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México elimina a Panamá con el arbitraje como protagonista

El colegiado marca dos penales inexistentes que benfician al Tricolor

Luis Pablo Beauregard
El árbitro Mark Geiger escucha los reclamos de Panamá.
El árbitro Mark Geiger escucha los reclamos de Panamá. ERIK S. LESSER (EFE)

La calificación de México a la final de la Copa Oro no disipó la fuerte decepción que impregnó la noche en el Georgia Dome de Atlanta. El Tricolor, el llamado gigante de Concacaf, ha avanzado de forma inmerecida tras eliminar a Panamá en un juego donde el árbitro fue el protagonista absoluto del encuentro al marcar dos penaltis inexistentes. La selección de Miguel Herrera buscará su séptimo título este domingo frente a Jamaica, que llega por primera vez a una final.

A diferencia del partido contra Costa Rica, donde México había mostrado ambición hasta que una dádiva del colegiado en el último minuto del alargue opacó el esfuerzo, fueron los panameños quienes mostraron la iniciativa durante el encuentro. Hernán Darío Gómez, El bolillo, había mandado al campo un 4-4-2 que los mexicanos no pudieron perforar. Ni siquiera se perdió el orden después del minuto 24, cuando los panameños perdieron injustamente a su delantero Luis Tejeda, que buscó un balón por alto con el brazo extendido. Al defensa mexicano Francisco Rodríguez le bastó un poco de dramatismo para que el árbitro estadounidense Mark Geiger echara a Tejada con una roja directa. Ya pintaba maneras.

La primera mitad fue malagradecida con la vista. Los panameños, que jugaban con diez, fueron cautelosos y guardaban las oportunidades para explotar la velocidad de Armando Cooper, que junto con Alberto Quintero conducían el balón hacia Roberto Nurse, que quedó en punta. Pero eran los mexicanos los que parecían jugar en inferioridad.

Lastrado por cinco lesiones, Miguel Herrera no pudo presentar el cuadro que quiso. Esta noche había sustituido a Yasser Corona, que en los partidos pasados consiguió dar profundidad y salida, con Oswaldo Alanís, que no se acopló al equipo y titubeaba cuando debía salir de tres cuartos de su cancha. El seleccionador lo sacó en cuanto terminó el primer tiempo.

El ajuste no impidió que el esforzado cuadro centroamericano, debe recordarse que jugaba con uno menos, anotara tras un córner en el 56. Román Torres, el central panameño cabeceó el balón, que fue desviado por un defensa mexicano. El gol congeló a los mexicanos, que ya se veían en la final a pesar del sopor de su fútbol.

La catástrofe del equipo mexicano está lejos de su última línea. La delantera lleva sin marcar 280 minutos. El último en hacerlo fue Carlos Vela en el empate a cuatro con Trinidad y Tobago. Desde ese momento el ariete de la Real Sociedad encontró la sequía. El caso lo agrava su mancuerna en el ataque. Oribe Peralta marcó por última a la raquítica selección cubana, en la primera jornada de la Copa Oro.

Los goles han sido responsabilidad del capitán Andrés Guardado, que sigue redondeando un año soñado que incluye la Liga holandesa y los mimos de la afición del PSV, que lo consienten como uno de los grandes de Eindhoven. Fueron sus botines, y los de Jonathan dos Santos, los únicos que entusiasmaron entre tanta aridez a los 70.000 aficionados, la gran mayoría mexicana, que asistieron al domo de Atlanta. Guardado se ha convertido en el máximo goleador mexicano en la competición con cinco goles. Tres de ellos han sido penalties sacados de la chistera de los árbitros de la región.

El penúltimo regalo de la Concacaf a México se presentó en el minuto 88, cuando el partido apuraba una merecida eliminación del Tricolor por su gris fútbol y su falta de carácter. Pero Geiger, el árbitro, vio una mano en una jugada de Torres, que cayó sobre el balón tratando de despejarlo en su propia área. El defensa panameño nunca observó la pelota en su caída. La decisión fue tan escandalosa que convirtió al campo de juego en una bronca que duró 10 minutos y que tuvo varios frentes: las gradas, los banquillos y el césped.

El robo se apoderó de la mente de los panameños, que perdieron la concentración que habían mostrado por más de 90 minutos. Al final del primer tiempo extra Javier Orozco cayó en el área entre dos defensas en una jugada muy apretada. Una de sus piernas se enganchó con las del central y trompicó. El árbitro nuevamente marcó penalti. Y Guardado nuevamente fue el héroe de una victoria desabrida, que sabe más a robo que a esfuerzo.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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