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El Madrid se pone a cien

Los blancos superan la efervescencia del Joventut (83-100) y establecen el récord de triples del torneo con 16 dianas rumbo a la final

Faustino Sáez
Alex Suárez se dispone a lanzar a canasta ante el madridista Ayón.
Alex Suárez se dispone a lanzar a canasta ante el madridista Ayón.Ángel Medina G. (EFE)

Con la foto de la canasta de Llull aun en la retina, las semifinales de la Copa en Gran Canaria certificaron el dominio inabarcable de los dos grandes del baloncesto español. El Madrid atajó el entusiasmo del Joventut y se plantó en su 43ª final del torneo con otro golpe de autoridad en el tercer cuarto que dejó en el olvido las dificultades iniciales. El conjunto de Laso repitió el libreto del partido de cuartos ante el CAI y se apuntó a revalidar el título con un demoledor parcial de 8-25 tras el descanso, que retrató la distancia presupuestaria y deportiva entre los contendientes. Los blancos se pusieron a cien rumbo al enésimo clásico de la historia reciente y establecieron, con 16 dianas, el récord de triples de la competición. Cinco de ellas, sin fallo, se las apuntó el propio Llull, que sacó lustre a su condición de especialista en esta cita con 19 puntos.

Jugaba la fatiga y venció la inercia. La contienda duró 20 minutos. En la víspera, cinco jugadores del Joventut habían acumulado más de 25 minutos en sus piernas para derrotar al Gran Canaria mientras que tan solo Rudy y Llull alcanzaron ese cronometraje en la victoria del Madrid ante el CAI. La lesión del bosnio Suton (que reapareció tras el descanso) dejó además la rotación verdinegra en 10 hombres por los 12 del catálogo de Laso, acostumbrados a la exigente secuencia de partidos viernes-domingo entre la competición europea y la local. El conjunto madridista vio un filón en la capacidad de su depósito y buscó desde el salto inicial acreditar su mayor cilindrada. Por agitación y explosividad, el quinteto de los blancos se propuso medir el octanaje de su rival mezclando en pista a los Sergios, Rodríguez y Llull, y a Rudy. Y como sucediera en el partido de cuartos, la efervescente puesta en escena dio la iniciativa al vigente campeón (5-10, m. 4). Sin embargo, entro de inmediato en un atolladero.

El demoleor parcial del tercer cuarto (8-25) retrató la diferencia que hay entre los dos

El baile entre Llovet y Ayón acaparó los primeros minutos y destapó los primeros problemas para el Madrid. En menos de tres minutos, el pívot mexicano acumuló dos faltas personales que trastocaron la pizarra de Laso y enseñaron la veta buena al Joventut. Slaughter tomó el relevo de Ayón pero repitió al milímetro su actuación: otras dos faltas, esta vez en dos minutos. Aprovechando los descosidos en la zona madridista, las torres de Maldonado colonizaron la pintura y acapararon el rebote (12-5 en el primer cuarto). Nada mejoró con el destemplado desembarco de Bourousis en el partido, incapaz de tapar los agujeros de la defensa madridista. Los rebotes de Llovet, las penetraciones de Mallet y el trabajo de Kirsay a pista completa cimentaron un 10-0 de parcial que permitió a los verdinegros coger carrerilla (15-10, m. 7).

De nuevo con Rudy como artificiero (3 de 4 en triples, en el primer cuarto), el Madrid minimizó los daños al tiempo que buscaba el libro de instrucciones para partidos enrevesados. Mientras Álex Suárez y Savané continuaban martilleando el aro madridista, Nocioni salió al rescate también desde el perímetro. El Chapu afinó puntería y con tres triples atajó los primeros demarrajes del Joventut (39-40, m. 17), pero la tercera falta le mandó al banquillo y cortó su racha. Persistieron en su empeño los verdinegros que, hasta que les aguantó el depósito, mezclaron con criterio cabeza y piernas, experiencia y juventud. Un rebote titánico de Miralles cerró el segundo cuarto con un 52-46 para La Penya y desató el optimismo en su hinchada bajo los acordes de Mi gran noche de Raphael a ritmo de charanga.

Joventut, 83-Madrid, 100

Real Madrid: Llull (19), Sergio Rodríguez (15), Rudy Fernández (12), Ayón (13) y Reyes (11) --cinco inicial--; Maciulis (6), Nocioni (9), Bourousis (6), Campazzo (-), Carroll (2), Rivers (5) y Slaughter (2).

FIATC Joventut: Mallet (9), Ventura (6), Kirksay (7), Llovet (4) y Savané (14) --cinco inicial--; Vidal (9), Miralles (6), Hannah (10), Suárez (13) y Abalde (3).

Parciales: 26-24, 26-22, 8-25, 23-29.

Árbitros: Arteaga, Jiménez y Cortés. Sin eliminados.

Gran Canaria Arena. 9.806 espectadores.

Fue un espejismo de 20 minutos. Algo se cuece en el vestuario del Madrid que, como ocurriera frente al CAI, hace que el equipo entre en ebullición a la vuelta de la caseta. Cuestión de biorritmos o dosificación, de concentración o estímulo, de solvencia o de suficiencia, lo cierto es que la mutación es recurrente. Maciulis apretó las tuercas en defensa, Ayón dio una mano de rodillo en la pintura y Rudy y Llull destaparon la caja de los truenos. La tormenta, que ante el CAI fue un 17-5, consistió esta vez en un parcial de 2-20 en apenas siete minutos (54-66, m. 27). Con la defensa como cimiento y el vértigo como guion original, el Madrid desató su mejor versión y puso en marcha el tocadiscos para celebrar el pase a su quinta final copera en los últimos seis años, todas ante el Barça. El póster de Solozábal en 1987 en Valladolid y el de Llull hace un año en Málaga tendrán en Gran Canaria otra reedición del clásico interminable del baloncesto español.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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