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Más toque que fútbol

Pese a las sensaciones de descontrol, la selección aumentó ante Ucrania el número de pases buenos respecto a la media de la pasada Eurocopa y la del Mundial de Sudáfrica

Iniesta, en el partido contra Ucrania.
Iniesta, en el partido contra Ucrania. CRISTINA QUICLER (AFP)

La selección española de fútbol ganó el Mundial de Sudáfrica 2010 con una media de 536 pases por partido y la Eurocopa de Ucrania y Polonia 2012 con un hito histórico, alcanzando, sin delantero centro, 637 toques por encuentro. Lideraba el equipo Xavi Hernández, referente absoluto de una manera de entender el juego y el 7 a la espalda lo llevaba Villa. El pasado viernes en Sevilla, en pleno tránsito hacia el mañana, el emblemático dorsal se lo puso Morata, delantero del Juventus, que marcó el gol de la victoria y España encadenó un total de 671 pases buenos. “Eso son datos, lo importante es la idea y la idea no se toca”, reconoce Iniesta, tercer capitán de la selección por detrás de Casillas y Ramos.

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 “Si no tenemos delanteros, que se junten los buenos”, convino un día Luis Aragonés en una charla con Pep Guardiola al reconocer que en España había un exceso de centrocampistas. Resultó que el pasado Viernes de Dolores en Sevilla, Del Bosque, contra Ucrania, en un partido trascendente por la necesidad de La Roja de sumar los puntos en la fase de clasificación para la Eurocopa de Francia 2016, juntó a Iniesta e Isco por vez primera. Entre ellos se dieron 35 pases. De entrada, el equipo tuvo cierto dominio, pero lo perdió en el segundo tiempo, que no le gustó nada al seleccionador. Un par de intervenciones de Casillas en su partido 161 con la absoluta salvaron la noche. El encuentro le ha servido al portero para sellar un récord mundial con 97 partidos imbatido.

Del Bosque juntó a Iniesta e Isco por vez primera. Entre ellos se dieron 35 pases

“Hemos de mejorar”, reconoció el técnico salmantino, que no debería referirse al tiempo sino al sentido de la posesión. Tuvo la pelota España en términos semejantes a los que le dio el triunfo en el Mundial de Sudáfrica o, al menos, en la última Eurocopa, en la que logró un título que pretende defender en Francia el próximo año. Y lo intenta hacer, al menos desde la idea, con un concepto evidentemente parecido, cuidando el balón, buscando una manera de juego que le ha dado a España el mejor resultado de su historia.

Puede que ahora parezca más humana, más terrenal, más vulnerable que antes, pero lo cierto es que la intención sigue siendo la de jugar al fútbol con pases y pases, con calma y paciencia, llenando el campo a lo ancho antes que en largo. “Somos lo que somos y no vamos a cambiar”, defiende Del Bosque, el seleccionador que hizo campeón del mundo a España, metido en el fregado de conseguir que La Roja consiga vivir de la mejor manera posible un cambio generacional que no parece fácil, porque viene de ganar y eso no ha pasado nunca.

El técnico puede que siga buscando un 9, pero ha encontrado una pista en Morata

Llegados a este punto, España se jugará con Eslovaquia el primer puesto del grupo en septiembre. Hasta entonces, Del Bosque puede que siga buscando un 9, pero parece haber encontrado una pista en Morata, que no se fue satisfecho del Sánchez Pizjuán pese a su gol. Lo que seguro que no cambia es la voluntad de asociación de un equipo que dio 3.753 pases en siete partidos en Sudáfrica, 3.822 en seis encuentros en la Eurocopa de Polonia-Ucrania en 2012 y 690 en el estadio sevillista la noche del pasado viernes. No hay más voluntad cuando se juntan 11 españoles en un campo de fútbol que la de pasarse la pelota. Por lo menos, mientras mande Del Bosque, que no oculta las deficiencias. En Sevilla lo tuvo claro, al equipo le faltó movilidad en el segundo tiempo. Pases sí, pero con ritmo. Eso es lo que busca España para volver a encontrarse.

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