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El rearme defensivo del Atlético

El equipo de Simeone solo ha encjado un gol en siete partidos y desde el partido en Leverkusen ha reducido el número de remates que recibe

Ladislao J. Moñino
Jesús Gámez disputa un balón a Canales.
Jesús Gámez disputa un balón a Canales. Kiko Huesca (EFE)

Armar y reconstruir al equipo desde atrás fue el libro de ruta que siguió Simeone cuando llegó al banquillo. En sus primeros partidos le importó más la estabilidad defensiva que el juego en sí. El crecimiento comenzó desde atrás. Simeone percibía que un equipo lleno de dudas necesitaba sentirse seguro en defensa. En el último mes el entrenador ha insistido en la necesidad de recuperar ese rasgo de identidad. No se ha sentido más cómodo el Atlético que cuando ha logrado transmitir a los contrarios la dificultad de hacerle goles y su facilidad para rentabilizar los propios. “Seguro que estar fuertes defensivamente ha sido una estructura nuestra de estos años. Retornar a ser fuertes defensivamente habla muy bien de todo el equipo, de todo el grupo. Siempre digo que si el ataque empieza en la defensa, la defensa empieza en los delanteros. A ver si podemos seguir en esta línea”, admite Simeone.

Oblak lleva 418 minutos sin encajar un gol y transmite tranquilidad

El partido de Leverkusen generó un punto de inflexión. Allí, el Atlético fue tiroteado (13 remates) con cierta facilidad. Desde entonces, el técnico se ha preocupado mucho porque el equipo recuperara el tono defensivo. Solo un gol ha encajado desde entonces, el que le hizo el Valencia en el Calderón. El número de disparos recibidos ha descendido sensiblemente. En Sevilla descendió a 10 y la curva bajó ante Espanyol (7), Leverkusen (6) y Getafe (6). Córdoba (11) y Real Sociedad (9) elevaron el número de remates, pero en dos partidos ya decididos en el primer tiempo.

El baile de jugadores en la defensa entre sanciones, lesiones y estados de forma no ha perjudicado esa vuelta al rigor defensivo. Desde que tuvo que reemplazar a Moyá en el partido de vuelta ante el Leverkusen, Oblak suma 418 minutos sin encajar un gol. Dos vuelos prodigiosos, uno en Córdoba, y otro ante la Real, y su dominio del juego aéreo ha dado un espaldarazo a la tranquilidad que debe transmitir un portero. En ese rearme desde atrás, tampoco han pesado la alternancia de Miranda y Giménez o que Gámez sea el lateral izquierdo por delante de Siqueira.

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Es importante no encajar goles porque el equipo tiene delanteros que pueden hacer gol con pocas ocasiones. Concentrados en defensa y con ese acierto arriba somos un equipo bastante fuerte”, admite Siqueira. La ecuación es la misma que le ha dado tanto éxitos al Atlético. Es la reducción máxima del fútbol. No encajar y hacer un gol como mínimo.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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