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Salvo y Rufete dejan el Valencia

Ninguneados por Nuno y Lim, el presidente ejecutivo y el mánager general deportivo deciden abandonar el club de Mestalla

Peter Lim es dueño del Valencia en gran parte gracias a Amadeo Salvo. El entonces presidente desde junio del 2013, hizo de ariete ante las instituciones y acreedores. Convenció a todo el valencianismo de que la llegada del magnate de Singapur a la entidad che sería el maná para el devaluado club y una buena nueva para una ciudad sumida en la crisis económica e institucional, con la corrupción instalada en la clase política dirigente. El ánimo incansable de Salvo puso en el trono a Lim. Como pago a tales servicios, el nuevo dueño del Valencia le ofreció el cargo remunerado de presidente ejecutivo del club. Un puesto que en apenas ocho meses se ha demostrado que era meramente ornamental, y que ahora se dispone a dejar. La situación parece irreversible. Si nada lo remedia, con Salvo abandonará también el barco Rufete, el mánager general deportivo, un título rimbombante sin apenas poder de decisión al igual que el de Salvo. El Valencia, tras la felicidad de su regreso a la Champions, vuelve a ser el club de los líos de los últimos tiempos.

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La marcha de Salvo y Rufete deja en un puesto plenipotenciario al entrenador Nuno Espirito Santo, amigo de Peter Lim y de su representante, Jorge Mendes, figura cada vez más presente en los designios del Valencia. Es el triunvirato que decide la política de fichajes, la mayoría del séquito de Mendes y su empresa Gestifute, de la que a su vez es socio participativo Lim. El detonante de la forzada dimisión de Salvo y Rufete comenzó a fraguarse dos semanas atrás. Mientras el presidente ejecutivo y el director deportivo cocinaban el fichaje del belga Imbula del Olimpique de Marsella, Nuno, Lim y Mendes apostaron por el brasileño Rodrigo Caio, operación abortada a última hora por los servicios médicos del Valencia que desaconsejaron su contratación. Al parecer, para el Atlético de Madrid no es un problema y está negociando con el central del Sao Paulo.

El final de Amadeo Salvo y Rufete lo predijo un año atrás Juan Antonio Pizzi. Sin llegar a ser propietario del Valencia, Lim ya manejaba el futuro del club de Mestalla. El técnico argentino fue renovado como entrenador che y posteriormente despedido. “Entiendo que hayan tenido que privilegiar la decisión del nuevo dueño antes de lo que ellos querían”, sentenció el exdelantero del Barça. “Rufete está condicionado por decisiones superiores a su puesto, que vienen de arriba”, redundó Pizzi. El Valencia y no Lim, tuvo que indemnizar con 1,5 millones de euros a Pizzi por su no continuidad. El singapurense confiaba en Nuno, representado por su camarada Mendes. La relación entre Nuno y Rufete fue nula desde el principio. Junto al mánager general deportivo se pueden marchar la mayor parte sus colaboradores, entre ellos Fabián Ayala. Lo único que les mantendría en su puesto es el sueldo. Por si no quedaba claro, quién manda en el Valencia es Peter Lim y sus amigos Nuno y Mendes.

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