Un golazo y nada más

El partido se resolvió en dos minutos para el Espanyol: lo que tardó Salva Sevilla en firmar el único tanto. Una alegría efímera, porque el partido se convirtió en un tostón. El cuadro blanquiazul le regaló el cuero al Getafe, que nunca encontró los caminos que llevaban al área de Pau. Ni cuando el equipo de Fran Escribà se quedó con 10 hombres por la expulsión de Vergini, el cuadro de Sergio González se acordó de visitar a Guaita. El objetivo no estaba len a portería; estaba en el marcador. Y en un duelo entre la clase media del fútbol, donde el objetivo es sellar la permanencia lo antes posible, el Espanyol dio primero.

Se frotó los ojos la afición blanquiazul en el primer suspiro del partido. Montañés se filtró por el carril del 10 y, medio torpe, Vigaray chocó con el extremo blanquiazul en la media luna. Un caramelo para Salva Sevilla, que acarició el cuero para que se colara en la portería de Guaita. El volante andaluz inauguró el marcador y la tabla de goleadores de la presente Liga. Todo un guiño con la historia, porque en la temporada 1928-1929, la primera del campeonato, el gol inaugural fue obra de otro muchacho blanquiazul, José Pitus Prat, en la victoria del cuadro catalán contra el Real Unión de Irún (3-2).

Una simple anécdota para los libros porque el gol no le sirvió de combustible al Espanyol. Al contrario, pareció un somnífero en las piernas de los blanquiazules. Acumularon distracciones en la zaga que, en cualquier caso, el Getafe no supo capitalizar.

Los azulones malgastaban ocasiones después de dominar el cuero. El partido se jugaba en campo del Espanyol. Inquieto Pedro León, movedizo Álvaro, al Getafe le faltaba el último pase de Sarabia. Hasta la afición del blanquiazul, acostumbrada al sufrimiento, se impacientó con la actitud de sus jugadores. La hinchada del cuadro catalán vio como este verano volaban sus referentes y su ilusión, siempre entre algodones, se tomó una aspirina con la llegada de los jóvenes Gerard Moreno y Asensio. Así, cuando Moreno reemplazó a Salva Sevilla, la ovación fue para el retorno del canterano.

En cambio, de Asensio no hubo noticias en Cornellà. Sergio González optó por cuidar el resultado y cuando a Caicedo se le acabó la gasolina, el técnico mandó al campo a Cañas. Un trivote para recuperar fuego en el medular, olvidado como estaba el Espanyol a esas alturas del encuentro de que existía la portería de Guaita. Le salía todo mal al Getafe, inocente en defensa (Vergini vio la segunda amarilla con una falta innecesaria en la mitad del campo) y sin puntería en ataque. Álvaro Vázquez erró un gol sin portero, cuando sólo tenía que empujar el cuero a la red. La suerte estaba echada del lado del Espanyol, que le había bastado con golazo de Salva Sevilla.

Hasta la afición del blanquiazul, acostumbrada al sufrimiento, se impacientó con la actitud de sus jugadores