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Eurobasket
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un reto mayúsculo

Juanma Iturriaga analiza cuáles van a ser las dificultades para España en este Eurobasket

Sergio Rodríguez y Pau Gasol firman autógrafos en Berlín.
Sergio Rodríguez y Pau Gasol firman autógrafos en Berlín.J.C. Hidalgo (EFE)

Nuestra selección de baloncesto se enfrenta a partir de este sábado a un exigente reto. Muchas cosas están en juego. Un campeonato de alcurnia, la primera y más conveniente oportunidad de clasificarnos para los Juegos de Rio del año próximo y la posibilidad de dejar definitivamente en el olvido el enorme fiasco del año pasado en el Mundial. No va a ser fácil, ni mucho menos. El reparto de dos pasaportes para Brasil ha provocado que la mayoría de jugadores europeos de alcurnia acudan con sus selecciones, por lo que la nómina de deportistas talentosos es amplia.

Para complicarlo aún más, el grupo que le ha tocado a España es el más complicado de los cuatro. Serbia, Turquía, Italia y la Alemania de Nowitzki son cuatro adversarios de cuidado, lo que impedirá cualquier distracción. Y en el horizonte, evitar hasta la final un enfrentamiento contra el gran favorito del torneo, la Francia anfitriona liderada por Toni Parker, un colectivo potente, conjuntado y que desde hace años adoptó el modelo español. Compromiso con su selección, un núcleo de jugadores que llevan unos cuantos juntos y un enorme espíritu colectivo. Vamos, que la travesía se antoja a priori de extrema complejidad.

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Vuelve Sergio Scariolo a la dirección después del fracaso de la opción Orenga —que se ha quedado injustamente como el único malo de la película— y su currículum en los cuatro años que dirigió al equipo anteriormente, donde logramos dos oros europeos y una medalla de plata olímpica, ofrece garantías.

En cuanto a los jugadores, poco debate, pues están todos los que podían estar. De las ausencias con respecto a otras convocatorias —Ricky, Calderón, Navarro, Ibaka y Marc Gasol— la más significativa parece ser la de Marc, pues incide en uno de los aspectos más preocupantes, la falta de contundencia en el juego interior. España presenta un equipo ligero, con un único cinco puro, Hernángomez, todavía en fase de formación. Tal y como se las gastan los grandes aspirantes, con centímetros, kilos y dureza para dar y regalar, la inquietud tiene fundamento. Otro lunar que parece aflorar es la falta de un killer, un tirador de manual, un Navarro en plenitud.

Todo ello incita a pensar que el peso de la competición lo van a llevar entre seis o siete jugadores. El primero, por supuesto, Pau Gasol. Aunque siempre ha sido un jugador determinante, la dependencia parece mayor que nunca. Según ha reconocido Scariolo, jugará muchos minutos de cinco, pero independientemente de su posición y compañeros en pista, resulta casi inconcebible que lleguemos a buen puerto sin un gran torneo de Gasol. Debuta Mirotic, que ofrece posibilidades de juego que antes no teníamos, y luego está la columna vertebral del Madrid, los Sergios, Rudy y Felipe, cuyo juego de memoria alimenta el optimismo. El resto deberá ofrecer minutos de complemento de calidad para no agotar antes de tiempo a la primera línea.

Este sábado comenzamos a lo grande, con una Serbia subcampeona del mundo que tiene un tipo muy listo en el banquillo como Djordjevic y una plantilla a la que no le falta de casi nada. Tengo la impresión que sin ser definitivo ni mucho menos, sí que va a ser un partido de los que marcan tendencia. Abrir el melón y encontrártelo en un buen punto de maduración servirá para ahuyentar temores y aumentar confianzas. La fase de preparación ante equipos de potencial medio no ha dado pistas fiables de cómo está el equipo, por lo que el debut arrojará mucha luz sobre el asunto.

A pesar de las dudas que se arrastran por las bajas, los potentes adversarios y lo ocurrido el año pasado, no debemos de olvidar lo mejor de este grupo, que históricamente ha sido el saber competir. No es la mejor España posible, pero es una España suficiente para afrontar un reto mayúsculo. A la espera que el juego coloque a cada uno en su sitio, no queda más que desearles que la fuerza les acompañe.

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