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Entre valiente y temerario

Sin el sancionado Touré, el City debe decidir entre abrigarse en su área o atacar sin reparos

Silva y Nasri festejan un gol ante el Newcastle.
Silva y Nasri festejan un gol ante el Newcastle. OLI SCARFF (AFP)

Latente el recuerdo, el Manchester City se mide de nuevo al Barça en los octavos europeos. Rácano y temeroso en su propuesta del curso anterior, Pellegrini debe decidir si se la juega todo a un color: si ataca porque así se lo reclama la personalidad de su plantilla; o si defiende porque así lo suele exigir el Barcelona.

La incógnita de la línea de presión del City

La mejor versión del City aparece cuando se libera de corsés tácticos y va sin disimulo a por el partido. Aunque agrupe defensivamente al equipo en contra de su naturaleza, como pasó la temporada pasada en Manchester, Pellegrini no podrá esconder su vulnerabilidad. A pesar de que la baja de Touré le dará más equilibrio defensivo con la pareja Fernando-Fernandinho, Zabaleta ha perdido cintura en el uno contra uno, Clichy tiende a la distracción, Mangala está lleno de dudas en su fase de adaptación, la exuberancia física de Kompany no puede corregir todos los espacios y cada día que pasa Hart es más capaz de lo peor que de lo mejor. Además, la gran calidad de los jugadores ofensivos y el despliegue de las bandas reclama ritmo, una propuesta valiente y, si es necesario, el intercambio de golpes. El técnico debe decidir si sube las líneas de presión para dar vuelo al mejor City, a costa de estimular la exuberancia de la mejor versión del Barça de Luis Enrique en espacios abiertos, o si se empequeñece abrigándose atrás para medir las dudas evidentes del Barça actual en espacios reducidos. Más allá del resultado, esta decisión condicionará la productividad futbolística del duelo.

Sin Touré, problemas en la salida

Es una baja fundamental para la fluidez del City con balón. Touré es la referencia del equipo en la salida, en el primer pase de los centrales, quien decide la orientación del juego, marca los cambios de ritmo de la fase ofensiva y permite que Silva y Nasri se infiltren entre líneas para decidir y acelerar el penúltimo capítulo del ataque. Sin él, Fernando y Fernandinho no se implican tanto en el inicio del juego, conscientes de sus limitaciones técnicas bajo presión. Son muy responsables, prefieren buscar la línea de pase más fácil a la más conveniente, para no perder balones en zona de riesgo. Por eso, a menudo, cuando forman pareja, se hunden en el centro del campo para que el equipo salga por fuera, buscando las caídas a banda profundas de Agüero o para que Silva y Nasri ayuden a dar luz a la transición a pesar de que se alejen de portería. Cuando el City ataca, Fernando guarda la posición y Fernandinho se descuelga más con propuestas de llegada al espacio desde la segunda línea. La innegociable presión alta del Barça les puede hacer daño con recuperaciones golosas y obligando a que Hart juegue en largo sin que esa sea una de sus opciones preferidas.

Nasri-Silva, pareja interior mágica

Su calidad entre líneas es el gran patrimonio ofensivo del City. Cuando Nasri y Silva se juntan con Touré, su potencial aumenta, pero tampoco les es imprescindible para generar desequilibrio en los sectores donde aparecen. Ambos viven un momento especialmente dulce, aderezado por una complicidad natural para asociarse con el balón. Son delicados en la expresión, potentes en el cambio de ritmo, incontrolables en la conducción, puntuales en la pausa, infalibles en la toma de decisiones y sabios en la elección de cuándo ser profundos o cuándo ser anchos.

Ellos promueven el ataque de los laterales por el carril exterior, invitan al desmarque a Agüero en una relación directa que produce opciones de gol, son expertos en eliminar rivales. Se perfilan bien, piensan rápido, son creativos y cuando enfocan la portería, la encuentran con facilidad. Eso sí, pierden peso cuando se alejan del área rival, cuando el equipo les exige desahogo, cuando aparecen en zonas del campo más intrascendentes, cuando se separan de Agüero. Si Milner supera sus problemas físicos y les acompaña en la línea de mediapuntas, saldrán beneficiados porque el inglés es consistente tácticamente, fiable con el balón e intenso en defensa, lo que les evitará algunos sacrificios que podrían perjudicar su dulce magia.

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