_
_
_
_
_

“Le hemos reventado, sin porra me he quedado, le he pegado un palizón”

Las conversaciones de WhatsApp de los menores detenidos por el 'caso de Jimmy' les vinculan a las agresiones, pero la fiscal les dejó en libertad por falta de pruebas

Patricia Ortega Dolz
Uno de los menores detenidos, con capucha y una barra blanca.
Uno de los menores detenidos, con capucha y una barra blanca.

Nadie parece culpable de la muerte del hincha del Riazor Blues, Francisco Javier Romero Taboada (Jimmy). El mundo entero pudo ver su apaleamiento a través de los vídeos y las imágenes tomadas por los testigos. La policía ha detenido —en tres fases— a más de cien personas, en el marco de la llamada Operación Neptuno, presuntamente implicadas en la macrorreyerta del 30 de noviembre pasado entre ultras del Deportivo de La Coruña y del Atlético de Madrid. Sin embargo, ni el juez —el cuarto que lleva el caso— ni la fiscal de menores han considerado suficientes las pruebas inculpatorias presentadas.

Más información
19 nuevas detenciones por la ‘macrorreyerta’ del Manzanares
Así se atrapó a los agresores del ultra del Riazor Blues
Tres ultras a prisión por homicidio

El primero puso en libertad el 21 de mayo a los cuatro presuntos homicidas que estaban en prisión por considerar que había “dudas” en la identificación de la víctima a la que agredían. No veía claro si era Jimmy o el otro hincha gallego arrojado al río que no murió, pero tampoco ha solicitado más pruebas —de momento—. La policía ha insistido en que “se trata del mismo grupo agresor” en ambos casos, minuciosamente identificado en su momento. Este jueves el magistrado dejó en libertad también a 16, de los 19 arrestados este miércoles, por considerar “insuficiente” el hecho de que “pasaran por allí” como constatan las geolocalizaciones de sus teléfonos.

Los mensajes

P.O.D.

- A.C.G (17 años, a las 9.26 horas, 30 de noviembre de 2014): "Le hemos reventado, sin porra me he quedado".

- I.C.C. (17 años, tras la reyerta): "Al que ha muerto, al muy subnormal, le han pillado y le han reventado botellas en la cabeza y nos hemos pirado". "El puto respeto que nos hemos ganado hoy, somos putos dioses"

A los tres restantes, menores de edad, los dejó en libertad el mismo miércoles la fiscal de menores “por falta de pruebas”. Sobre dos de ellos pesaban sendas acusaciones de homicidio. Sus conversaciones de WhatsApp —contenidas en el sumario y a las que tuvo acceso EL PAÍS— muestran, en cambio, su participación en las brutales agresiones.

“Le hemos reventado, sin porra me he quedado, le he pegado un palizón a uno”, le escribe A. C. G. a su novia a las 9.26 del 30 de noviembre, unos 30 minutos después de la multitudinaria pelea, y cuando él todavía contaba 17 años —cumplió 18 en marzo —.

En la misma conversación, de madrugada, le cuenta a la chica que iba a ir a pegarse a la mañana siguiente, que pensaba llevar puesto “el North Face, braga y gorra” y que esperaba que no le pasase nada. Horas después de la trifulca, hacia las 12.00, ella le busca preocupada porque ha visto en la televisión que “hay uno del Depor que ha muerto”, en referencia a Jimmy, cuya autopsia reveló que murió por un traumatismo craneoencefálico. Él no le responde. A las 15.10 el chico por fin contesta: “Ni idea de qué ha pasado, llevo toda la mañana estudiando y no he podido ir al fútbol, estate tranquila, el estudio ha ido muy bien”. Pero en las fotografías se le ve —con la indumentaria que dijo que llevaría— en la riña, con una defensa extensible en la mano.

El puto respeto que nos hemos ganado hoy, ahora mismo somos como los putos dioses

El otro menor acusado de homicidio, I. C. C. de 17 años, manda también mensajes de texto y de voz el día de autos. En ellos le reconoce a un amigo: “Sí, tío, hemos tirado a tres [al río], se nos ha ido”. Y en mensajes de voz, le explica lo sucedido: “Los pequeños teníamos que vigilar, a las 9.00 vamos en plan todos en grupo, 150 tíos vestidos de North Face. Todos gritando. Y cuando ellos ya estaban en el puente, hemos empezado a gritar ¡Atlético Fans Hooligans!, acercándonos a ellos… Nos han empezado a disparar cohetes, bombas de humo y todo, y nada, hemos salido corriendo a por ellos… Y el primero que nos ha venido, entre tres ha ido al puto río, pero ese no ha sido el que se ha muerto. El pavo que creo que ha muerto, creo que se ha colgado del bordillo del paseo, se le veían las manos tío, entonces al muy subnormal le han pillado y le han empezado a reventar botellas en la cabeza, en plan que se ha quedado sin conocimiento, y ya se ha caído al río. Y nos hemos pirado…”. Y continúa: “Nos hemos metido en un bar, desde las 9.00 hasta las 10:30, que ha entrado un furgón de nacionales. Nos saca a todos fuera, yo he ido corriendo a esconder la porra en el baño y luego la han pillado, no he dicho que era mía, pero vamos, que ha estado muy basto. El puto respeto que nos hemos ganado hoy, ahora somos como los putos dioses. Los mayores dándonos la enhorabuena, en plan que cojones le habéis echado, vamos, que bien, entretenida la mañana”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_