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Nadal enciende la chispa

El español, mejorado, gana por doble 6-1 a Delbonis y buscará su primera final en casi un año contra Berlocq

Juan José Mateo
Nadal celebra un punto.
Nadal celebra un punto.JUAN MABROMATA (AFP)

A Rafael Nadal le cuadran los cálculos. En lo que va de 2015, suma una primera ronda, unos cuartos y unas semifinales. Tras ganar por doble 6-1 a Delbonis en cuartos del torneo de Buenos Aires (1h 02m), este sábado, ante el local Berlocq (Canal +, no antes de las 19.45), buscará la primera final del curso. Necesitado como está de buenas noticias, para el número cuatro mundial no es un partido cualquiera: es el que debe reforzarle en su sensación de que la progresión es ascendente, con norte y lógica; el que debe ponerle frente a la oportunidad de ganar una Copa por primera vez en casi un año. En cuartos encontró una chispa con la que espera reencontrase con el fuego de su juego.

“Es una victoria muy importante”, dijo sobre la pista el campeón de 14 grandes, que no celebra un título desde Roland Garros 2014 (junio) y que apenas suma una veintena de partidos desde entonces, víctima de una lesión de muñeca y de una apendicitis. “Es un resultado que me hace feliz”, añadió, mientras el público le ovacionaba, como hizo durante el encuentro, especialmente en un punto del segundo set que ganó tras dos recuperaciones asombrosas. “Hace años que dije que en alguna ocasión me gustaría ser argentino para sentir al público de aquí”, recordó. “Es imposible, porque soy español, pero para mí es emocionante sentir a este público. Es un público que aprecia el tenis, que entiende el tenis. Que sientan cariño por mí es muy bonito”, subrayó, antes de avisar de cuánto pesa en su cabeza el duelo de semifinales contra Berlocq, tenista de revés a una mano, su prototipo de víctima preferida. “Es un partido importante para mí, un paso más que tengo que intentar. Haré lo posible para que así sea”.

Delbonis empezó bien. Sólido e ilusionado. Pensando que las fisuras en la armadura del campeón le daban razones suficientes para creer en una pelea equilibrada. Nadal pronto le desilusionó. El zurdo se movió con elasticidad y encontró ganadores que parecían imposibles en los últimos meses. Inmerso como está en una dinámica marcada por las dificultades, sin saber nunca con qué Nadal se encontrará cuando pise el albero, pocas veces se vio al mallorquín celebrando a lo grande una victoria como esta. Nadal busca a Nadal, y ante Delbonis creyó ver su reflejo en el espejo. Este sábado, ante Berlocq, tiene más que un partido. Es una reválida. Un examen. El encuentro en el que mide si puede darle continuidad a sus buenas sensaciones y alcanzar su primera final desde Roland Garros 2014. Al otro lado del cuadro, Nicolás Almagro se enfrentará a Juan Mónaco por un puesto en la final.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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