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Serbia levanta su primer Mundial sub-20 tras imponerse a Brasil

El combinado dirigido por Veljko Paunovic logró el 1-2 final en el minuto 118 El título llega 28 años después de la coronación en Chile 87 de la mítica selección de Yugoslavia de Suker y Prosinecki

Agencias
Nueva Zelanda -
La selección sub-20 de Serbia celebra el Mundial
La selección sub-20 de Serbia celebra el MundialMICHAEL BRADLEY (AFP)

Nemanja Maksimovic, centrocampista del Astana, otorgó a Serbia el título mundial sub-20 en Nueva Zelanda y frustró el sueño de Brasil de obtener el hexacampeonato e igualar con Argentina. Maksimovic rubricó, a dos minutos del final de la prórroga, al culminar un rápido contragolpe, el espectacular trabajo como equipo del bloque balcánico ante un cuadro brasileño que no pudo hacer valer su superioridad técnica. El encuentro respondió a los planteamientos previstos. Brasil ejerció el control, con porcentaje superior al 60 por ciento en la posesión del balón, ante un conjunto serbio bien armado, muy solidario en el trabajo, serio atrás, que aguardaba el momento para salir con velocidad a la contra en busca de Ivan Saponjic.

Los jugadores de Veljko Paunovic, cuya carrera como futbolista discurrió en su mayoría en varios clubes de España, se fajaron con todo ante un cuadro brasileño que ejerció de favorito, con nuevas promesas llamadas a brillar. Este conjunto serbio demostró en este Mundial de Nueva Zelanda que es capaz de salir airoso en la contrariedad y de emerger en situaciones extremas para hacer historia y plantarse en la lucha por el título 28 años después de aquella mítica selección de Yugoslavia, que se coronó campeona en Chile'87 de la mano de grandes jugadores como Davor Suker, Robert Prosinecki, Zvonimir Boban o Predraj Mijatovic. Y en la final no podía ser menos. Su instinto de supervivencia en Nueva Zelanda le dio para complicarle la vida a su rival pese a las buenas formas de la escuadra que dirige Rogerio Micale, que había guiado a Brasil por novena vez a una final mundialista sub-20. Y al que a la postre superó.

Aunque de entrada tuvo atrevimiento ofensivo Serbia, con un par de centros desde la izquierda que no encontraron rematador, no tardó en conceder la iniciativa a los brasileños, que disfrutaron de tres opciones para adelantarse en el marcador en el primer periodo. Predrag Rajkovic, meta del Estrella Roja, en cambio, impidió que fructificaran los tiros de Jean Carlos, delantero del Real Madrid, y de Gabriel Jesús, figura del Palmeiras, mientras que un disparo de un activo Joao Pedro salió muy cerca del poste izquierdo. Serbia estuvo muy cerca de encontrar el premio a su esfuerzo en la prolongación del primer periodo. Un córner muy bien ejecutado, con un movimiento táctico perfecto, acabó en la cabeza de Sergej Milinkovic, cuyo remate lo detuvo muy atento en la misma línea el portero Jean.

El paso por los vestuarios no modificó apenas el panorama, aunque si cabe Brasil intensificó su dominio y de entrada tuvo una magnífica oportunidad en las botas del capitán Danilo, del Sporting Braga luso, pero su disparo se marchó ligeramente alto. Paunovic, no obstante, consiguió que su equipo no se resquebrajara. Serbia mantuvo la concentración y la solidaridad en labores de contención y Brasil sentía que cada ataque era como superar un campo de minas. Además, Brasil tampoco podía relajarse de vuelta por el talento que atesoran algunos de estos jugadores de la remozada y talentosa escuela balcánica, cuyas virtudes se refuerzan por el esfuerzo colectivo y la fe. Tras un aviso en el que el lateral Milan Gajic obligó a Jean a lucirse, una acción similar que pasó otra vez por las botas del talentoso Andrija Zivkovic terminó en la derecha del área en las botas de Nemanja Maksimovic, quien centró y le puso un balón perfecto a Stanisa Mandic para que rematara a placer. Habían pasado 572 minutos desde que Brasil encajara su último gol en este Mundial (no le habían batido desde el segundo partido de fase de grupos ante Hungría, m. 8, Bence Mervo), y ocurría en un momento más que delicado y clave. Serbia tocaba la gloria y a Brasil le tocaba remar contracorriente. Para su fortuna, el talento es infinito y, casi de inmediato, encontró el de Andreas Pereira, que había saltado al campo poco antes.

El jugador del Manchester United, belga de nacimiento e hijo del futbolista brasileño Marcos Pereira (fue internacional con los diablos rojos en sub-17 y sub-18), firmó el empate tras una bella y magnífica acción individual que culminó con un disparo cruzado al que no pudo responder Rajkovic. En cambio, el arquero serbio sí que estuvo acertado para evitar que Brasil se adelantara en el tiempo de prolongación en un lanzamiento de falta ejecutado por el propio Andreas Pereira, con lo que mandó la final a la prórroga, la cuarta seguida para la selección balcánica. Ahí volvió a manejarse como en eliminatorias precedentes. Hubo ocasiones por ambos bandos, pero el que dio el golpe definitivo fue Maksimovic a dos minutos del final, al culminar por bajo un contragolpe de libro muy bien llevado por sus compañeros. Brasil por entonces estaba volcada en el área del cuadro serbio, que, al límite en el apartado físico, parecía que nada más que esperaba a los penaltis. Nada que ver. Estaba agazapado para dar el golpe de gracia a la final y hacerse con el primer título bajo su actual denominación.

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