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Bolt-Gatlin, el asalto a los 200m arranca con un paseo

El jamaicano y el estadounidense afrontan las semifinales, donde también se ha metido el emergente Sani Brown, japonés de 16 años

Carlos Arribas
Gatlin, en el centro, en durante las series de 200m.
Gatlin, en el centro, en durante las series de 200m.Cameron Spencer (Getty)

Pese a lo que digan las apariencias, Justin Gatlin es un gentleman, un hombre de principios que desde el podio en el que recibe la plata de los 100m defiende a su madre, insultada por algún espectador, al que con gestos le dice, “o te comportas como un caballero o sabrás lo que es bueno”. Un amante de la verdad que desde la sala de prensa ha anunciado a los de la BBC que ya no volverá a hablar con ningún medio inglés, ya que todos se empeñan en describirle como el doble dopado esprínter, cuando la primera vez, como todo el mundo sabe, se trataba de un medicamento para su hiperactividad. Gatlin se preocupa en carrera por lo que le sucede seis calles más allá con el japonés Sani Brown, de 16 años, empeñado en no dejarle relajarse como le gustaría en los últimos 50 metros de la serie de 200m, la prueba de la revancha con Usain Bolt.

Las ganas de Brown -segundo tras el norteamericano, que se dejó ir en los últimos metros pese a todo (20,19s)-  para las semifinales de este miércoles (14.00), le hicieron finalmente gracia a Gatlin, quien lo elogió públicamente. “El futuro es suyo”, dijo el norteamericano, quien quizás se acordaría entonces de la primera y última vez que corrió un 200m contra Usain Bolt. Fue la final del Mundial de Helsinki 2005. Ganó Gatlin, de 23 años entonces, la figura del momento que lograba el doblete con el título de 100m logrado cuatro días antes. Bolt era un chaval de 18 años entonces, pero de él ya se había escrito bastante, pues como júnior había batido todos los récords posibles. Le tocó al jamaicano correr por la calle uno, la de la más cerrada curva, una tarea imposible dada la enorme longitud de su zancada. A 50 metros de la meta, sus músculos reventaron. Terminó la prueba andando.

Diez años después, en su serie del martes, Bolt —la personificación del relax y el buen humor en la pista de calentamiento y en las presentaciones: el 200m es su prueba amada, el único sitio en el que está del todo a gusto— también terminó andando los últimos 50m, y lo hizo mirándose en la pantalla gigante del estadio, y lo hizo porque llevaba tal ventaja a los que le seguían que se pudo permitir el paseo (20,28s). “Pero estoy muy cansado”, dijo. “Todavía me duelen las piernas de la final del domingo. Un buen baño de agua helada seguro que lo cura”. La semifinal, la segunda parte del segundo asalto, que seguramente será más seria.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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