonia.  En ese momento, la Unión Europea y Estados Unidos recelaban del proceso judicial abierto contra Yulia Timoshenko, encarcelada por haber firmado con Rusia contratos de suministro de gas desventajosos para Ucrania.

Philip Lahm, internacional con la selección y lateral del Bayern, sí entró en política en aquella ocasión para exponer su visión sobre el conflicto. “La situación de Ucrania no refleja mi visión de la democracia, los derechos humanos, la libertad individual o la de prensa. Cómo trata el régimen a Yulia Timoshenko no tiene nada que ver con mi concepción de la democracia”, declaró al diario Der Spiegel.  “Deporte y política no se pueden separar” , abundó en la entrevista el futbolista alemán.

El presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich (izquierda), saluda a Rajoy durante la final de la Eurocopa.
El presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich (izquierda), saluda a Rajoy durante la final de la Eurocopa.J. C. CÁRDENAS (efe)

Cuando España alcanzó la final de la Eurocopa, se abrió el debate sobre si Rajoy debía asistir al partido, en Kiev, donde coincidió con Yanukovich, presidente de Ucrania. Mario Monti, entonces primer ministro de Italia, rival de España en la lucha por el título, y el mandatario español resolvieron acudir al partido. Rajoy tomó la decisión a pesar del boicot europeo por el caso Timoshenko, que sí fue suficiente para que Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, y el de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, rechazaran la invitación.

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