_
_
_
_
_

Brady, el campeón de póster

Con su cuarta victoria en una Super Bowl, el ‘quarterback’ iguala a su ídolo Joe Montana

Pablo Ximénez de Sandoval
Brady alza el trofeo Vince Lombardi.
Brady alza el trofeo Vince Lombardi.M. Emmons (USA Today)

Por un momento, pareció que no podía más. Tom Brady, el director de juego de los New England Patriots, lanzó dos pases al suelo que dejaron desconcertados a los espectadores de la 49ª edición de la Super Bowl. Antes, había lanzado otro pase directamente a las manos de un defensa de los Seattle Seahawks. Pero es que Brady, coronado con su cuarto título Super Bowl el domingo, lanzó 50 pases con los que su equipo avanzó 328 yardas. De ellos, cuatro directos al touchdown. Las jugadas rápidas y los pases quirúrgicos de Brady llevaron a los Patriots a lograr una remontada de 14 puntos frente a los Seahawks que no se decidió hasta el último minuto (28-24).

Brady tiene 37 años y es una estrella desde que debutó, en el año 2000. Desde el domingo, además es una leyenda, con cuatro títulos Super Bowl (los anteriores en 2001, 2003 y 2004), algo que en medio siglo solo habían logrado Terry Bradshaw en los setenta y el ídolo de juventud de Brady, Joe Montana, en los ochenta.

La comparación con Montana ha perseguido a Brady durante su carrera. El domingo, tras alzar su tercer trofeo como jugador más valioso en una Super Bowl, el debate era si lo había superado. Brady no solo es el mejor jugador del siglo XXI. Ha sido para la NFL lo que los medios norteamericanos llaman un poster-boy. Guapo y simpático, con una sonrisa limpia y un sueldo de 14 millones de dólares por temporada (más de 12,3 millones de euros), es un personaje anclado en la quintaesencia del imaginario norteamericano, ese capitán del equipo de fútbol del instituto que sale con la jefa de las animadoras. En este caso, su matrimonio con la modelo Gisele Bündchen en 2009. Tienen dos hijos.

En términos futbolísticos es Zidane. Ese tipo alto de mirada fría, plantado en medio del ataque, que nunca pierde la calma (y mejor que no la pierda), al que le dan el balón con la seguridad de que siempre va a salir limpio hacia alguna parte, preferiblemente el gol. En Latinoamérica se llama al quarterback “mariscal de campo”. Pocos llenan todos los matices de esa definición como Brady. El domingo tardó en funcionar, pero cuando arrancó, el ataque de los Patriots bajo su dirección fue imparable.

La carrera de Brady ha estado arropada no solo por una de las mejores defensas de la liga, sino por el entrenador, Bill Belichick. Juntos han jugado más finales que nadie, seis, y juntos han ganado cuatro. Hasta el domingo sumaban 160 victorias en esta década y media de carrera. El palmarés de uno no se explica sin el otro. En el fútbol americano no es raro que un jugador en buena forma e importante para su equipo juegue hasta los 40 años, y Brady demostró que cumple esas condiciones. Pero no muchos pasan de esa edad. Es inevitable la pregunta de si en estos años Brady puede lograr una quinta participación en la Super Bowl que lo haga definitivamente inalcanzable y resuelva el debate sobre Montana.

En la remontada soñada, una sombra puede aún manchar la carrera de Brady. En algún momento, los Patriots se tendrán que enfrentar a la investigación de la NFL sobre los balones deshinchados que supuestamente utilizó el equipo en la eliminatoria contra los Indianapolis Colts (45-7). Brady se ha desvinculado por completo del asunto. “Yo no he alterado el balón”, dijo en una rueda de prensa. “No tengo conocimiento de que se haya hecho nada mal”.

El chico del póster no parecía llamado a ser el más grande del siglo XXI. Fue elegido por los Patriots en el número siete del draft de 2000. El dueño de los Patriots, Robert Kraft, reveló que cuando Brady se presentó en los entrenamientos por primera vez dijo: “Yo soy la mejor decisión que ha tomado nunca esta organización”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_