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Messi, prodigio biomecánico

Los analistas observan que la zancada corta y la velocidad mental elevan la frecuencia de gestos que convierte al argentino en el jugador más desequilibrante del mundo

Cuando Alfredo di Stéfano describía aquello que más le llamaba la atención de Lionel Messi, se inclinaba sobre sí mismo, sonreía con malicia, y gesticulaba dando golpecitos con su mano en el aire al tiempo que emitía un chasquido con la lengua contra los dientes. “¡Tic-tic, tic-tic…! Así lleva la pelota pegada al pie. Dando toquecitos. ¡Tic-tic, tic-tic…!”.

A Messi lo distingue el tamaño compacto. La zancada corta. La elevada frecuencia de gestos concentrados en medidas de tiempo. Los defensas tardan en reaccionar a su paso. Esta cualidad hace que sea muy difícil hacerle falta y más complicado todavía derribarle. Las estadísticas lo exhiben así. A pesar de ser el jugador más desequilibrante del planeta, Messi ha recibido un penalti en la Liga y un penalti en la Champions esta temporada. Le superan Agüero (3 penaltis), Götze, Tévez, y Luis Fabiano (2) en Champions. En Liga, Ronaldo (4 penaltis), Neymar y Vitolo (3); Bueno, Sergio García, Luis Suárez, Canales, Aduritz, Wellington, Bifouma, Godín, Chicharito y Charles (2) provocaron más penas máximas.

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Jorge Valdano atribuye la explicación más esclarecedora a Johan Cruyff. “Johan”, cuenta Valdano, “dice que Messi da un paso cada 30 centímetros, y por eso, cada vez que pisa tiene la posibilidad de cambiar de dirección o cambiar de idea, y eso le permite tener el doble de ideas que uno que mida 1,90. Los apoyos constantes le permiten cimbrear de manera diferente”.

El propio Cruyff señala el gran atributo biomecánico del argentino. “Su secreto”, dice, “es la velocidad de su cambio de ritmo; cambia de orientación cada medio metro. Cuando el defensa da un paso, él ha dado dos en dos direcciones distintas. Tiene técnica; domina la relación tiempo-espacio, es hábil, arranca siempre el primero y su explosividad le permite que no le atrapes cuando arranca primero, que suele ser siempre”.

Su secreto”, dice Cruyff, “es que cambia de orientación cada medio metro. Cuando el defensa da un paso, él ha dado dos en dos direcciones”

“Hace una cosa muy rara”, se asombra Marcelo, el lateral del Madrid, “no sé cómo explicarlo. Sale de uno de dos, de tres. No sé qué hace, como se maneja con el balón. No le paras con patadas”.

El neuropsicólogo Joan Forns teoriza con discurso científico: “Procesa la información videoespacial a una velocidad de vértigo. Su coordinación videomotora es sublime al regatear y ejecutar lanzamientos o pases precisos. Tiene múltiples capacidades cognitivas combinadas: planificación, coordinación, secuenciación, flexibilidad, e incluso anticipación a los movimientos del rival. Y todo ello en breves lapsos de tiempo. No destaca en cambio en otras habilidades cognitivas: ni la lingüística ni la comunicación”.

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