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Sancionado por un WhatsApp

Cacia, jugador del Bolonia, ha sido castigado con un partido y 6.000 euros de multa por insultos y amenazas vía mensaje

Eleonora Giovio
Daniele Cacia, futbolista del Bolonia
Daniele Cacia, futbolista del BoloniaMARIO CARLINI (GETTY)

El fútbol en los tiempos del 2.0. Así podría llamarse la historia que han protagonizado Daniele Cacia, futbolista de 31 años del Bolonia y Gianluca Fiorini, agente de jugadores. El primero ha sido sancionado con un partido de suspensión y 6.000 euros de multa (también al club, en la Serie B) y el segundo con una inhabilitación de cuatro meses. Por los insultos, amenazas e injurias que se han intercambiado vía teléfono: SMS y WhatsApp.

El Tribunal Federal de la FIGC (Federación Italiana de Fútbol) ha entendido que ambos han violado el artículo 1 Bis del Código de Justicia Deportiva. “Los clubes, directivos y atletas están llamados a respetar las normas federales y tienen que comportarse según los principios de lealtad y corrección en cualquier relación que tenga que ver con la actividad deportiva”, reza el artículo. Los insultos no forman parte de ello. Y Cacia y Fiorini se intercambiaron unos cuantos el pasado mes de septiembre. El primero, además, llegó a amenazar al agente.

Cacia, futbolista, y Fiorini, agente de jugadores, han violado los principios de "lealtad y correción" de la justicia deportiva

La FIGC ha publicado enteramente el diálogo. Escribe el agente: “Dentro de nada te pedirán que devuelvas tu sueldo al Bolonia, en el sentido de que tu sueldo [y el de Acquafresca] no justifican un rendimiento tan bajo del Bolonia”. Responde el futbolista: “Ven tú, igual marcas más que nosotros (…) Si tienes algún problema vente y lo arreglamos cara a cara, si no, no vuelvas a escribirme, eres un pobre hombre que busca gloria en un mundo que no te pertenece. En mi casa los cobardes no contestan al móvil”.

Vuelve a escribir el agente: “Estaba en el año por eso no contestaba”. Y Cacia: “Estabas en el sitio correcto, los mierdas están en el baño”. Y así sucesivamente. Aparece también la palabra “gilipollas” y “muerto de hambre”. Hasta que, hablando de hijos y padres, llegan las amenazas del futbolista. “Si vuelves a nombrar a mi hijo, que sepas que te voy a masacrar, allá donde te encuentre”. O: “No se te olvide que soy calabrés y los calabreses nunca olvidan…” Estos mensajes fueron enviados al Tribunal de la Federación por Fiorini. Seis meses después ha llegado el castigo.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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