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Dos equipos, dos formas de correr

El trabajo colectivo del Movistar contrasta con el individualismo de Majka, quien no se paró para ayudar a su compañero en el Tinkoff Contador, caído

Carlos Arribas
Valverde comparte una bebida con Quintana.
Valverde comparte una bebida con Quintana.LIONEL BONAVENTURE (AFP)

Entre los más de 20 ciclistas que formaron la gran fuga del día había tres Movistar (Izagirre, Herrada y Castroviejo) y dos Tinkoff (Sagan y Majka). Cuando, acabado el terrible y casi interminable descenso (13 kilómetros, 15 minutos con los pelos de punta observando ciclistas trazar líneas sobre la línea estrecha de asfalto que bordeaba la montaña pelada), los del grupo de favoritos (Nibali, Froome, Valverde y Quintana) giraron hacia la izquierda para atacar sin solución de continuidad la ascensión a Pra-Loup, Herrada e Izagirre estaban allí parados, siguiendo órdenes de José Luis Arrieta, el director del Movistar. Inmediatamente se pusieron en cabeza del grupo y dieron todas sus fuerzas para preparar los ataques previsibles de Quintana. Cuando, minuto y medio más tarde, llegó Contador, caído, solo y roto, el culotte dejando a la vista un muslo herido, ningún compañero le esperaba. Cuando se cayó, estaba acompañado por Sagan y Rogers, quienes se pararon inmediatamente. Después de unos segundos, cada uno volvió a montar en su bici (Rogers más tarde) y siguieron bajando. Poco después, Sagan se paró para darle su bici a Contador. El otro fugado, Majka, no esperó. Llegó el 13º de la etapa, a 4m 54s de Geschke, 4m 39s antes que su líder.

Los ataques de Sagan y Majka dejaron a Contador sin gregarios

El asunto revela una cierta falta de cohesión colectiva en el Tinkoff, un equipo cuya alineación y táctica son obra personal del dueño, el millonario ruso Oleg Tinkov. El banquero, que considera el equipo su juguete, lleva todo el Tour jaleando el estilo de pollo sin cabeza con el que el superdotado Sagan ha conseguido el maillot verde de la regularidad y un casi dorsal rojo de combativo, pues, hiperactivo, no ha parado de moverse en todos los terrenos. A Majka, ganador de la montaña y dos etapas en el 14, Tinkov le ha animado para repetir gesta. A Contador le ha dejado sin dos grandes gregarios así.

“Nadie me ha dicho por el pinganillo que se hubiera caído Alberto”, dijo Majka, para justificar su ausencia. “Mentira”, respondió por Twitter la esposa del director del equipo, el holandés Steve de Jongh. “Mi marido puede probar que te avisó”. En una nota de prensa, entrada la noche, De Jongh aclaró que el problema se creó porque a Majka no le funcionaba el pinganillo y no oyó la orden.

Pese a su gran demostración colectiva, y pese a que los chicos del Movistar luzcan orgullosos el casco amarillo de líderes de la clasificación por equipos, Arrieta no era un hombre feliz en la cima de Pra-Loup, donde, debido a las desgracias ajenas (la migraña de TJ, la caída de Contador), Valverde llegó al tercer puesto de la general con cierta holgura (2m 25s sobre el cuarto, el galés Thomas). “¿De qué nos ha valido todo el trabajo, si no le hemos podido sacar ni un segundo al líder?”, se preguntaba Arrieta, quien, pese a todo, no olvida que el objetivo es la victoria final. “Pero no desespero. Nuestro día será Alpe d’Huez. Hoy lo hemos intentado todo, hasta cuando atacó Contador en el segunda, fuimos a por él para que saltara Valverde y dar continuidad a su ataque, pero los Sky no nos dejaron ni un metro”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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