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Duda existencial en el Barça

Ter Stegen y Bravo rivalizan como porteros a pesar de que sus características son opuestas: el chileno representa al meta clásico y el alemán al moderno

Ramon Besa
Bravo y Ter Stegen, en un entrenamiento del Barcelona.
Bravo y Ter Stegen, en un entrenamiento del Barcelona. Toni Albir (EFE)

Aseguran quienes buscan motivos para explicar la salida de Zubizarreta en enero pasado como secretario técnico del Barça que su relación con Messi se había deteriorado desde que no renovó a Pinto. El mando del 10 en el vestuario se aprecia en detalles aparentemente tan imperceptibles como el del portero suplente, un papel que el gaditano, amigo del argentino, cumplía sin ninguna queja en tiempos de Víctor Valdés, un guardameta, por otra parte, tan rotundo en el marco como puñetero por sus manías y gustos, sobre todo en cuanto a sus preparadores y competencia en el arco del Camp Nou.

El anuncio de la salida del guardameta internacional del Camp Nou precipitó los acontecimientos y Zubizarreta aprovechó la coyuntura para fichar a Ter Stegen y después a Bravo, recomendado curiosamente por Unzue, hoy ayudante de Luis Enrique y el mismo que siendo entrenador de porteros azulgrana le quiso contratar como segundo de Valdés.

Las maneras del alemán recordaron enseguida la personalidad de Valdés. Ambos se muestran muy seguros de sí mismos, al punto que parecen arrogantes, y son tan intervencionistas que a menudo funcionan mejor como origen del juego que como punto final, sobre todo por su capacidad para jugar con los pies, precisos en el golpeo, a gusto en el mano a mano, especialmente valientes, incluso un punto temerarios, como se precisa para defender un puesto muy delicado en el Barcelona.

La mayoría de la plantilla parecía sentirse cómoda con Ter Stegen hasta que se lesionó en la pretemporada y provocó el debut de Bravo en la Liga. La respuesta del chileno fue extraordinaria: encajó 19 goles en 38 partidos, en 23 ocasiones dejó su marco a cero, batió el récord de imbatibilidad de un histórico como Artola y ganó el Trofeo Zamora. El colofón a su temporada fue la conquista de la Copa América con Chile por penaltis ante la Argentina de Messi.

Un buen currículo

Igualmente fiable se mostró por su parte Ter Stegen, el portero del Barça campeón de Copa y de la Liga de Campeones. A Luis Enrique le salió perfecta la jugada de alternar a los dos porteros en función de la competición a pesar de que su decisión se anunciaba tan cuestionable como la formar con el tridente Messi, Luis Suárez y Neymar. Mezclaron bien los guardametas y no hubo conflictos de egos en la delantera, autores los tres puntas de 122 goles, de manera que el Barcelona dominó las dos áreas, ganó el triplete y se propuso empezar el curso siguiente con la conquista de las seis copas como ocurrió en la temporada 2009 con Guardiola.

No pudo ser porque venció al Sevilla en la Supercopa de Europa y en cambio perdió la Supercopa de España contra el Athletic. Ter Stegen encajó ocho goles en dos partidos, cuatro en Tblilsi y cuatro más en San Mamés —tomó doce en el total de seis partidos de pretemporada— por uno de Bravo, en el Camp Nou, en el partido de vuelta ante el Athletic.

El verdugo Aduriz

Aduriz batió a Bravo y se ensañó con Ter Stegen por más que quien retrató al alemán fue San José, autor de un gol prácticamente desde medio campo después de un rechace del portero del Barça. La jugada marcó a Ter Stegen, que había recortado 11 días sus vacaciones para mejorar su puesta a punto, decisión que fomentó una cierta rivalidad entre los dos porteros, con la intervención incluso en las redes sociales de la esposa de Bravo.

Al chileno, de 32 años, le avala la experiencia frente a la juventud del alemán, de 23. Bravo es el portero clásico que interviene solo cuando lo requiere la jugada, puntual y habitualmente fiable, decisivo la temporada pasada con paradas muy selectivas. Ter Stegen responde a la figura del guardameta moderno, implicado en el fútbol del equipo, el mejor sucesor seguramente de Valdés. A ambos les encanta el riesgo y se exponen a errores de bulto que se agrandan por su carácter engreído y competitividad extrema.

Un año después la duda existencial se mantiene en el Camp Nou. El Barça vuelve a San Mamés y ni siquiera Luis Enrique sabe quién será el portero en la Liga ni el que disputará la Copa y la Champions. El técnico quiere dispensar a sus guardametas el mismo trato que a cualquier futbolista de campo, expuesto el plantel a las rotaciones, excepción hecha de Messi. “Irá en función de su rendimiento”, ha advertido el entrenador. “El que se alinee en Bilbao no tiene porqué hacerlo en los demás partidos del campeonato ni el otro ser el titular en Europa”.

A nadie le complace más la situción y el partido seguramente que a Zubizarreta porque fichó a los dos porteros del Barça y era el guardameta del Athletic cuando ganó el triplete en 1984, 31 años antes de la Supercopa.

Luis Enrique abre la puerta a los fichajes en enero

JUAN I. IRIGOYEN

Sin Pedro ni Xavi, el Barcelona de Luis Enrique pierde fondo de armario. Sobre todo en la primera parte de la temporada, cuando el conjunto azulgrana no podrá estrenar a sus dos caras nuevas, Arda Turan y Aleix Vidal, que deben esperar hasta enero para debutar por la sanción de la FIFA. Tiene una agenda intensa el Barça en la primera vuelta del curso: visita esta noche San Mamés y viajará también al campo del Atlético, al Sánchez Pizjuán y el primer clásico será en Chamartín. Y al itinerario azulgrana se le suman los compromisos de la Champions y el Mundialito de Clubes en diciembre. En cualquier caso, el Barça deja, en principio, las incorporaciones en stand-by. "¿En el club están buscando concretar un nuevo fichaje?", se le cuestionó ayer a Luis Enrique. "Estamos trabajando y tenemos tiempo. Independientemente de que nos reforzamos o no sabemos que hasta enero no podrá debutar", resolvió el asturiano. Más allá del bloqueo de la FIFA para inscribir a nuevos jugadores, el Barça cuenta con otro inconveniente para contratar futbolistas y que sólo puedan pisar la ciudad deportiva: la masa salarial.

Tras el triplete conquistado el curso pasado, la masa salarial del Barcelona asciende al 73% respecto de los ingresos (el límite recomendado es el 70%). Además, en el club están trabajando en una mejora del contrato de Neymar. El vínculo del brasileño, que llegó al Barça en 2013, finaliza en junio de 2018. La buena noticia para Luis Enrique es que el extremo paulista ya se recuperó de las paperas y completó su primer entrenamiento junto al resto de sus compañeros. “Ha comenzado la pretemporada este sábado y, teniendo en cuenta lo que ha pasado con la enfermedad, su desarrollo marcará cuando puede estar disponible. No me preocupa que tarde más en coger el ritmo. Con las condiciones físicas que tiene seguro que se pone en forma rápida y estará a disposición del equipo pronto”, concluyó el entrenador asturiano.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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