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El Celta derrota a un digno Levante

El conjunto gallego supera a un rival que le plantó cara pese a jugar en inferioridad numérica desde el minuto 4 por expulsión de Simao Mate

Jony disputa un balón con Ghilas.
Jony disputa un balón con Ghilas.MANUEL BRUQUE (EFE)

En el catálogo de desvaríos que puede cometer un futbolista debería figurar en lugar prominente la que cometió ayer Simao Maté cuatro minutos después de estrenarse la Liga en el campo del Levante. En una pugna aparentemente inocua en el círculo central entró al cuerpo a cuerpo con Iago Aspas y perdió el oremus, acabó por pisarle la tibia al delantero del Celta y se acabó en la caseta expulsado por un árbitro que debutaba en la máxima categoría. El suceso marcó el partido y obviamente complicó al Levante, que tuvo que remar 86 minutos en inferioridad numérica ante un oponente del que ya se suponía que le iba a hacer correr tras la pelota. Ganó el Celta, que no jugó bien, se llevó los puntos gracias a un gol que se metió el rival en propia puerta y dispuso del favor del árbitro en otra acción crítica, un tanto mal anulado al equipo valenciano cuando el partido transitaba con empate a cero.

Todo quedó marcado por ese instante de furia de Simao Maté. Su ira obligó a su equipo a reagruparse y bajar líneas varios metros sobre lo previsto. Tampoco se vio excesivamente desbordado el Levante porque supo trabajar bien, en especial una línea de tres en medio campo con José Mari, Verza y Camarasa que se multiplicó para tapar espacios. El Celta estuvo incómodo, sin fluidez ni fútbol por dentro, apenas aliviado cuando la pelota caía por los flancos y advertido de que nada le iba a resultar sencillo cuando a la media hora Deyverson marcó a la salida de un córner. Pero alguien del trío arbitral vio una falta que no existió.

Levante, 1 - Celta, 2

Levante: Rubén; Iván López (Morales, m. 77), Trujillo, Juanfran, Toño; Simao Mate, Verza; José Mari (Casadesús, m. 70), Camarasa (Rubén García, m 81), Deyverson y Ghilas. No utilizados: Jesus Fernández, David Navarro, Roger y Feddal.

Celta: Rubén Blanco (Néstor, m. 85); Hugo Mallo (Guidetti, m. 68), Cabral, Fontàs, Jonny (Planas, m. 90); Augusto, Wass; Orellana, Hernández, Nolito; y Iago Aspas. No utilizados: Sergi Gómez, Radoja, Señé, Bondonga.

Árbitro: De Burgos Bengoetxea. Expulsó a Simao Maté (min. 4). Amonestó a Morales, Jonny, Fontàs y Guidetti

Goles: 0-1. M. 40, Orellana; 1-1, m. 54, Verza; 1-2, m. 76. Iván López en propia puerta.

Nou Estadi. Unos 10.000 espectadores.

Se multiplicó el Levante, que tuvo repliegue y también salida, apoyado en la sutileza de Deyverson y la potencia de Ghilas, que mostró el repertorio que ya había exhibido durante su estancia en el Córdoba. A primera vista el delantero argelino parece sacado de una liga de peñas, pero con el balón en los pies y ya no digamos con espacios es un delantero muy aprovechable, de los que oxigenan a sus compañeros y estiran equipos. Como era previsible la batería se le acabó antes del minuto noventa, pero antes ya había dejado su sello.

Mal que bien el Celta se impuso. Marcó poco antes del descanso, cuando poco había hecho para merecerlo, en una arrancada de Jonny que siendo lateral diestro juega en la zurda y pese a ese hándicap no deja de llamar a las puertas de la selección. Un centro suyo lo aprovechó Orellana para embocar a la red. Fue la primera vez que el Celta subió alguna marcha su deambular, pero pronto regresó a su trantran, a exponer las escasas dosis de oficio que le dieron vida al Levante en acciones a balón parado, justo una de sus fortalezas, también una gran alternativa para un equipo que juega con uno menos. Empató así Verza en un libre directo ejecutado de manera maravillosa y ahí al Celta ya no le quedó otra que lanzarse a por el triunfo. Lo hizo ante un rival que ya empezaba a acusar su generosísimo esfuerzo, pero en el que desde su banquillo jamás se emitieron mensajes destinados a dar un paso atrás. Alcaraz jugó todo el partido con diez jugadores, pero dos de ellos eran delanteros y en el momento de mayor dominio celeste retiró a José Mari para dar entrada a Víctor Casadesús, un futbolista de vocación más ofensiva.

Evidentemente el Celta tampoco se achantó en cuanto a su disposición. Berizzo retiró a un lateral, Hugo Mallo, para nutrirse con un delantero, Guidetti. Llegó el gol y la victoria con una incursión de Orellana en la línea de fondo, que remató de manera defectuosa Iago Aspas pero empujó a la red Iván López de manera involuntaria. Al Celta le favoreció que su técnico, como es costumbre, estuviese remiso en los cambios porque en la recta final se lesionó el meta Rubén Blanco y tuvo la opción de suplirlo. Ya era demasiado tarde para el dignísimo Levante, que aún así murió en el área rival.

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