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Santos gana la liga mexicana con el susto en el cuerpo

Los Gallos de Querétaro se queda al borde de la remontada tras ganar 3-0 El 5-0 de la ida proclama campeón a los de Torreón

Juan Diego Quesada
Ronaldinho recibe instrucciones de su entrenador, Manuel Vucetich
Ronaldinho recibe instrucciones de su entrenador, Manuel VucetichAFP

Santos Laguna se proclamó este domingo campeón de la liga mexicana, aunque lo hizo con el susto en el cuerpo. Los de Torreón, una ciudad del norte, habían ganado 5-0 en el partido de la ida, lo que invitaba a que la vuelta fuera poco más que un trámite. No lo fue. Los Gallos de Querétaro, el equipo de Ronaldinho, se lo tomaron a pecho, dispuestos a borrar el bochorno de hace unos días, y en la primera parte hicieron tres goles. El fantasma de la remontada comenzaba a materializarse.

La gesta se veía tan lejana antes del partido que Kentucky Fried Chicken anunció que regalaría pollo frito si la escuadra de Vucetich levantaba la copa. Sencillamente se veía como algo imposible. Tanta ventaja invitaba a una siesta. Después de la tunda de hace tres días, Santos se miró tanto en el espejo que casi lo acaba pagando. Con el colchón de la idea, el equipo entrenado por el portugués Pedro Caixinha se dejó ir y cuando se quiso dar cuenta ya perdía uno a cero, con un gol de penalti. En un córner al segundo palo Los Gallos hicieron el segundo y Sepúlveda, rápido como un galgo, hizo el tercero.

Llegó el descanso. Santos sufría una tiritona. El precipicio estaba ahí. El arrollador equipo de la ida no era ahora más que un muñeco. La sombra de una remontada heróica de Los Gallos pesaba. Sin embargo, la segunda parte fue otra historia. El Querétaro, aunque echó mano de Ronaldinho en el minuto 60, perdió fuelle. El depósito no daba para tanto. Santos presionó más en campo contrario, alargó el césped y fue poco a poco alejando los fantasmas. Su portero, un gigantón argentino llamado Marchesín, echó el cerrojo con un par de paradas de mucho mérito.

Aunque seguro que no contaba con la astucia de Ronaldinho, que lo enredó en una jugada digna del Chavo del 8. Rona lo esperó agazapado y cuando Marchesín echó la bola al aire para el golpeo desde su área, la rebañó y enfiló portería. Marcó sin oposición. Era el 4-0. El árbitro, quizá confundido por una situación un tanto extraña, optó por la solución más sencilla y anuló el gol. No hay nada que dé más miedo que lo desconocido.

El caso es que el marcador se quedó como estaba. Santos, el invitado de última hora, el equipo que se clasificó a las finales en el octavo lugar, llegaba a la meta con la lengua fuera, pero llegaba, que es de lo que se trata. Cuando el árbitro pitó el final, respiró de puro alivio. Los directivos de KFC también.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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