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El CSKA, de nuevo ante la kriptonita de Olympiacos en la Euroliga

El conjunto griego ganó dos de sus tres Copas de Europa tras superar al gigante ruso, en la semifinal de 2013 y en la final de 2012 en la que remontó 19 puntos de desventaja

Faustino Sáez
Kirilenko durante el entrenamiento del CSKA
Kirilenko durante el entrenamiento del CSKAEFE

El CSKA es el equipo de baloncesto más poderoso de Europa, con 42 millones de presupuesto (frente a los 33 del Fenerbahçe, 26 del Madrid y 25 de Olympiacos), pero la opulencia económica no le ha garantizado la dicha en el parquet. Los rusos han alcanzado la Final Four en 12 de las 13 últimas ediciones, pero sólo han conquistado el título en dos ocasiones, Praga 2006 y Madrid 2008. Sólo el Barcelona con dos títulos en 14 presencias empeora su porcentaje de eficacia en la cita por la Euroliga. Su kriptonita más reciente es el Olympiacos, protagonista de dos de sus tres últimos batacazos en la carrera por el título.

Ya jamás se les podrá considerar una sorpresa", proclamó Messina tras caer en ante Olympiacos en 2012

El cuadro griego protagonizó en la edición de Estambul 2012 uno de los triunfos más inverosímiles de la enciclopedia reciente cuando se sobrepuso a la tropa de Kirilenko y a 19 puntos de desventaja mediado el tercer cuarto para alzar el trofeo. El CSKA paladeaba su título de campeón poco antes del final del tercer cuarto (53-34) y sus jugadores, entre la suficiencia y la prepotencia, se dedicaban sobre la pista los gestos cómplices de quien se sabe ganador. Pero una canasta de Printezis a siete décimas para la conclusión cambió el final del cuento (61-62). La iluminación de Papanikolau en el tramo final (18 puntos, con 2 de 2 en tiros de dos, 3 de 3 en triples y 5 de 6 en libres) y el trabajo abnegado del propio Printezis obraron la gesta. Un parcial de 14-0 para Olympiacos puso el marcador en 53-48 y devolvió la esperanza a la fervorosa hinchada griega. Teodosic perdió el oremus y Siskauskas y Kirilenko la mística. Printezis, que no había anotado hasta el último cuarto, de pronto mutó en un genio infalible. Siskauskas falló los dos tiros libres de los que dispuso con 61-60 y 9 segundos aun por jugarse y Olympiacos se encontró con el balón que valía para ganar el partido. Spanoulis buscó la penetración, atrajo a toda la defensa y asistió a Printezis desde la línea de fondo. Con un lanzamiento a una mano, el ala-pívot llevó al Olympiacos a la gloria más inopinada.

“Espero que con aquello cubriéramos el cupo de mala suerte”, proclamó Messina en la víspera de la semifinal de la temporada siguiente, de nuevo ante Olympiacos. El técnico italiano, que no estuvo en aquel episodio, regresaba a la Final Four en busca de su quinto título, pero chocó contra el mismo muro. "Son una roca", resumió después en las galerías del O2 tras un partido pésimo de su equipo en ataque: 17 puntos en el primer cuarto, 11 en el segundo, 8 en el tercero y 16 insustanciales en el cuarto, para cerrar el 52-69 final. Law y Spanoulis marcaron la diferencia en Londres. "Ya jamás se les podrá considerar una sorpresa", espetó el entrenador del CSKA.

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No aprendieron los rusos, que la temporada pasada cayeron en otra emboscada y perdieron otro partido que tenían encarrilado. Faltaban 11 minutos para el término de la semifinal y el Maccabi perdía por 15 puntos ante el CSKA (55-40). Los jugadores del conjunto moscovita caminaban sobrados al ritmo que marcaba la batuta de Teodosic, pero guiados por el febril arrebato de Tyrese Rice, los de Blatt abrieron un nuevo capítulo en el apartado de las grandes remontadas (67-68). El base estadounidense, de 185 centímetros y pasaporte montenegrino, anticipó a modo de tráiler cinematográfico su condición de MVP y anotó la canasta de su vida a falta de cuatro segundos, la que daba el tiro de gracia a un grupo de gigantes hundidos ante otro estrepitoso fracaso. En Madrid, escenario del último de sus seis títulos, el CSKA tendrá otra oportunidad de redención.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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