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Ramos es el cemento de Ancelotti

El técnico dice que "lo mataron" las críticas la última vez que puso al sevillano de mediocentro pero que le necesitaba para defender a balón parado del Atlético

Diego Torres
Ramos salta con Gamez
Ramos salta con Gamezalejandro Ruesga

Sergio Ramos salió del Bernabéu proclamando que Carlo Ancelotti "tiene huevos". Pocos jugadores sienten más aprecio por el entrenador italiano, que se arriesgó a hacer un movimiento políticamente muy incorrecto en el derbi. Ancelotti empleó a Ramos para ejecutar su plan de dar más consistencia al centro del campo y así evitar las temidas superioridades del Atlético. Un plan que descartó a Illarra, Khedira y Silva, tres futbolistas específicos que han costado más de 60 millones de euros al club. Un plan que señaló a Ramos para un rol, el de interior derecha, que desconocía casi por completo. Cualquier error habría expuesto al entrenador, examinado con lupa desde el palco, a las acusaciones habituales. Pero el resultado fue perfecto.

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La lesión de Bale cambió el patrón táctico del partido por completo. La ausencia del galés, roto el sábado contra el Málaga, fue recibida con el optimismo con que se vislumbran las soluciones en el seno del cuerpo técnico. Ancelotti pasó de planificar una vuelta en la que buscaría resolver el duelo en los primeros 40 minutos a considerar la posibilidad de contemporizar. Incluso llegó a anticipar la tanda de penaltis. De pronto, el entrenador se sintió libre de organizar el equipo con cuatro centrocampistas, la fórmula ideal, según el entrenador, para afrontar cualquier encuentro de máxima exigencia. Ancelotti interpretó que con un volante más, James, Kroos e Isco se cansarían menos, y así podrían presionar durante más tiempo, sin necesidad de quemar todos los cartuchos en la primera carga. También pensó que así el equipo tendría recursos para pararse más atrás, haciendo presión media o baja, y liberando espacio para las carreras de Cristiano.

La baja de Bale iluminó al técnico, que por fin pudo disponer del 4-4-2 frente a Simeone

El elegido para oficiar de cuarto volante, en un principio, fue Illarramendi. Pero el vasco se mostró tan abrumado en los entrenamientos que Ancelotti resolvió buscar otra variante. Se inclinó por formar la línea de centrales con Pepe y Varane y adelantar a Ramos al mediocampo. El movimiento de piezas tuvo un propósito fundamental: cerrar los espacios que habitualmente se forman a la espalda de Kroos cuando el equipo tiene el balón. Ahí se colocó Ramos en los ataques del Atlético, formando un triángulo con Pepe y Varane. La espesura del reducto convirtió la parcela en un lugar inhabitable para Griezmann y Mandzukic. Desde ahí el Atlético no consiguió ni un remate en los primeros 70 minutos, cuando Koke cabeceó a las manos de Casillas.

Ramos tardó un rato en acomodarse a las posesiones del Madrid. Tirado a un costado, escoltando a Kroos, debió sentir que su papel era el de mero acompañante. Pronto se encontró emparedado en el laberinto rojiblanco, entre Saúl a su derecha y Tiago a su izquierda. Desacostumbrado a recibir de espaldas, le costó desmarcarse, girarse y asociarse con sus compañeros. Pero cuando el Atlético recuperó el balón no encontró los espacios que solía descubrir al contragolpe. En esas situaciones, el sevillano espesó la mezcla añadiendo cemento. La única ocasión que descubrió el equipo de Simeone hasta el cabezazo de Koke fue un tiro desde fuera del área de Gamez. La teoría de la superioridad del 4-4-2 de Ancelotti se verificó de punta a punta. Incluso con bajas sensibles. Solo la lesión de Bale lo hizo posible.

"Me gustan los entrenadores que son buenas personas y además tienen huevos", celebró el central

Ancelotti evocó tras el partido las críticas que recibió por poner a Ramos en el mediocentro, en el Camp Nou en 2013. “Muchos me mataron”, dijo. “Pero como no morí después, y seguí trabajando, pensé que si me mataban potra vez seguiría vivo. Puse a Ramos para tener más solidez a balón parado y en los saques de banda. Y porque tiene calidad en esta posición y es capaz de sacrificarse mucho. Porque si yo tengo la idea pero el jugador no está convencido.... Sergio estaba convencido y lo ha hecho muy bien”.

El primer golpe de gracia al Atlético no fue un gol. Fue la acción en la que el árbitro alemán Felix Byrch expulsó a Arda Turan. El turco elevó su pie derecho mostrando los tacos en la pugna por un balón, en el minuto 76. Un balón que controló Ramos anticipándose al rival. La acción se encuadra en aquello que el reglamento considera fuerza excesiva. Ramos cayó al suelo reclamando falta y Byrch sacó la segunda amarilla y la roja.

"Yo estoy para ayudar al equipo en donde me necesite el míster", dijo Ramos, al salir del estadio. El segundo capitán es uno de los mayores cómplices de Ancelotti en la plantilla. Uno de sus irreductibles colaboradores en la gestión de las situaciones de crisis. Ayer quiso darle un espaldarazo advirtiendo que el técnico tuvo mucho valor a la hora de ponerlo en el centro del campo, decisión políticamente incorrecta en determinados sectores. "Me gustan los entrenadores que son buenas personas y además tienen huevos", zanjó. "Sin la modestia de Ancelotti no habríamos conseguido todo esto".

 

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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