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LIGA BBVA 28ª JORNADA | BARCELONA, 2-REAL MADRID, 1
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un partido en la noria

Durante casi una hora, entre el Madrid y el Barça lograron desconectar a Messi, tiene mérito lo primero, es una herejía lo segundo

José Sámano
Messi, rodeado de jugadores del Madrid
Messi, rodeado de jugadores del MadridEmilio Morenatti (AP)

Cuestión de momentos, gira que gira la noria. Así discurrió la trama de un clásico por capítulos. En el equilibrio inicial, por un palmo se le fue el brindis a Cristiano, estrellado contra el larguero, y embocó un secundario del gol, Mathieu.

Desde el arranque, el duelo presagiaba contradicciones, imprevistos. Emergía CR, no desgastaba la suela Messi. Entremedias, Neymar falló el tanto de su vida, un revulsivo total para el Madrid, a hombros de Marcelo, que, con el eco de la BBC y alguno más, tampoco es un primer espada. Lo que sí fue Piqué, clave para sostener el andamiaje local cuando el visitante fue el gobernador absoluto. El encuentro era un carrusel, así que con el mejor Madrid llegó un espasmo azulgrana, el gol de Luis Suárez. Irrumpió entonces otro Barça, ya sin CR pero con Messi, ese conjunto con apego a correr al espacio, más gestor de partidos que estilista. Lo fue más que en los últimos tiempos el Madrid, pero no fue capaz de administrar sus buenos tramos. Por fases era mejor uno, luego otro...

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Durante casi una hora, entre el Madrid y el Barça lograron desconectar a Messi, tiene mérito lo primero, es una herejía lo segundo. Imponente Marcelo en las dos direcciones, Cristiano fijó a Alves, más defensa que nunca, y el hecho de que Bale esta vez sí aceptara el tajo como cuarto centrocampista permitió a su medio campo bascular mejor, llegar a las ayudas en los costados. Ni palabra decía Messi, al que Rakitic, extraviado, dejaba a la intemperie. Ni mu dijo Luis Enrique, que nada corrigió hasta el 2-1 caído del cielo. Hasta entonces, sin La Pulga se acható el equipo azulgrana que pasó de suspirar por su delantera de etiqueta, con Luis Suárez de broncas con Pepe y Neymar como un parvulario ante Casillas, a colgarse del mástil de Piqué, Mathieu y Bravo.

Todo lo contrario sucedió en el Madrid, que sí contó con el puñal de Cristiano, el baile de Benzema, la solidaridad de Bale y el efecto Marcelo, que por una noche casi fue Messi durante mucho rato. El mundo al revés. La valentía del brasileño al atacar al argentino, o lo que es lo mismo, encomendarse a la ofensiva aun a costa de liberar al astro. De Marcelo partió la jugada que concluyó con el primer aviso de CR, su larguerazo. Y un sinfín más. De alguna forma, el lateral marcaba el camino a todos.

Dicharachero como es, Marcelo transmitió optimismo a los suyos, que nunca se encogieron. El Madrid no renunció a jugar en el campo enemigo, con la zaga adelantada. Tampoco se achicó tras el gol de Mathieu, episódico. La respuesta visitante fue ejemplar, máxime tras una pifia monumental de Neymar ante Casillas. Empató CR, que estuvo en todas, en un remate que exigió al mejor Bravo, en una asistencia a Bale que derivó en gol anulado. Al portugués le sobraron centímetros para no estar en fuera de juego. Piqué hubo de multiplicarse, hasta ser el centinela primordial.

Si el primer tanto barcelonista no desabrochó al Madrid, el segundo sí. El acierto de Luis Suárez, ya con menos acidez y más pendiente del fútbol, abrió las puertas al Barça de este curso, que se felicita cuando puede poner el turbo, cuando tiene horizontes. Ya para entonces hubo otro Messi más auténtico, que centró su posición, y mayor actividad de Neymar, aunque con mucho revuelo y nula efectividad. Creció Messi y se dispersó CR. El Madrid perdió ánimo en la medida que el gol del uruguayo también supuso una losa para el gran Marcelo de la primera hora. Así de simple, fue un gol y no un entrenador, el que rehabilitó al Barça, más natural desde la aparición de Busquets y Xavi. Ya no volvió el Madrid, sometido hasta el final. El fútbol no perdonó que desaprovechara sus momentos. Lo que sí hizo el Barça tras mil partidos en 90 minutos, con la noria dale que dale.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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