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El día que Iniesta dejó el tambor

El centrocampista del Barça recuperó su estilo ante el PSG en una temporada de claroscuros

Iniesta conduce el balón rodeado de jugadores del PSG, el miércoles en el Camp Nou.
Iniesta conduce el balón rodeado de jugadores del PSG, el miércoles en el Camp Nou. QUIQUE GARCIA (AFP)

Andrés Iniesta ha jugado 104 partidos en la Champions y aunque no ha marcado muchos goles, 10, se le recuerda alguno histórico, y muchos pases. Iniesta, con un pincel, ha llenado de sentido los últimos diez años de la competición. Un día pidió camisetas y el martes se las regaló a Verrati y Maxwell, porque ahora es a él a quien se las piden. Es el tercer jugador con más asistencias, 22, empatado con Cristiano Ronaldo (en 112 partidos) y Kaká (en 86), por detrás de Giggs (27 en 71 partidos) y Xavi (24 en 103). Por la puerta de la Champions, precisamente, se reivindicó el martes en una temporada llena de claroscuros.

“Nunca me imaginé a Iniesta tocando el tambor, él toca el violín”, dijo una noche, cenando en Barcelona, Eduardo Galeano, tras recibir el premio Vázquez Montalbán. Hablaba de Sudáfrica y de vuvuzelas, de la tierra donde Iniesta entró en la historia. Iniesta ha seguido de pie tocando el tambor, fiel a la idea que le sacó de Fuentealbilla y le llevó a La Masia, el sueño de ser jugador del Barcelona. Y si Luis Enrique le pidió más, se lo dio. Y cuando cogió el arco ante el PSG, el mundo supo que sigue estando: dejó el tambor y tocó el violín.

“Nunca me fui”, dice Andrés; “estoy supercontento con él” defiende Luis Enrique

Sacó el Barcelona de centro, le llegó la pelota al manchego y buscó a Messi, aún sobre el mediocampo. La Pulga se la pasó a Mascherano, pareja de Piqué como central, 15 metros detrás de él, en lo que fue una declaración de principios: no había prisa, la eliminatoria iba 3-1 y era cuestión de jugar al fútbol. Y en esas, la afición descubrió que Iniesta sigue siendo Iniesta, que no se ha ido, que sigue ahí, que con Xavi en el banco, el brazalete lo lleva él. Demasiado tiempo sin tocar el balón había dado que pensar, había generado demasiadas dudas sobre el rendimiento de un Jaguar reconvertido en todoterreno. Lleva todo el año con el mono de faena y ayer, que le dio el partido para jugar con esmoquin, demostró que sigue siendo algo especial, un jugador distinto, como los vinos de la bodega que llevan su nombre, de los que ayer hizo una cata privada en Barcelona.

“Estoy supercontento de su rendimiento. No tengo absolutamente nada que reprocharle, al contrario”, ha repetido de manera constante Luis Enrique desde que comenzó el curso. Cuanto mayores eran las críticas al volante, mayor la defensa de su entrenador, que le puso casi siempre, siendo uno de los jugadores más utilizados de la plantilla, por detrás de los porteros y de Messi. “Yo nunca me fui, otra cosa es que la gente me quiera ver de una manera o de otra. Pero siempre he estado ahí, ayudando como puedo a que el equipo vaya adelante”, aseguró el centrocampista. Y añadió: “No siempre las cosas salen como uno quiere, pero, a menudo, la valoración que uno hace no tiene por qué coincidir con la del resto de la gente, porque yo valoro cosas que a lo mejor no se valoran desde fuera”.

El Barça recuperó sus mecanismos y así es fácil que Iniesta brille” Angel Cappa, entrenador

El martes, contra el PSG, jugó Iniesta durante 45 minutos y jugó el Barcelona como pocas veces lo ha hecho este año. En un sprint espectacular, cogió la pelota en su propio campo y a la carrera, y a golpe de cintura, sentó a cuatro tipos vestidos de blanco, que se desplomaron a su paso, hasta desactivar a un quinto con el pase a Neymar, a quien dejó solo ante Sirigu en la que puede considerarse su cuarta asistencia en esta Champions, las mismas que lleva Koke. “Fue una jugada fantástica y me dejó solo. Sólo tuve que eludir al portero”, le agradeció Neymar después. Ángel Cappa se rindió a su grandeza: “En la primera parte ha sentado cátedra, es un jugador maravilloso. El Barça recuperó sus mecanismos y así es fácil que Iniesta brille”, dijo el técnico argentino alabando los 45 minutos que jugó el 8. Si se quedó en el vestuario en el descanso fue porque Luis Enrique prefirió protegerle, pensando en el derbi del sábado en el campo del Espanyol.

El partido de Iniesta generó también elogios entre los jugadores. “Es una lástima que Andrés sea contemporáneo de estas bestias que acaparan todos los elogios”, dijo Javier Mascherano en referencia a Messi y Neymar. “Iniesta es un jugador especial y entiende el fútbol de una manera exquisita. A los que nos gusta esto, disfrutamos de él”. Van 104 partidos con Iniesta en la Champions League, tocando el tambor o tocando el violín.

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