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FINAL DE LA LIGA ENDESA | PÓQUER HISTÓRICO DEL MADRID
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El Real Madrid de baloncesto, un proyecto ejemplar

Pablo Laso frente al banquillo madridista en un partido ante el Efes Istanbul.
Pablo Laso frente al banquillo madridista en un partido ante el Efes Istanbul.Getty

El Real Madrid ha completado la temporada perfecta. Lo ha ganado todo y de forma contundente. Su rendimiento ha sido bueno en los entretiempos y extraordinario cuando se han dirimido los títulos. La respuesta a la altísima exigencia competitiva ha sido inmejorable y ha entrado para siempre en la historia de un club con mucha historia. El éxito es de unas proporciones mayúsculas, por lo que no viene mal rascar en busca de sus causas principales.

Lo primero y fundamental es que la doble conquista de las coronas europea y española en poco más de un mes no ha sido producto de la casualidad, ni de una alineación astral. Para entender lo ocurrido en este curso hay que remontarse cuatro años atrás, cuando la sección estaba hecha unos zorros, Messina había fracasado a lo grande y la negativa de nombres más ilustres posibilitaron que el Madrid se decantase por Pablo Laso como nuevo técnico. ¡Bendito día aquel! Porque con la llegada de Laso, se puso en marcha una idea, un plan basado en dos pilares fundamentales. El protagonismo de los jugadores españoles y un estilo de juego rápido, dinámico y atractivo para el espectador. Con lo primero se hacía frente al problema de la identificación, muy dañada cuando de año a año se cambia media plantilla. Con lo segundo se entroncaba con el tipo de baloncesto que caracterizó al Madrid en sus mejores épocas. Ninguna de estas dos cuestiones ha sido negociable, ni siquiera en el peor momento de la travesía, cuando tras la derrota ante Maccabi en la Euroliga 2014 perdió la liga frente al Barça. Cierto que la silla de Laso tembló un poco, pero hubo la suficiente cordura como para tocar la chapa y pintura y dejar el motor intacto.

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En este camino de cuatro años se ha ido poco a poco, sin atajos, sudando cada peldaño. Primero se ganó la Copa del Rey, luego la Liga, y después de dos intentos fallidos, la soñada Euroliga. Nada ha sido casual, sino como consecuencia de un proyecto que ha sido capaz de evolucionar para bien año tras año. Mención especial merece la gestión del verano pasado y la lectura de las carencias que habían impedido, en una temporada donde el juego fue excelso, alcanzar la cima. Y se llegó a la conclusión de que a costa de perder algo de brillo, había que traer un poco de lo que Nocioni denominó rusticismo. Gente como el argentino o Ayón, que diesen el plus guerrero y competitivo que faltaba. Acertaron de pleno.

En estos cuatro años se han tenido las cosas casi siempre claras, se ha mantenido la apuesta el tiempo razonable para que madurase hasta alcanzar su mejor rendimiento y, a la hora de los análisis, el resultado no siempre ha sido el único juez. En un club donde en su orilla futbolera se funciona como si no hubiese otro credo que este, tiene mucho mérito. Por cierto y aunque sólo fuese por una vez, no estaría de más que se tomase nota en las altas instancias del Madrid y comparasen sus modus operandi en un deporte y en otro, y las consecuencias que trae cada uno de ellos.

Y es que cuando las cosas se hacen bien durante el tiempo suficiente, aumentan las posibilidades de obtener la recompensa deseada. Ahí queda la machada de Juan Carlos Sánchez, Alberto Herreros, Laso, los jugadores y todos los que han intervenido en este proceso que ha llevado al Madrid baloncestístico del cero al infinito en cuatro años. Títulos en las vitrinas, juego ejemplar, afición entregada y orgullosa. Ideas, estilo, paciencia, trabajo, talento. Mucho proyecto, nada de ventoleras.

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