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Vivir sin la luz de la Vela

La lesión del delantero mexicano deja huérfano el ataque de la Real Sociedad

Vela, tras lesionarse contra el Madrid.
Vela, tras lesionarse contra el Madrid.Alejandro Ruesga

En el Santiago Bernabéu, la Real no perdió un partido, perdió a Carlos Vela. Lo primero entraba en el guion más previsible (aunque las sorpresas alimentan al fútbol); lo segundo fue un mazazo anímico y deportivo (aunque las lesiones forman parte de este juego como los saques de esquina o los penaltis). El delantero mexicano se rompió a los 16 minutos con una torsión en la rodilla que se convirtió en rotura del menisco interno de la rodilla derecha. Del Santiago Bernabéu pasó al quirófano, un día después y del quirófano a Zubieta donde comenzó su recuperación el martes con sesiones de fisioterapia. Lo habitual en esos casos es un período de recuperación de unas ocho semanas aunque las previsiones médicas tienen siempre una dosis de imprevisibilidad.

La desgracia para la Real llegó en el momento más inoportuno. Vivir sin Vela es algo parecido a vivir sin luz. El mexicano es un tres en uno: delantero centro, extremo y media punta, jugador constructivo y realizador (ha marcado 55 goles en 149 partidos con al Real), veloz y técnicamente casi perfecto. Uno de esos futbolistas capaces de resolver un partido por sí solo, uno de esos futbolistas capaces de alterar el nivel emocional del equipo. "Dásela a Vela que algo pasará", se oye a menudo en Anoeta. Seguramente, se oye también en el césped de Anoeta entre sus compañeros.

La Real había intentado fichar en el mercado de invierno al delantero sueco Nabil Bahou

Sustituirle es casi imposible, pero la desgracia ocurrió sin posibilidad de recambio al menos con alguien que ocupara su lugar, no su fútbol. La Real había intentado fichar en el mercado de invierno a un delantero. El elegido era el sueco del AIK, Nabil Bahou, pero algo ocurrió en el último momento (el delantero jugó con dos barajas y David Moyes se quedó sin refuerzo). Una contrariedad que se convirtió en adversidad total cuando Vela hincó la rodilla en Chamartín. "Estas cosas no se pueden prever y habrá que confiar en el que tome su lugar dentro de los que tenemos", resumió el técnico escocés.

Vela había conseguido en la Real algo parecido a su estanque dorado. Fichado por el Arsenal apenas tuvo un lugar en el club londinense donde se convirtió en el recambio habitual de Van Persie. Demasiado para un muchacho con más futuro que presente. Y comenzó su rueda de equipos, siempre cedido (West Bronwich Albion, Salamanca, Osasuna). La Real también lo tuvo en préstamo hasta que por fin el Arsenal accedió a su venta. Con Griezmann formó una pareja letal; sin Griezmann, se echó el equipo a la espalda, más aún en la presente temporada donde las cosas no andan bien. En casos así, una figura, más que un monumento es un cimiento sobre el que iniciar la rehabilitación. Sin Vela la Real va a sufrir al menos dos meses, los más cruciales. Por primera vez al mexicano se le heló la sonrisa. Es la única vez y la única circunstancia, —una lesión— en la que Vela pierde su permanente sonrisa. A Moyes, seguramente, se le heló el alma.

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