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EE UU investiga la concesión de los Mundiales de Rusia y Qatar

La fiscalía norteamericana estrecha el cerco sobre Sepp Blatter

Joseph Blatter, en una rueda de prensa en Zúrich
Joseph Blatter, en una rueda de prensa en ZúrichSteffen Schmidt (AP)

Los eventos se suceden con rapidez en el escándalo que envuelve a la FIFA y que se extiende como una mancha por el fútbol. Las autoridades encargadas en Estados Unidos de la investigación de la trama de corrupción destapada hace una semana han ampliado las pesquisas y podrían poner en serias dudas incluso la celebración de los mundiales de fútbol de Rusia en 2018 y Qatar en 2022. El FBI, según adelanta la agencia Reuters, está examinando cómo se concedieron esos dos torneos.

Las autoridades suizas anunciaron hace una semana su propia investigación a la votación que llevó a la concesión de estos dos campeonatos, para determinar si hubo alguna ilegalidad. Los organizadores de las dos citas, sin embargo, se muestran relajados, de momento. El portavoz del presidente Vladimir Putin aseguraba esta mañana que su mundial no se ve de ninguna manera amenazado mientras, el ministro de exteriores de Qatar dejaba que claro que "de ninguna manera" le van a quitar ahora este campeonato.

Todo esto sucede mientras el cerco legal se estrecha en torno a Joseph Blatter, pese a que en la FIFA tratan de mostrar que el presidente del organismo que gobierna el fútbol mundial acudió al trabajo con total normalidad un día después dimitir. La Interpol acaba de emitir, a petición de Estados Unidos, una alerta roja para dos antiguos directivos implicados en el caso de corrupción. Todo esto, mientras el Departamento de Justicia y el FBI investigan al propio Blatter y a su segundo, Jérôme Valcke, que mantiene que no tiene motivos para renunciar.

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La FIFA está viviendo ya la peor crisis de su historia y como anticipó hace una semana el fiscal neoyorquino Kelly Currie, los cargos presentados contra 14 oficiales del organismos y empresarios son el comienzo. Blatter había defendido hasta ahora que los casos de corrupción eran aislados y se circunscribían a las dos confederaciones en América. Pero de acuerdo con el The New York Times, la ABC News y Reuters, los investigadores creen que pueden construir una causa contra Blatter si logran que algunos de los directivos imputados cooperen.

Esencialmente, la fiscalía y el FBI están tratando de ver quién tira antes de la manta para salvarse, según indicaron fuentes de la investigación a estos medios. Podría ayudar a ello la declaración que hizo Chuck Blazer a las autoridades estadounidenses, cuando en 2013 fue arrestado por un delito de evasión fiscal y empezó a cooperar en la investigación para evitar una reprimenda mayor. La transcripción de la declaración de este exdirectivo de la FIFA convertido en informante podría publicarse en breve.

Corinne Blatter salió, entre tanto, en defensa de su padre, utilizando el argumento de que su dimisión “no tiene nada que ver” con la información que está circulado acerca de la investigación abierta en EE UU. “Es un hombre honesto que dedicó toda su vida al fútbol”, aseguró en declaraciones al diario suizo Blick, “con su decisión lo que quiso por encima de todo es protegernos, proteger a su familia”. Ahora espera que la presión de los últimos siete días empiece a rebajarse.

No es el caso para los implicados formalmente. Los nombres de Jack Warner, expresidente de la Concacaf, y de Nicolás Leoz, presidente de la Conmebol, aparecen ahora en la lista de personas más buscadas por la Interpol, junto a cuatro ejecutivos de empresas que participaron en la trama de corrupción. Warner ya se entregó la semana pasada a las autoridades en Trinidad mientras que Leoz está bajo arresto domiciliario en Paraguay. Jeffrey Webb y Eugenio Figueredo ya fueron arrestados.

La alerta roja afecta a Alejandro Burzaco, el empresario argentino que dirige la compañía de márketing deportivo Torneos y Competencia. Hay otros dos argentinos, Hugo Mariano Jinkis, responsables de Full Play Group. El cuatro es el brasileño José Margulies, que dirigió dos compañías dedicadas a la retransmisión de partidos. Están acusados de pagar sobornos a los directivos de la FIFA para que jugaran a su favor en el organismo y conseguir así contratos que les permitieran negociar los derechos de torneos y promoción.

Posible extradición

Este tipo de notificaciones de la Interpol sirven para informar a los miembros de que pesa una orden de arresto sobre los individuos que aparecen en la lista, con vistas a una posible extradición para que sean procesados por sus crímenes. Pero en el organismo que coordina la acción policial internacional no puede en este momento obligar a los países a que procedan a hacerlo.

La posibilidad de una extradición automática desde Canadá es lo que podría explicar por qué el secretario general de la FIFA no acudiera a la apertura del Mundial de Fútbol Femenino. De acuerdo con la información revelada por varios medios estadounidenses, Jérôme Valcke dio luz verde a operaciones bancarias relacionadas con la trama corrupta, valoradas en 10 millones de dólares. El documento de 164 publicado por el Departamento de Justicia habla de “oficial de alto nivel” como el implicado en estos tres pagos.

La revelación de la identidad de este alto ejecutivo por parte de The New York Times puso así más cerca de Blatter el curso del dinero que siguió la trama corrupta. Ese dinero fue a parar a comienzos de 2008 a varias cuentas de Jack Warner. El nombre de este directivo caribeño se cita como uno de los ayudó a asegurar que Sudáfrica celebraría el Mundial de Fútbol en 2010. La dimisión de Sepp Blatter se hizo pública a las pocas horas de conocerse este detalle.

La estructura

La trama de sobornos funcionaba sistemáticamente de la siguiente manera. Los organizadores de los torneos ofrecen los derechos de promoción y retransmisión a compañías de márketing deportivo, que a su vez los venden a las cadenas de televisión y patrocinadores. Los directivos imputados se comprometieron a dar su apoyo a estas firmas para que se hicieran con los contratos de la FIFA, a cambio de sobornos por sus servicios. Los pagos se hacían a través de intermediarios.

Lo que se debe determinar es si Blatter sabía que ese dinero iba a ser utilizado con un propósito ilícito. La FIFA insiste que las transferencias realizadas siguieron las reglas que establece la organización y precisa que el secretario general no disponía de la autoridad para hacerlas. Los responsables de la candidatura sudafricana mantienen que ese pago se destinó al fondo de desarrollo del fútbol en el Caribe, por lo que consideran que es legítimo.

Fikile Mbalula, actual ministro de Deportes en Sudáfrica, insiste en que cuando se organizó el Mundial negociaron "con personas, no con mafiosos". "El hecho de que después se convirtieran en criminales no es nuestro problema. No podemos dedicarnos a pasar perros rastreadores a todo el mundo", concluyó. Por su parte, los patrocinadores de la FIFA como McDonald´s admiten que estas alegaciones dañan la imagen del deporte y esperan que se abra una nueva era en la FIFA.

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