_
_
_
_
_

Rafinha, el agitador

El volante, que rompe desde la segunda línea y descolocó al Villarreal, encaja en el Barça

Jordi Quixano
Rafinha remata de cabeza ante rivales del Villarreal.
Rafinha remata de cabeza ante rivales del Villarreal.R. MOLINA (DIARIO AS)

Explica Luis Enrique que no ha apretado a un interruptor ni dado a una tecla para que el equipo funcione, sino que son muchos factores que ofrecen el mejor de los resultados. Así, asentado su once titular, con ocho triunfos consecutivos —cuatro en la Copa y otros tantos en la Liga— y un juego tan dinámico como agresivo y definitivo, el Barça se permite matices. El último fue Rafinha, que entró por Rakitic frente al Villarreal y se marcó un partido de aúpa. “Seremos fuertes siendo más”, impone el técnico. Y aunque hay jugadores que cuentan poco —Douglas, Montoya, Sergi Roberto, Adriano—, de momento Ter Stegen, Mathieu, Xavi, Pedro y ahora Rafinha evidencian que hay fondo de armario. Una apuesta clara del entrenador, que quiere futbolistas para la causa y que confía en Rafinha como siempre hizo.

Allá en mayo, el entonces técnico del Celta se reunió con la destituida área deportiva del Barça. No era el primer encuentro, pero sí que fue el que trascendió porque se retrató el momento en que Andoni Zubizarreta entraban en la casa de Gavà de Luis Enrique. “Rafinha, sí”, respondió cuando le expusieron el equipo del futuro, por más que apenas se dijeran nombres, sino que se definió la línea de trabajo a realizar y el equipo técnico. “Explicó que era un futbolista que encajaba en su fútbol, que aportaría llegada y goles, que lo conocía bien y sabía lo que podía dar de inmediato”, revelan desde el club. Frente al Villarreal, como ya hiciera en los partidos de Copa ante el Huesca y el Elche, además de en la Champions contra el Apoel, Rafinha evidenció que el estilo de este Barça le va como un guante. Rompe y rasga el medio desde que se recuperara por completo de sus lesiones musculares.

“Respecto al Celta, aquí tienes más balón, debes controlar más el juego y llegar al remate”, dice

“¡Qué lindo!, ¿eh?”, bromeó Jonathan Dos Santos con Rafinha a grito pelado en la zona mixta. Sorprendido, el 12 azulgrana, que iba de traje gris y zapatos brillantes, se giró y sonrió en señal de complicidad hacia su amigo, aquel con el que tantas tardes compartió. “Es como mi hermano pequeño”, resolvió después el exazulgrana Dos Santos; “y estoy contento por él porque ha marcado y jugado”. No sólo eso, sino que lo hizo fetén, bravo en el acoso y en reciclar segundas jugadas, excelente entre las líneas y tan hábil en la conducción como en la llegada. “Ha hecho un partido muy completo, como su temporada”, dijo Luis Enrique. “No sé si ha sido mi mejor partido, pero lo he dado todo”, respondió el medio. Ocurre que en el centro del campo hay overbooking. “Las posiciones de interior y pivote son donde tengo más opciones y todas de muy alto nivel”, abundó el entrenador. “Mi sitio es en el medio, pero como si me quieren poner de lateral. A mí me da igual”, señaló el brasileño, un volante distinto.

Generoso en la fase defensiva y atinado en las escasas mezclas que exige su posición porque Luis Enrique fía el juego y el balón a los tres de arriba —“es el tridente más letal que hay, una barbaridad. Estar con ellos es como jugar al FIFA, están hechos de otra pasta, son mágicos”, cuenta—, Rafinha dio 51 pases buenos de 54 ante el Villarreal. “Esconde muy bien el balón, sale de la presión fácil, tiene uno contra uno… es diferente del resto y es muy bueno”, resolvió Bruno, que tuvo la misión de atarle en corto. “Un jugadorazo", amplió Vietto. Iniesta, sin embargo, que jugó en la misma línea, contó 62 de 68, más participativo pero menos resolutivo, dado que sólo disparó una vez por las cuatro de Rafinha.

En una de ellas hizo gol; y en otra fue Neymar el que remachó el rebote. “Tiene remate y regate; si te encara es complicado saber por dónde va a salir porque le sobra técnica”, cuentan del vestuario. “Y tiene llegada, algo caro de ver”, abunda Luis Enrique. El jugador se explica: “No cambia mucho lo que me pedía en el Celta y lo que me pide ahora en el Barça, pero aquí tienes más balón, debes controlar más el juego y llegar al remate. Me pide que agite”.

Con un tatuaje de letras chinas detrás de la oreja derecha —“me lo hice con mi madre y el significado nos lo reservamos”—, con una sonrisa nerviosa ante los micros, Rafinha no duda de lo que quiere. “Trabajo para ser importante en el Barça”, reflexiona. Luis Enrique le anima: “Para él es una temporada de asentamiento, pero será muy importante en el futuro del Barça”. Sobre todo con él, donde el juego azulgrana le sienta como el zapato de Cenicienta.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_