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Fútbol-televisión: una especial relación simbiótica

La Liga más endeudada y la televisión de pago menos desarrollada son las españolas, fruto de la venta individual

Carlos Arribas
Un operador de cámara televisiva durante un partido de Liga.
Un operador de cámara televisiva durante un partido de Liga.CARLOS ROSILLO

El Madrid y el Barcelona, dos equipos españoles, disputan las semifinales de la Champions. Dos de cuatro: ningún otro país europeo tiene tantos equipos en lo más alto.

La Liga de Fútbol Profesional (LFP), que agrupa a los equipos de Primera y Segunda españoles y que mantenía en 2012 una deuda con Hacienda y la Seguridad Social de 630 millones de euros, presenta el mayor ratio de endeudamiento sobre ingresos (entre un 120 y un 130% en los últimos cinco años) de las cinco grandes ligas europeas (Premier, Liga italiana, Bundesliga y Liga francesa), es la tercera Liga por ingresos brutos, la cuarta por ingresos provenientes de los derechos audiovisuales y la última por porcentaje de ingresos televisivos respecto a ingresos totales. Además, es la española la Liga que reparte más desigualmente tales ingresos: el Real Madrid y el Barcelona perciben el 17% del total; Atlético de Madrid y Valencia, el 6% cada uno (la tercera parte), y el 54% restante se reparte entre los demás 16 clubes, que perciben de media la séptima parte que los dos grandes. Uno de los efectos de tal desigualdad es que el Madrid y el Barcelona, con cerca de 140 millones de euros anuales son los equipos europeos que más reciben por los derechos televisivos pese a que su Liga no ingrese tanto como las demás. En Italia y Francia el ratio es de cuatro a uno y en Inglaterra y Alemania de dos a uno.

La venta individualizada había generado conflictos y ruina para el fútbol y los operadores

La televisión de pago en España es la única que en Europa ha perdido abonados y penetración en la última década. En 2013 los ingresos de los operadores de televisión de pagó fueron de 1.715 millones de euros, un 1,8% menos que el año anterior, mientras que el número de abonados descendió en 238.000. Mientras que en 2013 en el Reino Unido había 15 millones hogares abonados a un operador de pago, 21 millones en Francia, 22 en Alemania y 8,3 en Italia, en España habían descendido de 4,2 millones en 12012 a 3,9 millones de hogares en 2013.

Estos tres párrafos anteriores se resumen, según el Gobierno, en una frase: la española es la única Liga en la que los derechos del fútbol televisado los negociaban los equipos individualmente. Se producía una especial simbiosis negativa entre fútbol y televisión por la que el mal funcionamiento de uno perjudicaba a la otra. Una simbiosis que el Consejo Superior de Deportes cree que se invertirá hacia el lado positivo con la ley aprobada el jueves pasado por la que los clubes ceden sus derechos televisivos a la LFP y esta negocie la venta colectiva e imponga un reparto más equitativo.

Si los efectos de la venta individual sobre los ingresos del fútbol han sido evidentemente negativos, y el menor de ellos no ha sido la casi imposibilidad de vender el paquete de la Liga al extranjero (concepto que podría reportar 400 millones según las estimaciones del Ejecutivo), para los operadores de televisión que entraron en la pugna por los clubes han sido desastrosos.

Desde que en junio de 1989, para adaptarse a la llegada al espectro de las televisiones autonómicas y privadas, la LFP convocó el primer concurso de venta de los derechos del fútbol, los conflictos entre clubes entre sí y operadores con todos, conocidos popularmente como guerra del fútbol, no han cesado. Hasta 1997 hubo venta conjunta conflictiva; desde entonces, venta individual y ruinosa.

El decreto de venta conjunta a partir de la temporada 2016-17 coincide en el tiempo con la aprobación por parte de la comisión de la competencia de la absorción por Telefónica de DTS, que posee los derechos de varios clubes. Movistar es ya la única televisión de pago en España y nunca ha ocultado su intención de crear un canal con toda la Liga incluso a partir de la próxima temporada. Para ello necesitará negociar con MediaPro, poseedora de los derechos del resto de los equipos. Según la ley, respetando siempre el partido en abierto, la única peculiaridad española en una norma muy parecida a la que rige en el resto de Europa, el operador podría hacerlo siempre que ofrezca a los prestadores de servicios que lo soliciten el acceso a la señal básica.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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