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“¿Y si abrimos a los extremos?”

Tras perder en París en la fase de grupos, el Barça recuperó el ancho del campo en ataque

Los jugadores hablan con Luis Enrique durante el PSG-Barça.
Los jugadores hablan con Luis Enrique durante el PSG-Barça.BENOIT TESSIER (AFP)

El 30 de septiembre el Barcelona de Luis Enrique perdió su primer partido en la temporada en París (3-2). Un bofetón. El Barça llegaba orgulloso de haberse conocido, después de marcar 18 goles y no encajar ninguno en el arranque de Liga (seis jornadas) y tras despachar al Apoel (1-0 en el arranque de la Champions). Pero las sensaciones no eran buenas y aquel día, volvió del Parque de los Príncipes consciente de que tenía mucho camino por delante.

“Pareció un meneo, pero no jugamos tan mal”, recuerdan en el vestuario. Han pasado demasiadas cosas como para que la referencia sea válida, pero hubo un antes y un después de aquella noche. “Éramos un equipo en construcción”, admiten varios jugadores, “hoy somos muy diferentes”. Aquel día la luz de alarma se encendió para que Luis Enrique recuperara viejas esencias, empezando por el juego posicional. La derrota desveló que debajo de la alfombra de goles, se almacenaban demasiadas dudas.

Luis Enrique modificó la estructura de ataque después de la primera derrota de la temporada (3-2) en París

Lo recuerdan en la ciudad deportiva: “Pudimos empatar”. Pero existen datos reveladores. Ter Stegen, que fue muy criticado por sus prestaciones, realizó dos paradas, cuando la media de la Liga de Campeones no llega a esa cifra; el PSG también remató más aquel día de lo que dice la media del curso, el porcentaje de posesión (61 %) fue algo menor al del cómputo total en los ocho encuentros que lleva disputados el Barcelona en Europa (64 %) y, aunque el porcentaje de pases bien dados fue superior a la media (91 en el Parque de los Príncipes por 89 en los otros siete encuentros), el equipo remató a puerta 10 veces cuando su media es de 13 por partido.

El caso es que la derrota dejó muy mal cuerpo al equipo, que de vuelta, a través de los cauces discretos y habituales por los que se mueven estas cosas, hizo llegar el mensaje al entrenador. La necesidad con el tiempo resultó trascendental para cambiar la manera de jugar del equipo y terminó mutando su piel desde la pizarra. “¿Y no sería mejor abrir a los extremos?”, fue la duda trascendental que las vacas sagradas, con buena letra y mano izquierda, le hicieron llegar a Luis Enrique. La decisión final, bien cierto es, la terminó tomando el jefe, claro, consecuente con la lógica, con las sensaciones del grupo, y sus querencias.

El PSG suma cuatro bajas relevantes, incluida la de Ibrahimovic,  y el Barcelona no podrá contar ni con Alves ni con Vermaelen

Así que de ordenar a los extremos que jugaran de afuera hacia dentro, el entrenador pasó a pedir a sus puntas que jugarán más abiertos y pisaran la cal. Por entonces, normalmente, eran titulares Neymar y Pedro, con permiso de Munir, muy utilizado en ausencia de Luis Suárez, que aquellos días seguía sancionado. Alba y Alves, los laterales en aquel partido del Parque de los Príncipes, fueron los primeros en agradecerlo.

El brasileño no estará mañana en París. Sancionado, no podía jugar, pero Luis Enrique decidió esta vez convocar a toda la plantilla para el desplazamiento. “Tiene el pie un poco hinchado”, cuentan en el club. Un “esguince de grado 1”, avisa el parte médico, que aconseja que Alves trabaje en Barcelona. El lateral, según algunas publicaciones, podría tener firmado un preacuerdo con el PSG si abandona el Barcelona a final de temporada, una decisión que, según ha comentado en las redes sociales, no ha tomado. En la expedición que parte esta mañana del aeropuerto del Prat tampoco estará el central belga Vemaelen, todavía sin el alta médica. En cambio, Munir también ha sido convocado por el técnico asturiano.

Peor panorama tiene Laurent Blanc, entrenador del conjunto francés, que no podrá contar con cuatro de sus titulares: David Luiz y Motta, por lesión, pero tampoco con Verrati y la estrella de los parisinos, Ibrahimovic, sancionados. El reto de los parisinos es apasionante, porque es la tercera vez que alcanzan los cuartos de final de la Liga de Campeones, las tres de manera consecutiva, pero no ha logrado jamás el pase a la semifinal.

El Barcelona, hasta el curso pasado, encadenaba siete cursos seguidos llegando al menos a las semifinales de la máxima competición europea. La derrota contra el Atlético en cuartos de final, con Martino al frente, truncó un camino que Luis Enrique busca reemprender... desde los extremos.

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