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México no puede con Guatemala

La selección de Miguel Herrera fracasa ante la defensa centroamericana y jugará su pase con Trinidad y Tobago

Luis Pablo Beauregard
Héctor Herrera cae ante Moisés Hernández.
Héctor Herrera cae ante Moisés Hernández.GARY M WILLIAMS (EFE)

La selección mexicana se ha dado cuenta esta noche de una perogrullada. Guatemala no es Cuba. La goleada 6-0 a los isleños sirvió de muy poco este domingo. El planteamiento del técnico Iván Sopegno fue indescifrable para la delantera del tricolor, que se queda sin marcar por primera vez en una Copa Oro desde 2003. El equipo de Miguel Herrera se ha complicado innecesariamente el pase. Buscará llegar a cuartos el miércoles frente a Trinidad y Tobago, que ya se ha calificado a la próxima etapa de la competición de la Concacaf.

El argentino Sopegno, el técnico chapín, tomó la iniciativa antes de saltar al campo. Removió a cinco titulares que perdieron 3-1 con Trinidad y Tobago y formó una línea defensiva con cinco jugadores que resultó un quebradero de cabeza para los mexicanos. Partió de una premisa simple. México es más fuerte, por lo que tenían que ser efectivos. El esquema funcionó incluso hasta muy avanzado el segundo tiempo, cuando el 10 guatemalteco, José Contreras, fue expulsado. “Sabíamos que teníamos que trabajar lejos de nuestro marco. Con un hombre menos lo hicimos. Estamos felices”, dijo Sopegno tras el juego.

Guatemala es una selección que ha anotado un gol o menos en once de sus últimos doce partidos. Juega con éxito a defenderse. Esta noche en Phoenix solo tuvo el 34% de posesión y tiró tres veces a puerta, frente a los 14 disparos de su oponente. La responsabilidad de atacar recayó sobre el veterano Carlos Pescadito Ruiz, de 35 años.

Menos comprensible fue la estrategia del mexicano Miguel Herrera. Sacó a la cancha un tridente que parecía eficaz. Carlos Vela, de la Real Sociedad, Oribe Peralta, que anotó tres goles frente a Cuba y Jonatan dos Santos, del Villarreal. Pero estuvieron desaparecidos en el primer tiempo. Los balones los acarreaban Andrés Guardado y Héctor Herrera, que una y otra vez se estrellaron contra el muro azul guatemalteco.

El Piojo tardó 80 minutos en enviar a la cancha a Giovani dos Santos, un revulsivo de manual. Cuando saltó al campo, en medio de ovaciones, México vivió sus mejores momentos. Su alianza con Héctor Herrera, que dejó las bandas para atacar por el interior del campo, recordó por qué el Tricolor partía como favorito en el partido. Pero con el reloj en contra poco pudieron hacer.

El técnico se dijo “frustrado” por el resultado y reconoció su error al no sacar a Giovani antes. “Quizá pude haberlo metido en la primera modificación. Pudimos haber arriesgado más con él porque desnivela”, dijo El piojo a Televisa tras el partido. El técnico, muy en contra de su naturaleza, no hizo sangre por los errores del árbitro hondureño Armando Castro. El silbante perdonó a Guatemala un penal a los 15 minutos tras una mano en el área de José Contreras.

México tiene la obligación de ganar a Trinidad y Tobago para pasar a cuartos como primero de grupo. Su verano y su reputación están en juego. 

Empate con sabor a triunfo

JOSÉ ELÍAS, Guatemala

En Guatemala, el empate a cero goles con México ha dejado un sabor a victoria. Más, todavía, cuando el seleccionado chapín jugó los últimos minutos con un hombre menos, frente a uno de los equipos favoritos, ya no para ganar este encuentro, sino para hacerse con el campeonato del torneo.

La prensa especializada local destaca el hecho de que Guatemala nunca se desorganizó, algo que en su debut frente a Trinidad y Tobago no se vio ni por asomo.

La apatía de la afición guatemalteca se explica tras la derrota frente a Trinidad y Tobago (3-1), en un partido que fue calificado por la prensa como “el peor de la era Sopegno”, el entrenador argentino del equipo centroamericano.

El empate devuelve las esperanzas a la afición local, que confía que con un triunfo sobre Cuba –el ‘benjamín’ del Grupo C–, permita a Guatemala pasar a la ronda siguiente y de la desesperanza se ha pasado a un moderado optimismo. El ambiente festivo es evidente en cafeterías, restaurantes y bares donde los aficionados vivieron el partido.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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