_
_
_
_
_

El Valencia se coloca tercero tras vencer al Deportivo

El conjunto ché aumenta el ritmo en el segundo periodo agitado por Piatti y doblega a los de Víctor Fernández

Parejo celebra su gol de penalti
Parejo celebra su gol de penaltiJOSE JORDAN (AFP)

Agitado por Piatti, el Valencia con muy poco, hizo ver al Deportivo las distancias que les separan. En cuanto se lo propuso, el grupo de Nuno solventó el partido a partir de aumentar la intensidad para hacer valer su superioridad. Sin alardes de ningún tipo. No los necesitó. Un primer acto descafeinado por parte del Valencia hizo creer al Dépor que Mestalla no era un escenario tan inhóspito como se temían. Falsa impresión. El conjunto ché tiene en su estadio una garantía. Tan solo era cuestión de aplicación. Piatti se fabricó un penalti y ahí se acabó la historia para el conjunto gallego, una víctima más de un Valencia que, al menos momentáneamente, es tercero en la clasificación y volvió a disfrutar de Paco Alcácer que se reencontró con el gol, que desea entrar en la Champions de manera directa.

Valencia, 2-Deportivo, 0

Valencia: Alves; Barragán, Vezo, Otamendi, Gayà; Enzo Pérez, Parejo, André Gomes; Rodrigo (Feghouli, m. 66), Negredo (Alcácer, m. 70) y Piatti (De Paul, m. 82). No utilizados: Yoel; Joao Cancelo, Filipe Augusto y Orban.

Deportivo: Fabricio; Juanfran, Lopo, Sidnei, Lusinho; Bergantiños, Borges; José Rodríguez (Cuenca, m. 73), Lucas Pérez (Juan Domínguez, m. 80), Cavaleiro; y Oriol Riera (Fariña, m. 54). No utilizados: Lux; Insúa, Laure y Medunjani.

Goles: 1-0. M. 61. Parejo de penalti. 2-0. M. 71. Alcácer.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Cavaleiro, Luisinho, Rodrigo y Juanfran.

Unos 45.000 espectadores en Mestalla.

Vezo y André Gomes ocuparon las ausencias de Mustafi y Javi Fuego sancionados, mientras Rodrigo dejó en el banquillo a Feghouli. Con Enzo Pérez de ancla, Parejo y André Gomes se encargaban de surtir balones a las bandas para que lleguen posteriormente al área. Negredo es el destinatario final. Sin embargo, al vallecano le falta un punto de velocidad y frescura que le hace llegar unas décimas de segundo al remate o, cuando este se produce, no resulta limpio. Apenas dos cazó Negredo en el primer acto, ambos de cabeza. El primero fue a las manos de Fabricio y el segundo salió mordido. Escaso bagaje ofensivo para inquietar a un Deportivo conforme con la escasez de producción atacante del Valencia.

Organizado y bien armado defensivamente, discontinuo en el juego, el Valencia es un equipo de momentos, intimidante si es intenso. No lo fue en la primera mitad ante un Dépor necesitado de puntos, con problemas en defensa y en ataque, con las dudas de quien se juega la vida. Concedió el conjunto de Nuno demasiados instantes de respiro al grupo de Víctor Fernández, apenas inquietado, con ciertas licencias para iniciar desde su línea defensiva el juego, aclarado cuando intervenía el costarricense Borges, poco exigido por los centrocampistas ché, picante el Dépor en las arrancadas de Cavaleiro partiendo en diagonal desde el costado izquierdo. Por la escasa finura del Valencia, transitaba el equipo gallego por Mestalla sin complejo alguno.

Entendió el Valencia que necesitaba un cambio de actitud, aumentar las revoluciones, exigir mayor esfuerzo y concentración al Dépor en Mestalla. Y a ello se aplicó desde el inicio de la segunda mitad, mientras la grada coreaba a Paco Alcácer, de nuevo en la convocatoria tras más de un mes de ausencia por lesión. Entró a falta de 25 minutos. Para entonces el Valencia ya tenía ventaja en el marcador. Obligó el conjunto de Nuno a retroceder metros al Dépor, que dejó de mirar el área de Alves para preocuparse por la suya.

Nadie mejor que Piatti para agitar el ataque. Con su velocidad, dinamismo y pillería, fabricó un penalti. Se descolgó el conjunto gallego con varios jugadores a las cercanías de Alves y el Valencia encontró espacios para correr. Atendió André Gomes el desmarque en profundidad de Piatti cuyo disparo fue rechazado por Fabricio. El propio Piatti ganó la posición a Juanfran que, sin intención, no pudo sin embargo evitar derribar al argentino. Con la pausa de siempre, Parejo convirtió en gol la pena máxima. La tranquilidad se instaló en la grada. Y el éxtasis llegó a Mestalla con la entrada de Alcácer. El primer balón que tocó el de Torrent besó la red de Fabricio aprovechando el regalo de Feghouli en forma de asistencia. Un gol sencillo, de puro instinto, de nueve clásico, de goleador.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_