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La indefinición del Atlético y el valor del tercer puesto

El empate del Valencia puede alargar al Atlético la pelea por el tercer puesto hasta la última jornada de un curso marcado por sus dudas de su juego de ataque

Ladislao J. Moñino
Simeone, durante el Atlético-Athletic disputado la semana pasada en el Calderón.
Simeone, durante el Atlético-Athletic disputado la semana pasada en el Calderón.Daniel Ochoa de Olza (AP)

El curso dice que al Atlético el camino a los grandes títulos se lo ha cerrado en la Liga y en la Copa el Barcelona y en la Champions el Real Madrid. En su comparecencia de hoy, Simeone ha reforzado ese mensaje a su manera. Sin decirlo abiertamente, pero dejándolo caer: “Competimos en una Liga que día a día muestra ser la mejor del mundo, que posiblemente va a tener dos equipos en la final de la Champions y uno en la de la Europa League. Nosotros luchamos con Valencia y Sevilla para conseguir la tercera plaza, que toma más repercusión a partir de lo que hacen los equipos españoles en Europa”.

Hace un año aproximadamente, a la misma altura de jornada que la presente, el Atlético se desplazaba a Levante para tratar de dar un golpe definitivo a la Liga que no dio. Mañana se presenta inmerso en la pelea por el tercer puesto, que se puede alargar hasta la última jornada con el empate del Valencia en el Bernabéu. De lo que suceda en el Ciutat de Valencia dependerá mucho para ver si el Atlético recibe al Barcelona muy exigido y si acude a Granada en la última jornada con la necesidad de ganar o con el ligero respiro de que un empate le valdría.    .

La tercera plaza toma más valor a partir de lo que hacen los equipos españoles en Europa" Diego Pablo Simeone

El éxito tiene secuelas y una de ellas es la adicción que genera y la resistencia a verse despojado de él . Nada como las consecuencias de lo ocurrido tras la eliminación europea. Aunque sea a toro pasado, algo congénito al fútbol, la mayor parte de la masa social rojiblanca piensa que tanto Simeone como sus jugadores pudieron haber dado un paso más adelante. No ha habido reproches por actitud ni para el plantel ni para el cuerpo técnico. Si hubo la sensación de que ni el plan fue el mejor ni tampoco su ejecución resultó satisfactoria. Con ese paisaje de cierto desencanto se han encontrado entrenador y jugadores en los últimos días, aunque ha sido el primero el que más críticas ha coleccionado por el episodio del Bernabéu. Lo mismo que ha sucedido con los elogios cuando ha liderado si no al mejor, a uno muy cercano al Atlético más grande de su historia.

Públicamente, Simeone, como el vestuario, siempre difundió los objetivos apoyado en el hiperrealismo. En los dos casos siempre hubo el pacto por no exteriorizar la verdadera ambición y hasta la creencia de que podría caer algún título gordo.

Madrid y Baça le han cerrrado al Atlético el camino a los títulos, pero queda la sensación de que pudo estár mas cerca de ellos

Nadie puede decir que ni Simeone ni los jugadores estén en su verdad, pero tampoco nadie puede negar las expectativas que genera que una vez lo imposible fuera posible: derrocar al duo-polio Madrid-Barça en las competiciones domésticas y estar a 30 segundos de hacer lo mismo en Europa. Entre otras, la cercanía en el tiempo del éxito también trae de serie que ese si lo imposible fue posible una vez por qué no dos.

Simeone argumenta que el equipo ha competido bien pese a las bajas sensibles que lo han despojado de la que fue su mejor virtud la temporada pasada. Si algo había indiscutible en el campeón de Liga es que de los tres que peleaban el título fue el que más claro tenía que a qué jugaba en defensa y en ataque. En este, la indefinición se ha apoderado de la propuesta ofensiva, muy condicionada por el fichaje de Mandzukic. Simeone apostó fuerte por el croata, incluso en parte sabiendo que renunciaba al arma histórica del contragolpe y que los centrocampistas tenían que adaptarse a un juego más elaborado y la defensa adelantarse unos metros para propiciar jugar en campo contrario.

El curso pasado, de los tres aspirantes, los de Simeone eran los que más claro tenían a qué jugaban en defensa y en ataque

La ejecución del plan hasta el casi el parón navideño no fue mala. Incluso hubo pasajes en los que se vio a un equipo mejor dominador desde el balón y que podía exhibir su otra gran virtud ; gobernar el juego desde los espacios. Con todo, siempre hubo evidencias de que para los partidos grandes, cuando el contrario le encerrara o el Atlético se dejara dominar desde la posesión, Mandzukic no era el delantero ideal. Entre otras cosas, por eso llegó Fernando Torres, que solo ha disputado ocho minutos de una eliminatoria de la que a priori siempre se hubiera esperado más protagonismo. Desde el regreso de Torres, esa indefinición del modelo de ataque apoyada en si juega o no Mandzukic se manifestó especialmente en el partido del Bernabéu.

Ni una ni otra opción ha terminado por consolidarse como pareja de Griezmann. Le ha dado a Simeone para estar al borde de alcanzar el gran objetivo real del tercer puesto. Pero no se borra la sensación de que un equipo tan bien armado y con las ideas tan claras ha tenido fallos en el banquillo y en el plantel que podrían haberle permitido estar más cerca de la pelea final por los títulos.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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