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Muere el padre de Maradona

Don Diego fallece a los 87 años; era una obrero que ayudó a su hijo a dedicarse al fútbol

Alejandro Rebossio
Diego Maradona y su padre 'Don Diego', en 2012.
Diego Maradona y su padre 'Don Diego', en 2012.JUAN MABROMATA (AFP)

La casa que era de los Maradona sigue siendo pobre en un barrio pobre. De paredes azules, descascaradas, en Villa Fiorito, en la periferia de Buenos Aires, allí juntan y separan residuos unos ‘cartoneros’ (recolectores informales de basura), al igual que muchos de sus vecinos. Allí don Diego Maradona crió a sus ocho hijos, incluido el quinto, su primer varón, Diego Armando, uno de los mejores futbolistas de la historia, el que logró que su familia saliera de la pobreza. Don Diego, que hizo muchos esfuerzos para que El Pelusa pudiera a sus entrenamientos como canterano del Argentinos Juniors, falleció este jueves a los 87 años en Buenos Aires.

"Se fue en paz. Estuvimos todos los hijos a su lado”, declaró el campeón del Mundial México 1986 y exseleccionador de su país. Ana, Rita, María Rosa, Liliana, Diego Armando, Raúl, Hugo y Claudia son los hijos que tuvo con Dalma Franco, doña Tota, que había fallecido en 2011. Don Diego había nacido en 1927 en Esquina, un pueblo de la provincia de Corrientes, en el noreste de Argentina. Allí se casó con doña Tota. Pero como transportando pasajeros en una barca ganaba muy poco y por eso de joven se marchó con su esposa a Villa Fiorito, entonces poco poblado suburbio vecino al pestilente y contaminado Riachuelo. Allí tuvo a sus hijos, incluido El Pelusa en 1960.

Don Diego regentaba un campo de fútbol en Villa Fiorito y allí dirigía al Estrella Roja, un equipo de adolescentes del barrio al que se sumó su hijo aunque era solo un niño. Pero Diego Armando ya se destacaba de pequeño en Los Cebollitas, otro club barrial. Su padre lo llevó al Argentinos Juniors, de Primera División, donde comenzó como canterano a los 12 años. Desde Villa Fiorito hasta el barrio porteño de La Paternal había un largo recorrido en autobús. A su padre, que entonces trabajaba como obrero en una fábrica química, le costaba mucho pagarle el billete.

Don Diego acompañó a su hijo en sus gestas futbolísticas y en sus recaídas con la droga

"Mi papá iba a trabajar a las 4 de la mañana, todos los días”, recordaba una vez Diego Armando en el canal TyC Sports. “Yo me entrenaba miércoles y viernes, y recuerdo que los ‘colectivos’ (autobuses) venían llenos porque la gente volvía de trabajar. Entonces él se agarraba del pasamano y yo me metía ahí abajo. Se recostaba sobre mí y dormía tan profundamente que lo tenía que despertar yo. Como me siento orgulloso de mi mamá, que le dolía el estómago todas las noches para que nosotros pudiéramos comer, también me siento orgulloso de mi papá, quien siempre me dio la oportunidad de jugar al fútbol, pese a todas las dificultades del mundo. Había meses que tenía que ir a pedir plata para poder pagarme el ‘colectivo’ para que yo pudiera entrenarme. La vida del futbolista no es fácil, lo único que cuenta es la familia", decía entre lágrimas el astro del Boca Juniors, el Barcelona, el Napoli, el Sevilla y el Newell’s Old Boys, de Rosario.

Don Diego acompañó siempre a su hijo, tanto en sus gestas futbolísticas como en sus crisis por las adicciones a la cocaína y el alcohol. En el último año había sido ingresado tres veces, la última, a principios de junio, por afecciones respiratorias y coronarias. Apenas hace tres semanas en una clínica privada de Buenos Aires, Maradona y su novia Rocío Oliva viajaron desde Dubái, donde el exfutbolista trabaja como embajador deportivo de Emiratos Árabes, a la capital argentina. Entonces pidió a sus seguidores que rezaran por su padre. Este jueves les agradeció a ellos y a los profesionales de la clínica. Allí estuvo con sus hermanos, su exesposa Claudia Villafañe y las dos hijas que tuvo con ella, Dalma y Gianinna.

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