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Pedro desgaja a Las Palmas

El atacante del Zaragoza define con su fútbol de salón la ida del ‘playoff’ de ascenso

Jordi Quixano
Pedro celebra su gol a Las Palmas, en la Romareda.
Pedro celebra su gol a Las Palmas, en la Romareda.JAVIER BELVER (EFE)

Al Real Zaragoza le va la marcha y las gestas homéricas. Así lo expresó ante el Girona en la semifinal del playoff de ascenso con una remontada histórica y así lo subrayó ante Las Palmas, equipo con más fútbol que puntería y contundencia en La Romareda, víctima de Pedro y sus travesuras.

Acusó de inicio el Zaragoza la sobreexcitación que generaba la grada, incluso la fogosa ciudad, con la imprecisión en el pase como saludo y las pérdidas de posición como castigo. No componía fútbol y se lo hacía notar Las Palmas, rico en recursos y avispado en la lectura del encuentro. Por lo que tan pronto presionaba con fiereza cuando el equipo de Popovic movía el esférico en la sala de máquinas y salía a la contra, como imprimía pausa a la circulación cuando sacaba el balón desde la raíz. Libreto de dos caras que exprimió la velocidad y el quiebro de Roque Mesa por el costado derecho y que desnortó al rival para cebarse en Cabrera y explicar que el Zaragoza no tiene grises ni matices, sino que resbala de lo lindo para recomponerse a la grande.

R. ZARAGOZA, 3 – LAS PALMAS, 1

Zaragoza: Bono; Fernández, Vallejo, Mario, Cabrera (Jaime Romero, m. 27), Rico; Pedro, Ruiz de Galarreta (Basha, m. 60), Dorca, Eldin (Javi Álamo, m. 71); y William José. No utilizados: Alcolea; Rubén, Lolo y Natxo Insa.

Las Palmas: Lizoain; David Simón, David García, Aythami, Ángel; Hernán (Valerón, m. 65), Javi Castellano; Roque Mesa (Asdrúbal, m. 76), Viera (Momo, m. 85), Culio; y Araujo. No utilizados: Casto; Nauzet, Marcelo y Dani Castellano.

Goles: 0-1. M. 19. Viera resuelve un error defensivo rival. 1-1. M. 40. Rico cabecea un centro de Pedro. 2-1. M. 48. Pedro define dentro del área. 3-1. M. 75. William José, desde dentro del área.

Árbitro: Piñeiro Crespo. Mostró la cartulina amarilla a William José, Ruiz de Galarreta, Araujo y Culio.

La Romareda. Unos 34.000 aficionados.

Si Whalley, portero suplente, regaló con una pifia el primer gol al Girona en la semifinal, Cabrera hizo lo propio anoche. El defensa se durmió en el pase hacia atrás y la presión de David Simón validó que su compañero Araujo recuperara el esférico, ya dentro del área, y mezclara con el propio Simón para que se la cediera a la llegada de Viera, elegante en la zancada y afinado en la definición porque le coló el esférico por debajo de las piernas a Bono. El tanto, en cualquier caso, serenó al Zaragoza, que retocó el sistema para desolación de Cabrera (pasó del 5-4-1 al 4-2-3-1) y recuperó su versión más agresiva explicada en los extremos Eldin –remató demasiado cruzado una asistencia de William José- y sobre todo Pedro, que a la que entró en contacto con el balón cambió la partitura del duelo. Suyos fueron dos disparos que repelieron las piernas rivales y suyo fue el córner que, en segunda instancia, acabó en el gol del empate. Resulta que la zaga despejó el esférico, Pedro lo recogió en la línea de fondo y puso un centro templado al área chica, donde Rico se impuso en el salto para entusiasmo de una Romareda que alimentó la esperanza.

Sin pausa y con algún accidente de más –a Ruiz de Galarreta se le salió el hombro, después recolocado-, el duelo mantuvo la intensidad propia de una final, idas y vueltas, todo un correcalles que beneficiaba al Zaragoza por más que Roque Mesa siguiera con su discurso de eslalon y remate, desarticulado en cualquier caso por Bono. No ocurrió lo mismo en el área opuesta porque Jaime desbordó por la derecha y puso un centro envenenado que Lizoain sólo acertó a despejar; balón huérfano que se apropió William José, pase hace atrás y definición de Pedro a la red.

Prosiguió Las Palmas con sus triangulaciones y fútbol de mezclas, toda una golosina para los ojos, pero se perdió en la zona caliente y no conectó con Araujo del mismo modo que Valerón tampoco fue el revulsivo necesario. Por lo que se estiró el Zaragoza y en una jugada aislada de Javi Álamo y un nuevo mal despeje de Lizoain –en consonancia con la ingenuidad de la zaga- habilitó el remate de William José, el tanto que otorga una ventaja notable al equipo blanquillo en la eliminatoria y que entroniza a Pedro, vitamina pura de fútbol.

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