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EE UU vence con pasividad a una Honduras emocionante

El equipo hondureño planta cara con coraje al favorito, que se lleva el partido (2-1) a base de paciencia y defensa

Pablo Ximénez de Sandoval
Clint Dempsey cabecea el segundo gol de EE UU.
Clint Dempsey cabecea el segundo gol de EE UU.AFP

Al tiempo que el equipo femenino de fútbol de Estados Unidos celebraba la Copa del Mundo por las calles de Los Ángeles, California, el equipo masculino debutaba este martes en la Copa Oro con la misma responsabilidad de responder a su condición de favorito. Una selección de Honduras que se vació en el campo estuvo a punto de amargar el debut. La victoria de EE UU (2-1) le da a sus aficionados la tranquilidad con la que esperan pasar la primera fase, pero les dejó también con muchas dudas sobre la supuesta capacidad para imponerse a cualquier selección que no sea México.

Estados Unidos acoge esta edición de la Copa Oro de la Concacaf (Norteamérica, Centroamérica y caribe) con la confianza de renovar su título de 2013. Las apuestas no dudan en situarlo como campeón de un grupo que comparte con las selecciones de Honduras, Panamá y Haití. El equipo de Jurgen Klinsmann se consagró como una selección competitiva de clase media capaz de meter en problemas a cualquier equipo europeo o americano en la pasada Copa del Mundo. Estados Unidos ha ganado la Copa Oro cinco veces, frente a seis de México.

Pero Honduras nunca aceptó su papel de sparring del favorito y anfitrión. Anthony Choco Lozano avisó a los dos minutos de que el partido se podía complicar de manera importante para Estados Unidos solo con que el equipo de Honduras consiguiera hacerle llegar la pelota medio limpia cerca del área. El orden y la tranquilidad que Klinsmann ha dado a EE UU se vio sorprendido en los primeros minutos por unos hondureños que salieron decididos a ganar todas y cada una de las carreras del partido, útiles o no.

Klinsmann insiste en que en el fútbol es importante no desesperarse, no perder la cabeza. Mientras, Pinto había declarado antes del partido que Honduras, al menos, iba a ganar en actitud. Las palabras se tradujeron en hechos desde el primer minuto. A los cinco minutos Honduras había tirado dos veces a puerta y a los 10, John Brooks, jugador clave en el cierre defensivo de EE UU, ya tenía una tarjeta amarilla. Al rato, el héroe de EE UU estaba siendo el portero Brad Guzman (Aston Villa), que tiene la responsabilidad de hacerse con el puesto tras el legendario Tim Howard.

En esta situación, Estados Unidos obtuvo su premio en una carambola. Un rebote en el área tras una excelente parada de Donis Escober que encontró la cabeza de Clint Dempsey. Minuto 24 y los esfuerzos de Honduras ya amenazaban con desfondar al equipo antes de tiempo sin haber logrado ventaja alguna que le permitiera resistir la segunda parte. Honduras se veía a la media hora de partido perdiendo sin haber bajado los brazos un segundo. Un último disparo rabioso de Andy Najar antes del pitido fue un excelente resumen de la primera parte.

A la hora de juego, Klinsmann retiró al delantero Altidore, enredado en exceso ante la defensa hondureña, por Chris Wondolowski. Estados Unidos daba sensación de poca potencia en el ataque comparado con Honduras. La paciencia de EE UU no parecía tener detrás una idea de juego que la sostuviese. Una jugada a balón parado en el 63 y un remate de cabeza de Dempsey, inexplicablemente solo, dieron a EE UU el segundo gol definitivo.

Honduras demostró, sin embargo, que la capacidad de EE UU para hacer goles quirúrgicos con pases al área no siempre le va a ser suficiente. El tanto de Honduras fue un golazo de Carlos Discua, en el primer balón que tocaba al minuto de salir al campo. No hizo más que concretar lo que el equipo venía haciendo todo el partido y siguió haciendo hasta el final. Como ese pudieron haber entrado otros dos.

Estados Unidos bajó los brazos en los últimos 20 minutos, sin ideas y sin capacidad para avanzar ante una Honduras que, contra todo pronóstico, a esas alturas no se había cansado de correr. Todavía llegaría un fallo a puerta vacía en el 81 y un tiro libre en el descuento que ahondaron la amargura de Honduras ante la evidencia de que EE UU les había ganado sin jugar, en un golpe de frialdad y otro de suerte.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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